Habrá una segunda etapa del blanqueo para incentivar el uso de dólares
Además, desde el equipo económico anticipan que serán acompañado con medidas complementarias para recuperar parte de los U$D 300 mil millones que los argentinos guardan fuera del circuito financiero.
El Gobierno busca liberar el uso de dólares no declarados guardados fuera del sistema financiero formal, permitiendo su utilización para consumo sin necesidad de justificar su origen. Es la segunda vez durante la gestión de Javier Milei que se impulsa una iniciativa de este tipo, en un intento por atraer esos fondos a la economía real sin necesidad de enviar un nuevo proyecto de ley al Congreso.
Desde el entorno del ministro de Economía, Luis Caputo, explican que el objetivo es que las personas puedan usar esos dólares -almacenados en cajas de seguridad o en efectivo- para la compra de bienes sin enfrentar obstáculos burocráticos ni sanciones.
Aunque aún no hay una norma publicada, fuentes oficiales reconocen que se trabaja en una flexibilización normativa que permitiría utilizar esos fondos en operaciones como la compra de electrodomésticos, autos, terrenos o activos financieros, sin exigir declaraciones previas. El esquema, según indicaron, implicaría una suerte de "blanqueo encubierto" con un límite de hasta US$ 100.000, el mismo tope que se aplicó en la edición anterior del blanqueo fiscal.
En 2024, el régimen de regularización de capitales había permitido exteriorizar cerca de US$ 20.000 millones, pero no contemplaba el efectivo. Esta nueva fase buscaría corregir ese punto, ampliando el uso de los fondos ya blanqueados y posiblemente extendiendo plazos. De hecho, la Ley Bases contempla la posibilidad de ampliar los alcances del régimen, aunque su instrumentación concreta aún está en análisis.
El argumento detrás de esta estrategia es económico, pero también político: se intenta reforzar la señal de estabilidad del tipo de cambio, estimular el consumo y dar mayor dinamismo a sectores que trabajan con pagos en efectivo. Todo esto ocurre en un contexto en el que el dólar volvió a subir, rompiendo la barrera de los $1.200, y cuando el Banco Central no logra acumular reservas de forma sostenida desde la implementación del nuevo esquema cambiario.
Según estimaciones oficiales, hay unos US$ 300.000 millones fuera del circuito financiero, una masa de capital que el Gobierno quiere atraer, al menos parcialmente, al consumo o la inversión. En paralelo, se busca revitalizar el flujo de depósitos en dólares que, tras el vencimiento del blanqueo anterior, se desaceleró de forma significativa.
Sin embargo, la iniciativa no está exenta de tensiones. Las exigencias de la Unidad de Información Financiera (UIF) para compras en efectivo por montos elevados -que incluyen declaraciones juradas y datos personales- se mantienen, y también persisten los compromisos asumidos ante el Fondo Monetario Internacional (FMI), entre ellos la implementación de las recomendaciones del GAFI para prevenir el lavado de dinero, previstas para septiembre.
Mientras tanto, el mercado sigue de cerca las señales del Gobierno, en particular el impacto que estas medidas pueden tener sobre la demanda de bienes durables, el ingreso de dólares al sistema y el comportamiento del tipo de cambio en los próximos meses.
Que otras medidas podrían ser tomadas
Beneficios fiscales para operaciones realizadas en dólares.
Reducción del impuesto al cheque para transacciones en moneda extranjera.
Incentivos a agroexportadores para liquidar divisas fuera del mercado oficial.
Habilitación de pagos en dólares mediante códigos QR y tarjetas.