Perspectivas

La economía, bajo un fuerte torniquete monetario

El Banco Central apeló a fuertes restricciones para contener los sobrantes de moneda y evitar presiones en el mercado cambiario. El análisis de Rodolfo Cavagnaro.

Rodolfo Cavagnaro

La turbulencia de los tiempos preelectorales termina generando una gran intranquilidad en los mercados. Los inversores comienzan a manejarse con mayor cautela y se desprenden de activos argentinos y eso hace subir el riesgo país. El problema es que la cantidad de errores no forzados que comete el gobierno genera mucha incertidumbre y una vuelta a viejas prácticas para cubrirse que usan muchos actores.

Lo cierto es que esta semana el Banco Central se vio forzado a poner nuevas restricciones a las entidades financieras para evitar que cualquier exceso de efectivo se dispare sobre el mercado del dólar, que está coqueteando cerca del umbral de la banda flotación. Si bien esta semana bajó un poco, terminó en $1.360.

La realidad es que la autoridad monetaria dispuso nuevas restricciones y aplicó un aumento de los encajes a partir el 1 de setiembre a nivel el 53%, uno de los más altos desde la época de Menem. Esto significa que cada 100 pesos que un depositante deja en los bancos, las entidades deben inmovilizar 53 y solo pueden prestar 47. Esto, razonablemente, hace que la entidad tenga que cobrar por los 47 una tasa de interés que le compense los 100 y esto es lo que hace subir las tasas de interés. También hubo una restricción a la compra de dólares por parte de las entidades en el último día del mes.

Los aranceles de Trump y la batalla con Apple

En este momento se ha vuelto a poner de moda la inversión en plazos fijos. Las tasas para los ahorristas particulares han llegado, en algunas entidades, a 55% anual, aunque la media oscila entre 44 y 48% anual. Con una inflación mensual cercana al 2%, las tasas son altamente positivas y mucho más rentables que colocarse en dólares.

No obstante, el que compra billetes verdes lo hace por seguridad y no por rentabilidad. El dato oficial muestra que en julio 1,3 millones de argentinos compraron dólares para atesoramiento o para hacer pagos al exterior. Esto es un 30% más que en junio. La suma comprada fue de us$ 3.408 millones de dólares, que es un 41% más que lo comprado en junio que fue de us$ 2416

Del otro lado del mostrador, están los que necesitan créditos, ya seas para financiar actividades productivas o que financian tarjetas de crédito y los préstamos de consumo. De la misma forma, los préstamos prendarios, que ayudaron a la venta de automóviles en el último año y los renacidos préstamos hipotecarios. Todos ellos están en crisis y, si bien no han desaparecido, los que se mantienen lo hace con muy altos costos.

Esta es la queja que se escucha y es razonable porque, después de muchos años sin contar con préstamos bancarios, el haberlos recuperado permitió que empresas y personas planificaran su vida con otra proyección. Al frenarlos, como los hipotecarios, o hacerse tan caros, termina siendo un freno muy complicado a la actividad económica.

El problema es que la situación política está plagada de errores, lo mismo que la gestión de la economía. El tema de las LEFIs todavía plantea muchos interrogantes acerca de la idoneidad de los funcionarios que tomaron esas medidas. Hay no basta con echarle la culpa a la herencia. El problema es cómo se administra y este gobierno, en un día, tiró por la borda un año de trabajo prolijo.

El dólar cerró el mes a la suba y cerca del techo de la banda

Mientras tanto, se siguen acumulando problemas de pérdida de competitividad y no avanzan en el Congreso las iniciativas para bajar el gasto público, que permitan bajar impuestos. El presidente Milei esta semana prometió que, luego de las elecciones, acelerará la eliminación de las retenciones al agro y, posteriormente, procederá a eliminar el impuesto al cheque. Pero no será fácil si la oposición sigue bloqueando bajas al gasto y, por el contrario, sanciona propuestas para aumentarlo.

La oposición está convencida que el oficialismo ganará las próximas elecciones. Por ese motivo apura todo tipo de iniciativas para bloquear las decisiones del gobierno, a efectos de ponerle trabas y hacer que no gane o que lo haga por poca diferencia. Estas actitudes, que parecen desnudar el ADN de la política argentina, es lo que genera mayores dudas sobre el futuro.

Expectativas sobre la inflación

Se cierra el mes de agosto y, como todos meses, comienzan las especulaciones acerca del comportamiento de los precios, sobre todo teniendo en cuenta el comportamiento del dólar, que estuvo al alza y que, en los primeros días de mes, parecía haber empujado un poco algunos valores.

Todavía muchos están haciendo los cierres de la última semana, pero, según algunos anticipos, los empujes de principios de mes se amesetaron y luego el mercado se mostró más tranquilo. No obstante, algunas Consultoras señalan que el rubro alimentos y bebidas no alcohólicas habría sufrido un crecimiento cercano al 2,5%, lo que empujaría el IPC hacía arriba, aunque algunos rubros estarían más estables.

Si bien a principios del mes se especulaba con una suba importante del índice, las conclusiones de fin de mes indican que el índice del mes estaría levemente por encima del 2%, lo que sería muy buena noticia para el gobierno y para el mercado. Es que la realidad de los consumidores es que los servicios siguen subiendo más que los bienes y estos gastos les quitan poder adquisitivo a los salarios. Por ello se postergan algunos consumos y otros se desechan.

Aguantar hasta después de las elecciones: el dilema fiscal y monetario del Gobierno

El comportamiento de los precios mayoristas del mes pasado anunciaba una posible suba con un piso de 2,5%, incluso empujados por bienes importados que sigue rápidamente los valores del dólar. De todos modos, habrá que seguir y esperar las conclusiones porque no todos los rubros se comportan de la misma manera.

Por lo que se nota en los mercados el problema que tiene en donde venden frutas y verduras frescas es que hay mucha producción. Han tenido un invierno benigno, sin mayores contingencias climáticas y esa situación hace que tengan que vender a precios de costo o menos para no perder la producción, toda vez que son productos perecederos.

Respecto del resto, se anunciaban algunos aumentos en valores de las carnes y algo en harinas y derivados, pero en porcentajes pequeños, por ahora. No obstante, reiteramos, es mejor esperar los datos oficiales que, aunque son un promedio muy grande, están tomados sobre una muestra mucho más amplia.

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