Análisis

Crisis política y comunicación: lecciones del caso Karina Milei

El analista Lucas Inostroza (Opinión Mendoza) da cuenta de lo que los políticos deben aprender a raíz del caso de la hermana del Presidente.

Lucas Inostroza
Codirector de la consultora Opinión Mendoza

Las filtraciones que comprometen a Karina Milei y a su entorno no son un hecho más en la agenda mediática. Representan una crisis política real, porque despiertan en la ciudadanía sentimientos de enojo, desconfianza e indignación. Cada crisis de esta magnitud pone a prueba la capacidad de un gobierno para administrar no solo la gestión, sino también las percepciones sociales.

El manejo de crisis en política tiene reglas claras. Jaime Durán Barba, consultor político, lo sintetizó en una idea simple: frente a un escándalo, se debe conformar un comité de crisis con profesionales que no estén emocionalmente involucrados. El Presidente, los candidatos y sus familiares deben quedar al margen. Su tarea no es gestionar la crisis, sino seguir gobernando y manteniendo la campaña activa.

En experiencias anteriores, el oficialismo había aplicado estos principios con eficacia. El caso Libra es un ejemplo: la estrategia consistió en desviar la atención hacia un nuevo eje de debate, evitando que el tema original monopolizara la agenda. Sin embargo, el episodio actual muestra exactamente lo contrario.

Los protagonistas directos -la hermana del Presidente y los Menem- respondieron con explicaciones confusas y contradictorias, reforzando la exposición del caso. A esto se sumaron intentos oficiales de frenar la situación no solo no contuvo la crisis, sino que la amplificó. Los Menem lloran por el apellido, Karina sufre el peso del escándalo, y el gobierno apela a teorías conspirativas con rusos, venezolanos y espías de caricatura. Para coronar el desatino, intentaron censurar a la prensa para que no difunda audios, multiplicando el interés de la gente por escucharlos. Manual básico de cómo hacer crecer una crisis.

Las consecuencias ya se trasladan al terreno electoral. En caravanas como la de Lomas de Zamora, el oficialismo terminó enfrentando situaciones de descontrol que dañan la imagen de sus candidatos. La huida de José Luis Espert en moto, bajo abucheos y una lluvia de piedras y verduras, se convirtió en una postal negativa y difícil de revertir, algo que cualquier consultor debe evitar que su candidato se vuelva un "hazmereír". Otro tanto pasó también en Corrientes dónde también Karina y Menem fueron increpados.

La principal fortaleza del gobierno había sido, hasta aquí, la comunicación y la gestión de crisis. Hoy esa fortaleza se ve debilitada. Algunos analistas sugieren que la figura de Santiago Caputo se ha replegado, dejando al gobierno sin su "arquitecto comunicacional". Lo cierto es que el manejo actual revela improvisación y ausencia de estrategia.

En este contexto, la evolución de la crisis definirá parte del escenario electoral. Las próximas semanas dirán si el oficialismo logra recuperar la iniciativa o si este episodio marca un punto de inflexión que erosione su capital político. En nuestra última medición desde Opinión Mendoza, ya se observan señales de impacto en la figura de Luis Petri, candidato oficialista, lo que confirma que las crisis mal gestionadas no se quedan en los titulares: terminan golpeando en las urnas.

Esta nota habla de: