Palabras

La sonrisa, la risa y la carcajada espontánea

La profesora Nené Ramallo analiza aquí los usos y orígenes de las palabras que describen los momentos visiblemente más felices.

Profesora Consulta por la Universidad Nacional de Cuyo

Muy recientemente, la Real Academia nos sorprendió con la incorporación a su diccionario del verbo ‘jijear'. Si vamos a su definición, nos encontramos con que este concepto equivale a "lanzar el grito jubiloso ¡ji, ji, ji!"; los medios informativos nos cuentan que esta incorporación no fue realizada por casualidad, sino que responde a una tendencia de uso, instalada por los cronolectos jóvenes en las redes sociales, cuando se quería aludir a esas risas incontrolables y a esas carcajadas espontáneas que surgen en contextos de diversión.

Entonces, a la hora de ver de cuántas maneras queda registrado el acto de reír en la lengua, buscamos la presencia de este acto humano que manifiesta alegría. Por supuesto, partimos del vocablo ‘risa', que no es otra cosa que el movimiento de la boca y de otras partes del rostro, en demostración de contento; además, la risa es también el sonido que la acompaña: "De lejos, advertimos la risa del bebé y, al acercarnos, escuchamos cómo manifestaba francamente su alegría".

Esta risa no es siempre igual y el diccionario registra algunas variantes posibles: así, la ‘risa de conejo' es, coloquialmente, aquella que se presenta como fingida; lo advertimos en "Puesto en apuros, ensayó ante todos una risa de conejo". Y, cuando la risa no nace de la alegría interior sino que es afectada, se dice que es ‘sardónica', como una mueca: "Para quedar bien, esbozó ante todos una risa sardónica". Tampoco resulta agradable que a alguien se lo ‘tomen a risa', puesto que ello va a significar que no se le concede importancia o que no se le da crédito: "Por favor, no se tome a risa mi propuesta".

Cuando la risa es leve y se dibuja sin ruido, se designa como ‘sonrisa' o ‘sonriso', definidos como el acto de sonreír: "Me esperancé al ver en su rostro una amplia sonrisa". Este término no solamente se refiere al acto humano, sino que, si se dice de un hecho o suceso, significa que se muestra favorable o halagüeño para alguien: "La vida parecía sonreírle en ese período".

En el extremo opuesto, se ubica la ‘carcajada', que puede ser también ‘risotada'; ellas son la risa impetuosa y ruidosa. Por eso, decimos de alguien que ‘estalló en una carcajada tendida' porque lo hacía estruendosa y prolongadamente. Los diccionarios etimológicos nos indican que ‘carcajada' tiene origen onomatopéyico y señalan como probable origen el portugués "gargalhada" y el vasco "karkailla". Por su parte, ‘risotada' tiene, a partir de la base ‘risa', el aumentativo que nos da idea de que ella es amplificada, que se desborda de lo habitual; la Academia la califica de "estrepitosa y descompuesta". Existen, en relación con estos sustantivos, los verbos ‘carcajear' y ‘risotear'; usamos más frecuentemente el primero, cuyo valor no es solamente "reír a carcajadas" sino también "burlarse de alguien o de algo": "Es insoportablemente chancero pues se carcajea de todo".

Es el diccionario el que nos señala como sinónimo de ‘risa' el sustantivo ‘hilaridad': ella se define como la "algazara que excita en una reunión lo que se ve o se oye". Entonces, decimos, por ejemplo, "El clima de hilaridad en ese ambiente era contagioso". Existe un adjetivo vinculado y es ‘hilarante', que se entiende como "que inspira alegría o mueve a risa": "La actuación de ese cómico fue hilarante".

Aparecen como vinculados a la risa, los adjetivos cómico', ‘chistoso', ‘festivo', ‘desternillante'. En relación con este último término, lo relacionamos con el verbo ‘desternillarse', que se define como "reírse mucho, sin poder contenerse". La expresión se origina en el vocablo ‘ternillas', cartílagos que se encuentran en varias partes del cuerpo, entre ellas, en las mandíbulas; al reírse la persona con fuerza, se agita la zona que las contiene, por efecto de la risa violenta, de tal modo que parecen romperse. Suele confundirse erróneamente, en el coloquio, con ‘destornillar' (desatornillar, desentornillar) que significa "sacar un tornillo dándole vueltas". Verbos similares a ‘desternillarse' para usar en esta expresión de risa desmedida son ‘descalzarse', ‘descoyuntarse', ‘despedazarse' y ‘desperezarse', que señalan la vehemencia y los movimientos descompasados de una risa excesiva.

Cuando estamos para reventar de risa', indicaremos un gran esfuerzo para no reírnos, aun cuando estemos tentados de hacerlo.

Por su lado, hablar de ‘morirse de risa' no significa siempre lo mismo: por una parte, puede aludir a que una persona permanece inactiva: "Ahí está, muriéndose de risa de la situación"; si se refiere a una cosa, en cambio, indica que está sin resolver, abandonada: "Tu propuesta está en un cajón, muriendo de risa". Pero, literalmente, la expresión significa ‘partirse/mondarse de risa', esto es, "reírse con ganas": "Fuimos a disfrutar de un buen espectáculo y nos mondamos de risa ante las ocurrencias de los actores". Por el contrario, a veces, por respeto, debemos guardar nuestro deseo de reír y, entonces, ‘nos comemos la risa'.

¿Y cómo se indica la onomatopeya de la risa? Según la Academia y la Fundéu, se debe indicar ‘ja, ja, ja' o ‘ja ja ja': "Ja, ja, ja, ¡cómo nos hace reír tu comentario!"; pero, de la lexicalización de la onomatopeya surge el sustantivo ‘jajajá', como vocablo agudo y con plural ‘jajajás': "Su jajajá era inconfundible, por lo sonoro y llamativo; se destacaba entre los otros jajajás".

Volviendo a la primera idea, lo que se desconoce es la variedad de acepciones que posee el verbo ‘reír'; en efecto, a la primera ("celebrar con risa algo"), se suma la idea de burla y mofa: "No puede tolerar que se rían así de él". Otra acepción es la que indica que se infunde alegría o gozo, si se refiere a algo deleitable, como pueden ser el alba, el agua de una fuente o de un prado ameno: "Las aguas de una fuente cantarina reían e irradiaban una paz bucólica".

Otras veces, ‘reír' puede señalar desprecio por una persona o por algo: "Ese grupo de jóvenes se ríen de todo y de todos".

Metafórico es el valor coloquial de ‘reír' cuando señala que la tela de un vestido o de una prenda, ya por usada, ya por falta de calidad, empieza a rasgarse y abrirse: "El disfraz, utilizado en tantas fiestas, ya empezaba a reírse y no podría volver a emplearse".

Concluimos disfrutando de la belleza de una parte del poema "Tu risa", de Pablo Neruda:

"Junto al mar en otoño,/ tu risa debe alzar/su cascada de espuma,/ y en primavera, amor,/ quiero tu risa como / la flor que yo esperaba,/ la flor azul, la rosa de mi patria sonora./ Ríete de la noche,/ del día, de la luna,/ ríete de las calles / torcidas de la isla, /ríete de este torpe / muchacho que te quiere, /pero cuando yo abro / los ojos y los cierro, /cuando mis pasos van, /cuando vuelven mis pasos, /niégame el pan, el aire, /la luz, la primavera, /pero tu risa nunca / porque me moriría".