La espera y la esperanza
Espera, esperanza: el tiempo en el relato y el uso de las palabras, a cargo de la Prof. Nené Ramallo.
Los dos sustantivos que dan título a la columna de hoy se vinculan al mismo verbo: ‘esperar'; sin embargo, ¡qué connotaciones distintas pueden tener uno y otro!
Detengámonos a reflexionar sobre cada uno: la primera acepción de ‘esperar' se relaciona con "permanecer en el sitio adonde se cree que ha de ir alguien o en donde se presume que ha de ocurrir algo"; ese es el sentido que cobra el término en la bella aunque triste canción "La espera", de José Luis Perales, cuando dice: "Llegó desde muy lejos hasta el valle. / Compró una casa blanca junto al río, al pie de las montañas. / Cubiertas de rocío y perezosas / dormían las violetas. / En la ribera de chopos amarillos, / plantó en aquel rincón un sauce y un ciprés. / Y en una sombra fresca, un avellano. / En los ribazos, lirios y azucenas / y en el patio, naranjos. / Vistió con mil geranios los balcones. / Y en la puerta, un rosal de rosas blancas. / Y se vistió su traje de domingos... / Y se sentó a esperarla".
Vinculado a esta acepción, se da el segundo valor que se relaciona con la paciencia de saberse contener y de no proceder sin reflexión; es sinónimo de "calma": "Es una mujer de espera".
Pero, muchas veces, se nos impone un ‘compás de espera', expresión que proviene del ámbito musical, pues implica "la detención de un asunto por corto tiempo"; es equivalente a "demora, prórroga, retraso": "En el tratamiento del tema, se nos impone un compás de espera". En derecho, se presenta la locución ‘quita y espera', que se explica como la petición que un deudor hace judicialmente a todos sus acreedores, bien para que estos aminoren los créditos o aplacen el cobro, bien para una u otra de ambas concesiones.
Advertimos también la locución adverbial ‘en espera', cuyo significado es "en observación, aguardando algo": "Me cansé de intentar el reclamo telefónico porque, una y otra vez, me dejaban en espera".
Nos agradan las locuciones que, en relación con 'esperar', trae el Diccionario de americanismos. Por ejemplo, dice esta fuente, 'esperar en la bajadita', en países como República Dominicana y Venezuela, significa "esperar el momento oportuno para vengarse de alguien". Y 'esperar la curva', en Puerto Rico, significa "amenazar".
Otras observaciones que hallamos en relación con 'esperar' es que, si se dice 'esperar guagua', es sinónimo de "estar embarazada una mujer". Equivale a "andar/estar/quedar de encargue una mujer".
Con respecto a la construcción correcta de ‘esperar', hay que ver que, cuando significa "permanecer en un sitio hasta que alguien llegue o algo suceda", en gran parte de América, puede construirse con la preposición 'por': "Esperábamos muy ansiosos por el regreso de la abuela". Se atribuye esta construcción al influjo del inglés "wait for". Pero, el Panhispánico, recomienda que, en la norma culta, se construya como verbo transitivo, esto es, sin preposición: "Esperábamos muy ansiosos el regreso de la abuela".
Otra construcción que puede presentarse, si el verbo significa "tener esperanza de que algo suceda", es la de una oración introducida por 'que': "Todos esperan que se solucione el problema". Pero, si lo que significa es "dar tiempo a que algo suceda antes de hacer otra cosa", la construcción se realiza con 'a que': "Estamos esperando a que salga el decreto".
Positivos son los valores del sustantivo ‘esperanza': en primer lugar, se relaciona con la confianza y el optimismo puesto que constituye el estado de ánimo que surge cuando se presenta como alcanzable algo que se desea: "Todavía tenemos esperanza de lograr un buen puesto en el campeonato".
En la esfera religiosa y, particularmente, en el cristianismo, la ‘esperanza' constituye la virtud teologal por la que se aguarda que Dios otorgue los bienes que ha prometido: "Sus profundas creencias le permiten aún albergar esperanzas".
Existe la expresión ‘esperanza de vida', que se define como el "tiempo medio de vida de un individuo o de una población biológica determinada"; en este sentido, se usa también ‘expectativa de vida': "Los progresos de la medicina han permitido aumentar la esperanza de vida para los adultos". Entre los romanos, aparecía un concepto similar cuando decían "Aegroto, dum anima est, spes est", pensamiento ciceroniano que traducimos como "Para el enfermo, mientras hay vida, hay esperanza".
Sin embargo, existen ocasiones en que el panorama es negativo porque la realidad se impone; en esos casos, la locución que se usa es ‘alimentarse de esperanzas' puesto que se espera, con poco fundamento, que se ha de conseguir lo deseado o pretendido: "Hay muy pocas posibilidades de revertir la situación, solamente algunos ingenuos se alimentan de esperanzas". Afín con esta locución, se da en Cuba, México y Venezuela, la expresión interjectiva ‘¡qué esperanzas!', que significa que es muy alta la improbabilidad de que se logre o suceda algo: "La situación económica no está mejorando, ¡qué esperanzas!". Negativo también es el valor de la expresión ‘más larga que esperanza de pobre' que se aplica a toda situación que tenga pocas probabilidades de concretarse y que, por ello, es comparable a los anhelos de alguien carente de recursos, que se cansa de aguardar a que aquellos se materialicen.
Nos gusta el pensamiento que, en relación con la esperanza, expresó Martin Luther King: "Si ayudo a una sola persona a tener esperanza, no habré vivido en vano". Y, en otro mundo y en otro tiempo, se daba el pensamiento ovidiano: "La esperanza hace que agite el náufrago sus brazos en medio de las aguas, aun cuando no vea tierra por ningún lado".
Siempre en el ámbito clásico, nos quedamos pensando en el decir de Heráclito de Éfeso (535-480 a. C.), cuando afirmaba "Si no esperas lo inesperado, no lo reconocerás cuando llegue".
A veces, aunque no aparezca el vocablo 'esperanza' el mensaje incluido en la paremia la deja sugerida: "De donde vino el as, vendrá la albarda", refrán español que da a entender que, por el mismo camino por donde llegó lo malo, sobrevendrá finalmente lo bueno.
"Sufrir y callar y mejor tiempo esperar" da a entender que, ante la adversidad, se debe aguardar con paciencia un tiempo mejor.