Martina Basaure: la raíz silenciosa de un emporio vitivinícola
La Junta de Estudios Históricos de Godoy Cruz ha propuesto que una calle del Sector B, en el predio de la antigua Bodega Arizu, por calle Belgrano, lleve el nombre de Martina Basaure de Arizu. Lo cuenta la Magister Fabiana Mastrangelo.
En el corazón de San Vicente -hoy Godoy Cruz- nació Martina Basaure, a mediados del siglo XIX. Era hija de Domingo Basaure y María Petrona Grigor Atencio. La bautizaron en el antiguo edificio de adobe de la Iglesia San Vicente Ferrer, reconstruido luego de un incendio.
Martina creció en una familia que valoraba el trabajo y la discreción. Su primer matrimonio con Gaspar Jordán fue breve pero decisivo. Durante un poco más de dos años compartieron sus días, hasta que la muerte lo reclamó en 1887. De aquel vínculo, Martina heredó no sólo una fortuna considerable, sino también un legado material profundamente vinculado a la vitivinicultura: pipas, bordalesas, barriles y cubas que señalaban un trabajo sostenido y un futuro promisorio. Poseía además dos propiedades: una en San Vicente y otra en la Capital, en la calle Las Heras.
En febrero de 1889, contrajo segundas nupcias con Balbino Arizu, un bodeguero vasco que había llegado a Mendoza desde Unzué, Navarra (España). Estableció una sociedad con Ramón Basterra y adquirió acciones del Banco Nacional en 1888, en cuotas trimestrales. La recuperación económica era su objetivo en estos tiempos.
El casamiento con Martina, le dio a Balbino la estabilidad afectiva y el impulso definitivo para sentar las bases de la empresa que había creado como "Balbino Arizu y Hermanos". Martina aportó capital, confianza y una red de vínculos que fortalecieron el proyecto. El contexto favoreció la iniciativa del matrimonio. Comenzó a gestarse un movimiento agroindustrial que transformaría la sociedad mendocina.
En los libros contables del Archivo Bodega Arizu, su nombre aparece no solo como socia silenciosa, sino como benefactora y gestora activa. Realizó donaciones para la construcción de la Iglesia San Vicente Ferrer, donde había sido bautizada, y aportes para la Escuela Práctica de Mujeres. También se registra que Martina formalizó pagos en compras de terrenos y de derechos de agua, demostrando su implicancia en la gestión de tierras y recursos hídricos, vitales para la producción vitivinícola.
El matrimonio Arizu-Basaure no tuvo hijos. Cuando Martina falleció en noviembre de 1914, Balbino se convirtió en su heredero universal. Las propiedades heredadas de Jordán seguían a nombre de Martina, y se sumaban a los bienes gananciales en Godoy Cruz y Villa Atuel, San Rafael, donde la familia Arizu había fundado otra bodega, clave en el desarrollo del pueblo.
Los muros de la casa de calle Las Heras 430 dejaron de custodiar la intimidad doméstica del matrimonio para abrirse al saber. Allí, donde Martina alguna vez escribió cartas, administró bienes y tejió vínculos con la comunidad, fue sede de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Cuyo, en sus comienzos. Posteriormente la propiedad fue demolida y hoy se encuentra la Galería El sol
Y como si el tiempo quisiera rendirle homenaje, la historia vuelve a pronunciar su nombre. La Junta de Estudios Históricos de Godoy Cruz ha propuesto que una calle del Sector B, en el predio de la antigua Bodega Arizu, por calle Belgrano, lleve el nombre de Martina Basaure de Arizu. Así, su memoria no solo habitará los libros del Archivo Bodega Arizu, sino también el andar cotidiano de quienes transiten ese nuevo camino, justo allí donde se gestó una de las bodegas que fue símbolo del esplendor vitivinícola mendocino.
Fuentes y bibliografía: Libros contables del Archivo Bodega Arizu (ABA); Testamentaria en Archivo General de la Provincia (AGP); Mastrangelo, F.; Balmaceda, S. y Girini, L. (2023), Bodega Arizu; Mateu, Ana María (2022), Los Reyes del Vino; Romano, R.M. (2011), Huellas de la Ciudad Universitaria de la UNCuyo.
Datos de Archivos ABA y AGP recuperados por Viviana Suarez y Marta Suarez, respectivamente.
Frente de la casa del matrimonio Basaure-Arizu en calle Las Heras 430 de Ciudad. Posteriormente funcionó la Facultad de Filosofía y Letras de la UNCuyo. El edificio fue demolido. Hoy se encuentra la Galería Vía del Sol. Foto extraída del libro de: Romano, M. (2011). Huellas de la Ciudad Universitaria de la UNCuyo.