Un "Requete Lindo" muy especial
En el cumpleaños de Mafalda, una carta de Marcela Muñoz Pan.
San Martín Mendoza 29 de setiembre de 2025
Querida Mafalda:
Felices 61, sí, 61. No importa que sigas luciendo tus eternos seis años y esa melena rebelde. Para quienes te leemos desde hace décadas, y para las nuevas generaciones que te descubren, has cumplido 61 años cuestionando al mundo con una persistencia admirable. Lo has hecho sin arrugas, sin resignarte a la mediocridad adulta, y, lo más importante, ¡sin haberte tomado una sola cucharada de sopa! Te seguimos necesitando.
Es que el calendario avanza, la tecnología se vuelve loca, los discursos políticos se repiten, y vos seguís ahí, sentada en el banquito de San Telmo o frente a tu globo terráqueo, preguntando lo que nadie se atreve a preguntar en voz alta: "¿Por qué?"
Lo sentimental y lo inevitable
Han pasado 61 años desde tu primera aparición en aquella revista, Mafalda, no te voy a mentir: el mundo sigue siendo un lugar bastante parecido al que te preocupaba. La injusticia sigue cotizando en bolsa, la guerra no pasa de moda, y a la paz le cuesta más trabajo hacerse viral que a un gato tocando el piano.
Quino nos dejó, y eso fue un golpe bajo, como una cucharada de concentrado de pena. Pero él nos dejó su genialidad: vos, la y su heroína de nuestro tiempo, para que nos recuerdes que la verdadera tragedia no es que el mundo esté mal, sino que, sabiendo que está mal, no hagamos nada para cambiarlo. Es ese legado de la inocencia crítica, el que nos toca el corazón. Nos enseñás que la ternura no está reñida con la inteligencia ni con la rebeldía.
El toque divertido (o la resistencia a la sopa)
Y claro, hablar de vos sin sonreír es imposible. Sos la única persona que puede darle un ataque de pánico a una cuchara. Tu aversión a la sopa es la metáfora más brillante y divertida de todas: el rechazo a lo que nos quieren imponer, a lo insípido, a lo que no alimenta el espíritu.
Mientras Manolito sigue soñando con abrir una cadena de supermercados (y con razón, la inflación sigue galopando), y Susanita planea su futuro de "mamá y señora de", vos nos sigues diciendo: "Paren el mundo, que me quiero bajar." Y qué razón tenías, es una frase que cada adulto, agobiado por las cuentas y las responsabilidades, repite en voz baja todos los lunes de lunes a lunes y mucho más si vive en Argentina.
Así que, en tu cumpleaños número 61, brindo (con algo que no sea sopa, por supuesto) por tu vigencia, por tus amigos (que son el caos en su máxima expresión), por el pobre Felipe y su eterno aplazamiento de tareas, y por esa pregunta que nunca pasará de moda:
"¿Y si en vez de planear tanto voláramos un poco más alto?"
¡Feliz cumpleaños, eterna niña! Y que nunca te falte una buena dosis de crítica y el vinilo de Los Beatles.