Agosto y la Pachamama, entre recuerdo y olvido

Para venerar a la Pachamama no se han construido santuarios dedicados al culto, toda la naturaleza es su templo, en particular los lugares que generan vida, como manantiales y fuentes., nos cuenta José Jorge Chade.

José Jorge Chade
Presidente de la Fundación Bologna Mendoza Dr. en Ciencias de la Educación.

Agosto es un mes importante para las zonas de Sudamérica, por muchas celebraciones tradicionales e históricas.

Hay algo donde, a veces, poco nos detenemos y poca importancia le damos, y por ello estamos hoy viviendo y observando consecuencias no gratas.

El primero de agosto se celebra la Pachamama, nuestra madre tierra, que como sabemos que está, casi ni importancia le damos y es ella misma quien nos cuida, aunque si nosotros bien descuidada la tenemos.

Según Rigoberto Paredes, poeta hondureño y premio de literatura, el mito de la Pachamama se refería primitivamente al tiempo, quizás relacionado de alguna forma con la tierra: el tiempo que cura los dolores, el tiempo que distribuye las estaciones, fecunda la tierra. Pacha significa «tiempo» en lengua kolla (La "lengua coya" no se refiere a un idioma único, sino a la lengua o lenguas habladas por el pueblo Kolla, que habita principalmente en el norte de Argentina y zonas aledañas. Históricamente, el pueblo Kolla utilizaba varias lenguas, incluyendo Quechua, Aymara, Kunza y Kakán (de los Diaguitas). En la actualidad, el castellano es la lengua más hablada por los Kollas, aunque muchos recuerdan palabras y expresiones en Quechua y Aymara), especialmente en contextos culturales y ceremoniales, pero con el paso de los años, las modificaciones del idioma y el predominio de otras razas, terminó fusionándose con la palabra «tierra».

A lo largo de los siglos, los cambios que se produjeron en muchas palabras debido a la influencia de las sucesivas dominaciones hicieron que el significado de tiempo se fusionara con el de "tierra".

El culto a la Pachamama no fue erradicado ni siquiera con la evangelización de los pueblos nativos. Durante el mes de agosto, sigue viva la tradición de muchas familias que viven al pie de los Andes de reunirse para rendir homenaje a la Pachamama. Se le dedican otras ofrendas en las épocas de siembra y cosecha, y cuando se marca el ganado. A la Pachamama siempre se le ofrece el primer trago, el primer bocado y el primer fruto de cada cosecha.

Lo que leemos a continuación es una invocación durante la siembra, recopilada por Mercedes Anaya de Urquidi, poeta e investigadora de las tradiciones bolivianas y argentinas, y recogida por el profesor Félix Coluccio, docente argentino considerado uno de los mayores estudiosos del folclore latinoamericano, en el Diccionario Folclórico Argentino.

Mientras la leemos, cada uno puede dejarse guiar por la sabiduría de las palabras que piden ayuda, siendo conscientes de su fragilidad como seres humanos y de su dependencia de una naturaleza de la que se reconocen parte.

Pachamama de estos lugares

Bebe, mastica la coca y come con gusto este regalo

Para que esta tierra sea buena

Pachamama, buena madre

¡Sé benévola! ¡Sé benévola!

Guía el camino de los bueyes

Que no se cansen

Haz que brote bien la semilla

Que no les pase nada malo,

que la helada no les haga daño,

Que puedan producir una buena cosecha

Te lo pedimos, danoslo todo

¡Sé benévola! ¡Sé benévola!

Para venerar a la Pachamama no se han construido santuarios dedicados al culto, toda la naturaleza es su templo, en particular los lugares que generan vida, como manantiales y fuentes.

"Apacheta" es el nombre de sus altares, montículos de piedras construidos junto a los senderos, alrededor de los cuales se dejan ofrendas votivas (hojas de coca, vino, chicha, alimentos de diversa índole, cigarrillos, yerba mate,pasas de uvas, nueces, etc.).

En este punto, y para comprender la interrelación que existe entre mito y rito en cualquier tipo de sociedad, podemos tomar como ejemplo la correlación que normalmente asignamos a la que existe entre teoría y práctica, entre representación y realidad, entre guion y puesta en escena. Los mitos y los ritos se transforman con el tiempo, según los contextos sociales que se suceden a lo largo de la historia, pero nunca desaparecen por completo, porque, aunque sea de forma inconsciente, seguimos evocando su necesidad, aunque sea de formas diferentes, cuando nos invaden los miedos y las inseguridades.

Estos ritos y también algunos mitos forman parte de la identidad de los pueblos y por ello no se tienen que dejar de lado en los proyectos educativos pensando a la transversalidad que estos temas poseen con cada una de las propuestas educativas desde el nivel inicial hasta la universidad

Si comprendemos esta línea de continuidad con nuestros orígenes, también reconoceremos que los mitos y los ritos funcionan en el ámbito educativo como uno de los mejores y más eficaces medios para reconocernos unos a otros, para redescubrir la dependencia mutua de todos los seres y, por lo tanto, comprender la importancia de cuidar nuestro entorno vital.

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