Metáforas sin querer
Las palabras y sus usos, la columna de los sábados de la profesora Nené Ramallo.
Todos nosotros hemos estudiado, como figura retórica, la metáfora. Y nos enseñaron a descubrir y analizar esta figura en la poesía y en el lenguaje literario; sin embargo, también en el habla cotidiana usamos metáforas que nos permiten entender mejor algunos hechos y situaciones. A veces, la metáfora se plasma en un refrán, como "En boca cerrada no entran moscas", en que el silencio queda representado por la boca cerrada, mientras que se alude a los conflictos en la figura de las moscas. En otras ocasiones, la metáfora está estereotipada en expresiones conocidas por todos: "Los luceros de tus ojos me iluminan"; "Sus palabras, un rayo de luz en esta noche oscura". "Tu planteo fue el puente para una nueva posición".
Pero, hay muchas palabras que, si se analizan, esconden una metáfora que nos permite entender su valor conceptual. Veamos algunos de estos casos: "No tiene prurito alguno para proceder de ese modo". El término que nos ocupa es, en este caso, 'prurito'; el sustantivo, denotativamente, es el "deseo persistente y excesivo de hacer algo de la mejor manera posible", pero el valor metafórico le viene dado por su significado médico: "Comezón, picazón". Al indicar que una persona no tiene prurito para algo, se quiere significar que no existe nada que le moleste, que impida o "cause picazón" para concretar su accionar.
¿Y qué deseamos expresar al indicar que alguien está 'despabilado' o 'espabilado'? El término proviene de 'despabilar' o 'espabilar' y su valor inicial es "quitar la pavesa del pabilo". Recordamos que el 'pabilo' o pábilo' es la mecha que está en el centro de la vela, mientras que la 'pavesa' es esa partícula que salta de la materia inflamada y que se convierte en ceniza. Se 'despabila 'o 'espabila' una vela o un candil cuando se le quita la parte ya quemada de su pabilo. Entonces, cuando alguien 'se despabila', análogamente, significa que su entendimiento y su ingenio (el pabilo) se avivan y pierden su timidez o torpeza (la ceniza). La acción de quitar esa parte quemada se señala a partir del prefijo negativo 'des-'.
¿Cuál es el valor de 'escrúpulo' cuando afirmamos que una persona actúa 'sin escrúpulos'? Nuevamente, desde su valor etimológico, se ha llegado a otras acepciones que manejamos en el habla actual; "scrupulus" era, en latín, equivalente a "piedrecilla" o "piedrita", puesto que se trataba del diminutivo de "scrupus"= "piedra". De esta palabra latina, que se usaba para nombrar las piedrecillas que solían molestar en los zapatos y que era preciso eliminar, se deriva hoy el primer valor del término, que es "la duda o el recelo inquietantes para la conciencia sobre si algo es bueno o se debe hacer desde un punto de vista moral": ese es el sentido que toma el vocablo en el ejemplo dado. Como se advierte, su valor es metafórico. También lo es la acepción que dice "exactitud o rigor en el cumplimiento del deber o en la realización de algo"; de allí, el adjetivo 'escrupuloso y el adverbio 'escrupulosamente": "El corrector, escrupuloso, revisa cada detalle de la obra".
Así como las piedrecillas o escrúpulos eran pequeños obstáculos que impedían caminar correctamente, en el resto de la vida cotidiana, los escrúpulos pueden constituir un obstáculo para un accionar recto.
¿Y alguien se ha preguntado qué se quiere significar cuando se dice, por ejemplo, "Es un mamotreto inservible"? El vocablo 'mamotreto' proviene del latín tardío "mammothreptus" que, literalmente, equivalía a "criado por su abuela"; según el diccionario académico, de ese valor original, provino "gordinflón, abultado", por la creencia popular según la cual las abuelas crían niños gordos. Hoy, olvidados de aquel significado, usamos el término para nombrar coloquialmente un libro o legajo muy abultado, pero, también, un armatoste, esto es, un objeto grande y de poca utilidad. Además, se aplica a una persona corpulenta que no sirve para nada.
Cuando se afirma de una persona que es 'descocada', no se tiene noción de la historia que posee el término. La definición nos remite al verbo 'descocar' que, para el diccionario académico significa "quitar a los árboles los cocos o insectos que los dañan". El participio 'descocado, descocada' se aplica a alguien que muestra excesiva desenvoltura. Pero, en su origen, al decir 'descocar', se alude a la negación del verbo 'cocar'; esta palabra significaba "poner la coca a alguien", entendiéndose por 'coca' un símbolo de autoridad y respeto; ella se utilizaba en ceremonias y rituales y constituía una señal de distinción. Cuando se despojaba a alguien de ese elemento ceremonial, se lo sometía a una pérdida de respeto y formalidad. Entonces, metafóricamente, decir 'descocado' puede, con connotación positiva, aludir a alguien ingenioso, ocurrente, que se expresa espontáneamente y de modo auténtico. Negativamente, el término connota que alguien es impertinente y traspasa todo límite. Ya nadie piensa en aquella coca, pero sí, y he ahí lo metafórico, en el hecho de haber perdido la formalidad y la compostura.
¿Hemos considerado alguna vez qué se encierra en el vocablo 'agazapado'? La palabra es un adjetivo, pues constituye el participio del verbo 'agazapar'. En general, lo usamos como "escondido, oculto, al acecho". ¿Hay allí una metáfora? Sí, porque coloquialmente se connota que alguien se encuentra agachado, encogiendo su cuerpo contra la tierra, como lo hace el gazapo o conejo nuevo cuando quiere ocultarse de quienes lo persiguen.
Otra metáfora, en este caso proveniente del ámbito edilicio, la encontramos cuando decimos que alguien se ha mostrado 'desquiciado'. El término proviene de 'desquiciar', verbo que significa "desencajar o sacar de quicio". Para poder entender su valor metafórico, hay que saber que el 'quicio' o 'quicial' es el madero que asegura y afirma las puertas y ventanas por medio de goznes y bisagras, para que, al girar, se abran y cierren. Si se produce el no funcionamiento del quicio (el desquicio), se altera el normal funcionamiento de aquellas aberturas; por analogía y trasladado al ámbito de las personas y cosas, decir que alguien o algo está desquiciado es igual a afirmar que se ha enloquecido, trastornado o descompuesto.
Cerramos con dos locuciones que adquieren valor metafórico: "echar chispas" y "mirar con lupa". La primera puede connotar dos valores: el primero, "mostrarse sumamente enfadado y furioso", como en "Después de esos hechos, el Rector echaba chispas"; el segundo, ya desusado, "prorrumpir en amenazas": "No esperábamos que mi abuelo echara chispas".
En cuanto a "mirar con lupa", connota el examen de una cosa detenidamente o con mucha atención y cuidado, valor que proviene del concepto de 'lupa' como "lente de aumento".
En la conclusión, mencionamos el pensamiento de Lakoff y Johnson en su obra Metáforas de la vida cotidiana, cuando sostienen que esta figura retórica impregna la vida cotidiana, no solamente el lenguaje, sino también el pensamiento y la acción, dado que nuestro sistema conceptual ordinario es, fundamentalmente, de naturaleza metafórica.