No come huevos por no tirar la cáscara
La Prof. nené Ramallo trae la palabra "huevo" al ruedo, para conocer más sobre sus usos fuera de la cocina.
Escuchamos a alguien definir el modo de ser de otra persona y no entendemos por qué dice de ella que "no come un huevo por no tirar la cáscara"; recurrimos al diccionario académico y encontramos que, bajo el lema 'huevo', aparece esta locución coloquial, usada en nuestro país, en Bolivia, Chile, Uruguay y Paraguay, para referirse a quien es tacaño y cicatero.
Pero, además, detectamos varias locuciones que dan al vocablo 'huevo' distintas connotaciones: si leemos u oímos que alguien "está empollando huevos", habremos significado, coloquialmente, que está apoltronado, junto a la lumbre, o muy metido en casa: "Con tantísimo frío, parecía que estábamos empollando huevos, todo el día ante la chimenea o la estufa".
Hay ocasiones en que un asunto aparenta ser muy difícil, pero resulta sencillo y de fácil resolución cuando se conoce su maña: se habla, entonces, de 'huevo de Colón' o 'huevo de Juanelo': "No se engañe, le hallará solución pues es nada más que un huevo de Juanelo".
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Si algo se realiza con un esfuerzo grande, existe una locución adverbial vulgar, para aludir a ello; se trata de 'a puro huevo': "No alcanzó esa posición por acomodo ni por simple herencia, lo logró a puro huevo".
Cuando se realizan campañas en períodos electorales, cada candidato promete realizar obras extraordinarias y beneficiar a todos; para nombrar ese tipo de acción, se utiliza la locución coloquial "cacarear y no poner huevo": "Se aproximan los comicios y todos los aspirantes a ser elegidos andan cacareando, aunque ya debemos saber que no pondrán huevo".
Una locución basada en una comparación es la que dice ‘aborrecer (alguien) los huevos': en efecto, se aplica si la persona desiste de la obra comenzada cuando se la andan escudriñando mucho, como la gallina y otras aves si les manosean en el nido los huevos: "Harto de tantos controles, aborreció los huevos y abandonó su emprendimiento". Otra posibilidad es usar la expresión ‘dar con los huevos en la ceniza' que, coloquialmente, sirve para señalar que se ha echado a perder algo: "Es verdaderamente inútil y, a partir de su gestión, dimos con los huevos en la ceniza".
En distintos países hispanoamericanos, se dan locuciones varias con connotaciones diversas: en Honduras, decir ‘hacerle (alguien) huevos' es connotar que pone mucho empeño en su trabajo; en Cuba, también en forma coloquial, ‘freír (alguien) huevos' indica que produce un sonido con los labios para expresar que algo le molesta o que no está de acuerdo con ella; en Guatemala, ‘estar (alguien) de a huevo' señala que la persona está muy bien; en Cuba, decir ‘de a huevo' indica que alguien obra sin tener en cuenta las opiniones de los demás.
Algunas locuciones con este vocablo dan cuenta del modo en que una acción se lleva a cabo: así, en Cuba, si se dice que alguien ‘se machaca los huevos' se quiere significar que acepta con resignación una situación, una tarea, una obligación: "No le gusta su trabajo y anda machacándose los huevos". También, en Nicaragua, ‘poner alguien el huevo' da a entender que la persona obra en contra de su voluntad. En cambio, ‘límpiate, que estás de huevo' quiere indicar, coloquialmente, el carácter ilusorio de lo que una persona dice o intenta: "Vamos, límpiate, que estás de huevo, no es verdad lo que decís". Cuando dos personas son iguales, se les aplica la locución ‘se parecen como un huevo a otro'. Y, en cambio, si son totalmente disímiles, se dice de ellas que ‘se parecen como un huevo a una castaña'.
Para describir el caminar lento y desgarbado de alguien se dice burlonamente que lo hace ‘como pisando huevos' por el cuidado que habría de tener para no quebrar su cáscara al hacerles sentir su peso: "Se acercaba andando como quien pisa huevos, con esos tacones tan pesados".
Algún curioso puede haber detectado en el diccionario académico la palabra ‘uebos' y la ha asociado, erróneamente, con el término que nos ocupa': en efecto, ‘uebos' tiene otra explicación: deriva del vocablo latino ‘opus'; recordamos que, en la evolución al español, aquella ‘o' inicial diptongó en ‘ue' y que la ‘b' intervocálica devino en ‘b'; en aquel idioma, la expresión "opus est" se traducía al español como "es necesario" y dio origen a las expresiones, hoy consideradas arcaísmos y totalmente en desuso, ‘uebos me es', que se traducía como "me es necesario", y ‘ser uebos', equivalente a "ser necesario". También, judicialmente, existía la locución "mandat opus", que se transformó en "manda uebos" y, erróneamente, en "manda huevos". La expresión original significaba "la necesidad obliga" y se solía utilizar cuando una prueba o un argumento contundente e inapelable, obligaba a enfocar y a interpretar los hechos procesados de una única manera.
Por otro lado, hay quienes se preguntan por qué escribimos ‘huevo', con ‘h' inicial, mientras que, en su familia de palabras, tenemos sin la ‘h' inicial los términos ‘ovar' y ‘desovar' ("poner, soltar huevos"), ‘ovoide' ("con forma de huevo"), ‘óvulo' ("gameto femenino") y ‘ovario' ("órgano en que se forman los óvulos"). La razón es meramente convencional y etimológica puesto que se estableció que, cuando la ‘o' original del latín era breve por su naturaleza y tónica por su acentuación, su evolución nos dio en español el diptongo ‘ue-‘; se originaba allí el problema de la lectura porque la ‘u' latina tenía doble valor: por un lado, valor vocálico, como nuestra actual vocal, o valor consonántico como la ‘v'; era necesario adoptar, entonces, un criterio fijo para que en palabras como ‘huevo', ‘hueso', ‘huérfano', la ‘u' se leyera como vocal; entonces, se decide colocar ‘h', siempre, al diptongo ‘ue-‘ originado por evolución del término. Lo explicamos, entonces, en palabras como ‘hueco' (del latín "occum"), ‘hueso' (del latín "os"), ‘huérfano' (del latín "orphanus").
Sin embargo, cuando la ‘o' original no era tónica, no evolucionó en ‘ue-‘ y se mantuvo como ‘o'; entonces, no se hacía preciso diferenciar el sonido vocálico de esa ‘o', porque ella no se confundía con otro fonema; así pues, nos explicamos no solamente los términos sin ‘h', indicados arriba, sino ‘oquedad' (calidad de ‘hueco'); ‘osamenta' (conjunto de huesos); ‘orfanato'/'orfanatorio'/'orfandad' (respectivamente, establecimiento para ‘huérfanos' y calidad de huérfano).
Cerramos la nota con la consideración especial del vocablo ‘huérfilo': nacido para nombrar la triste realidad de los padres que han perdido a un hijo, explicamos que el término se ha formado por acronimia con ‘huérfano' y el vocablo latino ‘filo', (de "filius"), "hijo".