Opinión

Menos biribiri y más hacer

La descripción de una nueva forma de administración municipal que encara en Guaymallén el intendente Marcos Calvente, por parte del concejal Jonathan Mazuela.

Jonathan Mazuela
Concejal de Guaymallén por la UCR en Cambia Mendoza

El primer escalón de la gestión pública es el municipio.

En otro momento de la historia o en otro punto del país -o incluso del mundo-, podría ser considerado menor.

En Mendoza no. La evolución de la política, la calidad de las gestiones y el tono de las demandas sociales han hecho que ese "primer escalón" no sea solo un turno circunstancial, sino que se convierta en el más importante.

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Hay una vieja política que persiste y que ve en ese "primer escalón" una oportunidad para sus protagonistas, sus amigos y sus partidos. Pero también hay una nueva política que desnuda aquellas aviesas intenciones del pasado, la de apropiarse de la gestión pública y usarla a su antojo.

Esa nueva política es gerencial y empática. No es demagógica ni podría ser populista.

Sabe con qué recursos se cuenta, escucha los reclamos pero también las propuestas, y proyecta y planifica con responsabilidad.

La gestión de Marcos Calvente en Guaymallén es eso: menos "biribiri" y más acción; menos protagonismo personalista y más de equipos; menos "Estado obstaculizador" y más "Estado distribuidor de roles y facilitador".

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Hay todavía remanentes de políticos que no lo entienden, que se niegan a soltar la teta de la que maman desde siempre y quieren seguir teniendo en un puño cerrado la capacidad de decisión. Eso mismo que ha provocado que nada cambie, que la decadencia se prolongue y sea previsible.

Jonathan Mazuela, autor de esta nota.

Hay que salir de ahí. Y si bien el nuevo modelo de gestión puede estar generando ruido en las mañas adquiridas por propios y ajenos, es lo que viene, marca un camino y llegó para quedarse. Pero no quieto: llegó para evolucionar y ser mejor.

Esta nueva política en el departamento se desafía día a día, mejorando y marcando hitos como el cierre del basural, también con obras integrales que de ser un sueño hoy ya se están concretando, mientras otras están por comenzar. 

La reducción del gasto y la eliminación de tributos, junto con una visión que fomenta constantemente la inversión privada -con el aforo cero, el programa impusamos Guaymallén y otras herramientas-, son señales claras de un rumbo firme.

Ante esta realidad, la oposición se queda sin espacio: lo único que atina a hacer es recolectar reclamos en modo campaña. Lo hacen porque reconocen los avances y son conscientes de que la gestión está en marcha, pero es la única estrategia que encuentran para intentar tener visibilidad.

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Escuchar, planificar, hacer y dejar hacer con un Estado que sepa hacia dónde quiere conducir al departamento: nunca hacia el fondo del abismo, siempre hacia un abrazo con empleo, calidad de vida, un ambiente saludable y un Guaymallén que genere orgullo en sus vecinos.

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