Mini Picada

Lule sí, Lule no: entre un engañapichanga y un cambio mínimo e insuficiente

Todo está más o menos como era entonces: a Lule Menem no lo sacaron del Gobierno, sino que le quitaron la manija del partido del Presidente. Y nada más.

En el gobierno nacional se filtró a los siempre dispuestos a escuchar y difundir periodistas porteños de su elenco que se producía un cambio que "vendieron" como "fundamental": que el tal Eduardo Lule Menem, mano derecha de Karina Milei, ya no incidiría más.

De pie, Lule Menem.

Claro, no se indicó en qué. Por lo que se intuyó, primero, que lo estaban echando del cargo. Pero no. En el Gobierno suelen hablar todo el tiempo de los asuntos internos de La Libertad Avanza y al parecer, se lo estaba corriendo de una cuestión menor para el resto de los argentinos, como son las decisiones internas del partido político del presidente Javier Milei y de su hermana, Karina.

Este Menem, Lule, fue acusado por uno de los activistas digitales del conservadurismo, Fernando Cerimedo, quien reveló a la Justicia sus diálogos con el ángel caído Diego Spagnuolo.

Cerimedo declaró que Spagnuolo le confirmó que las droguerías aportaban una coima del 8 por ciento sobre lo que facturaban, que el "el 3 por ciento iba a la Casa Rosada", que Lule Menem se llevaba "un palo (dólares) por mes" y que todo se lo contó Spagnuolo al presidente Javier Milei y, antes que eso, también a la ministra Sandra Pettovello. Según le reveló Spagnuolo a Cerimedo, cuando una de las droguerías se quejó por el aumento de la coima del 5 al 8 por ciento, él (Spagnulo), les contestó que no podía hacer nada, "que le bajaron la línea de que no se meta". O sea: órdenes de arriba. Toda la declaración de Cerimedo exhibe de manera palmaria que la cúpula del gobierno de Milei estaba 100 por ciento al tanto de las maniobras de corrupción con los medicamentos y la discapacidad.

Pero mientras trascendía en las usinas informativas que a Lule lo sacaban del poder, sobre el atardecer de la jornada del jueves, se confirmó que eso no era más que un engañapichanga: solo se lo corría de la coordinación de la campaña electoral, y lo reemplazó por Pilar Ramirez, mano derecha de Karina.

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