Informe AdCham

Argentina frente al endurecimiento arancelario de EEUU: ¿cómo aprovechar el nuevo mapa comercial?

La imposición de un arancel universal del 10% por parte de Estados Unidos y la escalada de tarifas específicas modifican las reglas del juego internacional. Argentina deberá acelerar reformas estructurales para capitalizar su potencial exportador en agroindustria, energía, minería y tecnología, en un mundo cada vez más fragmentado y competitivo.

El pasado 2 de abril, el gobierno de Donald Trump implementó una política comercial proteccionista sin precedentes desde la Gran Depresión, estableciendo un arancel universal del 10% sobre todas las importaciones a Estados Unidos y recargos adicionales que pueden alcanzar hasta el 50% para más de 60 países. Esta nueva estrategia, parte de la Orden Ejecutiva 14257, marca un cambio radical en la dinámica del comercio internacional, afectando especialmente a economías emergentes y aliadas tradicionales como Argentina.

Este endurecimiento arancelario no distingue entre socios estratégicos y competidores: países como Japón y Corea del Sur enfrentan un gravamen del 25%, mientras que la Unión Europea podría ver aranceles del 30% desde agosto. Para China, foco central de la política estadounidense, se aplican aranceles temporales reducidos que oscilan entre el 30% para EE.UU. y el 10% para China, en un contexto de negociaciones bilaterales en curso.

Argentina, junto con Brasil y otros países latinoamericanos, está bajo un esquema que prevé aranceles diferenciados y medidas de represalia. Por ejemplo, EE.UU. anunció un arancel del 50% para productos brasileños a partir del 1° de agosto, mientras que para sectores argentinos como acero, aluminio y cobre se prevén gravámenes que impactan las cadenas globales de valor.

El efecto directo de estas medidas es la fragmentación de los mercados internacionales y la alteración del flujo comercial global. Las cadenas productivas se reconfiguran hacia países con menores barreras, incentivando el "nearshoring" y "friendshoring", una tendencia que podría beneficiar a Argentina si logra posicionarse como un proveedor competitivo y confiable.

Desde el punto de vista macroeconómico, estas tensiones arancelarias pueden desacelerar la demanda mundial, incrementar las tasas de interés y generar volatilidad financiera, afectando el crecimiento económico global y local.

Argentina enfrenta así un momento decisivo. Según un estudio de la consultora ABECEB, los sectores con mayor potencial exportador para 2033 son:

Agroindustria: con innovaciones en AgTech y FoodTech, proyectando exportaciones por más de USD 43.000 millones, consolidando al país como proveedor clave de cereales y productos regionales.

Oil & Gas: impulsado por Vaca Muerta, con potencial para multiplicar por siete sus exportaciones, estimadas en USD 36.000 millones, gracias a su productividad comparable a grandes cuencas estadounidenses.

Transformación digital e innovación: respaldados por un ecosistema tecnológico en crecimiento, podrían generar exportaciones por USD 33.000 millones en servicios intensivos en conocimiento y tecnología.

Minería: con reservas significativas de cobre y litio, se espera cuadruplicar las exportaciones hasta USD 16.000 millones.

Para capitalizar estas oportunidades, el informe de AmCham destaca que Argentina debe superar barreras estructurales que dificultan la inversión y competitividad, tales como la elevada presión tributaria, la inestabilidad regulatoria, el limitado acceso al mercado de cambios, deficiencias en infraestructura logística y un sistema laboral poco adaptado a los nuevos tiempos.

La estabilidad macroeconómica, la seguridad jurídica y el acceso fluido a los mercados de capital son pilares fundamentales para atraer inversiones y transformar el perfil productivo. Además, se insiste en la necesidad de una reforma integral que incluya modernización laboral, políticas de largo plazo consensuadas, y acuerdos bilaterales que promuevan aranceles cero, protección de la propiedad intelectual y procesos regulatorios ágiles.

En resumen, mientras Estados Unidos redefine las reglas del comercio global a partir de una política arancelaria agresiva y unilateral, Argentina tiene la oportunidad de reposicionarse en la cadena global de valor, siempre que avance con celeridad en reformas estructurales y aproveche sus ventajas competitivas en sectores estratégicos.

Este nuevo contexto internacional exige una agenda proactiva y consensuada para que las oportunidades coyunturales se traduzcan en un desarrollo sostenido, inclusivo y federal para el país.

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