El conflicto más viejo del mundo: el odio como única arma
Carlos Varela Álvarez sostiene que "Israel hoy de la mano de Natanyahu se ha convertido en estado terrorista, como lo ha demostrado con sus acciones en Irán, Líbano y Qatar".
Qué no se ha dicho sobre el conflicto judeo-palestino que sea una novedad, pero miro las imágenes y testimonios sobre Gaza y es imposible la indiferencia y la naturalización del dolor.
Recuerdo que en un acto de entrega de premios el gran actor Norman Brisky fue repudiado porque dijo al recibir el suyo las palabras "Gaza, Gaza, Gaza" o veo una entrevista a Noam Chomsky que dice que por Gaza nadie hará nada porque no tiene riquezas, que no tiene poder y por el temor a las represalias de Estados Unidos.
Por otro lado, nadie puede justificar ni olvidar el terrorismo de Hamas, que vimos en octubre del 2023 y el presente de sus rehenes u olvidar a Amia y el Holocausto.
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Ambos sectores han perdido todo lo que se puede perder, pero estamos viendo un gobierno israelita que se orgullece que "Gaza arde" o que las cuentas llevan más de 18.000 niños o que nadie sabe qué van a hacer los 600.000 gazaties que aún quedan allí.
Pero lo más impactante es que eso pasa delante de nuestros ojos, de nuestros sentidos y la incapacidad para reaccionar por parte de los estados es vergonzosa.
No es una catástrofe natural, somos los seres humanos haciendo y tolerando lo que vemos.
Toda tragedia acostumbra conmovernos, ¿cuántas imágenes soportaremos hasta la indiferencia? ¿ No ha pasado lo mismo con la invasión rusa a Ucrania?
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¿Cuánto necesitamos para reaccionar?
El mundo en general fue pasivo con las expulsiones de judíos y las leyes nazis en sus comienzos y ese mismo mundo luego se asombró con los campos de concentración y los millones de personas asesinadas en las cámaras de gas.
Este conflicto en estos momentos ya no es una guerra, sino claramente una masacre de un estado hacia una población civil.
Las fuerzas son absolutamente dispares aunque en ambos bandos hayan muertos desde hace muchos años.
Ya no se trata de las crónicas y de las imágenes, sino de la acción para parar este proceso de aniquilación y para evitar que nuevamente sucedan hechos como los actos de terror que asombran al mundo.
Israel hoy de la mano de Netanyahu se ha convertido en estado terrorista, como lo ha demostrado con sus acciones en Irán, Líbano y Qatar.
Está sembrando respuestas que nacerán del terrorismo que combate en un círculo vicioso de muerte y dolor.
No alcanza con Naciones Unidas, ni con las declaraciones de condolencias, hoy necesitamos que los estados y los gobiernos se pongan de pie frente a una demostración de barbarie, que ya no es reciprocidad, es simplemente el exterminio del otro, tal como el mismo pasado que los asoló y que nos conmovió.
Se están convirtiendo en lo mismo que combatieron.