La antiminería de la Pastoral Social
El planteo de la Pastoral Social de la Iglesia en Mendoza, bajo el análisis crítico del reconocido geólogo Eddy Lavandaio.
Dolor y vergüenza. Lamentablemente eso me provocó la lectura del comunicado de la Pastoral Social del Arzobispado de Mendoza que, una vez más, hablan sin saber y despreciando la idoneidad de quienes fueron formados en universidades argentinas para hacer las cosas cumpliendo con las normas vigentes y aplicando correctamente las reglas del arte de cada profesión.
En su texto se preguntan "Minería ¿cómo?" . El cómo es precisamente lo que se describe en el proyecto diseñado por profesionales idóneos y que una comisión interdisciplinaria, en el ámbito de las autoridades pertinentes, ha evaluado como "viable". Por eso, para conocer el "¿Cómo?" hay que leer el proyecto y si se encuentran defectos hay que señalar cuáles son y sugerir acciones para solucionarlos. Para esa tarea sería conveniente asesorarse con profesionales idóneos.
También llama la atención que se planteen "Minería, si" o "Minería, no". Cualquier persona, mirando a su alrededor, puede darse cuenta que todo lo que tiene y usa diariamente (casa, energía eléctrica, vehículos, máquinas, herramientas, heladeras, cocinas, teléfonos, vajilla, instrumental, etc., etc.) están hechos con minerales que producen los mineros. Deberían darse cuenta entonces que, para tener todo eso, la minería es imprescindible.
En el comunicado se mencionan diferencias, conflictos, miedos y confrontaciones que no debieran existir pero, aunque duela repetirlo, la Pastoral Social fue una de las organizaciones que fomentó el miedo a la minería y la división de la sociedad, tal como lo expliqué detalladamente en mi libro "Minería: Perón y después".
Además, el texto impone ciertas condiciones para llevar a cabo el trabajo de los mineros, condiciones que poseen cierto contenido ideológico y político en los que tengo dudas sobre su incumbencia religiosa.
Lo expresado me duele, pero hay algo peor. Tal como me enseñaron otros sacerdotes de la Iglesia Católica, la dignidad y la sustentabilidad familiar, la que satisface sus necesidades de realización, deben ser prioritarias para cualquier católico. Esto es relevante en comunidades como la de Uspallata en particular, y de Mendoza en general, donde existe un alto porcentaje de pobres y de indigentes esperando oportunidades para salir de esa situación.
Qué une al arzobispo de Mendoza con el mundo sindical
Me avergüenza que, ante un emprendimiento que ofrece construir una obra durante dos años, para comenzar a producir y generar empleo para más de dos mil personas, ni siquiera se mencionen esas fuentes de trabajo en el comunicado.
La posibilidad de que más de dos mil familias argentinas dejen de ser pobres y pasen a tener un digno desarrollo familiar, para mi y para todos los católicos, debería ser el componente más importante del proyecto y un verdadero motivo de celebración.