Retoños del Olivo Histórico, como símbolo de paz desde La Tebaida a todo el país
Juan Marcelo Calabria cuenta la tarea que realiza el Rotary Club San Martín. Recientemente, él mismo fue distinguido con un retoño del olivo de La Tebaida por su aporte a la cultura sanmartiniana.
En estos tiempos vertiginosos, donde la urgencia cotidiana amenaza con devorar la memoria, existen esfuerzos que nos anclan a la raíz misma de nuestra identidad. El proyecto de reproducción agámica del Olivo Histórico de General San Martín, impulsado por el Rotary Club San Martín y acompañado por la Municipalidad de dicho departamento, con la colaboración del INTA estación Junín, es uno de esos gestos silenciosos que siembran futuro desde la historia.
La iniciativa de compartir este bien patrimonial, tesoro vivo, que resguarda la ciudad histórica de General San Martín surgió en 2016 de la voluntad compartida entre los miembros del Rotary Club San Martín y el Municipio. El objetivo era claro: realzar el valor de este Olivo Histórico, que ya había sido declarado Patrimonio Histórico Cultural por Ordenanza Municipal, durante los festejos del Bicentenario del departamento y que encierra todo un legado sanmartiniano.
El proyecto enfocado en multiplicar el ejemplar mediante la reproducción agámica, una técnica científica que permite obtener réplicas genéticas exactas del ejemplar ubicado en la plaza del olivo histórico del departamento. La meta era entregar estos vástagos como un Símbolo de Paz y Concordia entre los Pueblos, en conmemoración de los doscientos años de la Gesta Libertadora del General San Martín que se cumplían en enero de 2017. Para llevar adelante esta tarea monumental, se sumó la colaboración experta del INTA estación Junín, aportando así un trabajo conjunto entre el compromiso cívico y la precisión científica que fue crucial años después para lograr los ejemplares del retoño.
Nos parece importante describir brevemente el proceso, detallado en expediente Nº 9612/2016 iniciado el 11/10/2016 ante la Municipalidad de General San Martín, y que consistió en "la extracción de brotes herbáceos del árbol original, eligiendo aquellos sin flor, ya que ofrecían mejores probabilidades de germinación" parte del Ing. Julio Anconetani en representación del Rotary Club. Este acto de extracción fue documentado y certificado mediante actuación notaria por la Escribana María Beatriz Galiñares para garantizar la autenticidad del linaje de dicho árbol histórico, declarado Patrimonio Histórico Cultural por ordenanza municipal nº 2183/06.
Inmediatamente, los brotes fueron trasladados a los viveros especializados del INTA, donde se sometieron a un tratamiento con hormonas de enraizamiento y se cultivaron bajo condiciones estrictas de cobertura, temperatura y humedad controlada, siguiendo las etapas de repique y posterior trasplante a macetas. Este rigor en el proceso garantiza que cada nueva planta entregada lleve consigo la misma memoria genética del árbol que fue testigo del descanso del Libertador de América José Francisco de San Martín en su chacra La Tebaida.
Recordemos que este no es un árbol cualquiera. Es descendiente directo de aquellos ejemplares que órdenes religiosas y conquistadores trajeron a tierras mendocinas hacia fines del siglo XVI, introduciendo el olivo como sustento y como símbolo. Desde entonces, ha sido testigo de generaciones que trabajaron la tierra, soñaron libertad y construyeron comunidad. Su longevidad no es solo botánica, sino profundamente cultural, espiritual y humana. De esos nobles ejemplares, desciende el famoso Olivo Histórico de La Tebaida, del que la tradición nos dice que fue testigo silencioso y cobijo del General José de San Martín en momentos de soledad y profunda reflexión luego de su campaña libertadora y retiro de la vida pública. Es un retoño que representa la historia de gloria y heroísmo, pero por sobre todo, de la humildad, el esfuerzo y la dedicación del más grande de los argentinos.
Bajo este imponente legado, Rotary Club planteo el objetivo final de este esfuerzo conjunto a partir que estos nuevos ejemplares se distribuyan a lo largo del país. Desde hace unos años, con los ejemplares ya desarrollados, la entrega se realiza a plazas departamentales, escuelas, instituciones públicas y personalidades destacadas, e incluso a organismos nacionales, provinciales e internacionales, culminando cada entrega y en un acto público que se entrelaza bajo el símbolo de paz y libertad que el olivo representa.
Así cada nueva planta lleva un mensaje ineludible: el de la paz, libertad, concordia y fraternidad entre los municipios, instituciones y personas que participan en el proyecto. En el acta que entrega el Rotary Club de San Martín, donde obra la correspondiente certificación del ejemplar, y que se acompaña con un comprobante del INTA para su traslado y ubicación, se estipula con claridad: este olivo es un "símbolo de paz y reconciliación". Y quizás aquí radica la importancia central de este hecho, en un mundo que a menudo se fragmenta, recuperar y propagar símbolos de paz y libertad que nos unen es un acto de profunda responsabilidad cívica.
En definitiva, esta sencilla y silenciosa acción, que lleva años de cuidados, esfuerzos y trabajo conjunto de varias instituciones, nos enseña que el patrimonio cultural no es algo estático, encerrado en documentos, sino algo vivo que respira en nuestros espacios públicos y florece en nuestras escuelas, plazas e instituciones, interpelándonos sobre el presente y proyectándonos hacia el porvenir. El olivo, al igual que el legado del Libertador, nos invita a recordar que los pueblos que cuidan sus bienes materiales y símbolos son los que mejor enfrentan sus desafíos.
Una invitación a construir juntos aquel legado de humildad, esfuerzo y dedicación del primero de los argentinos, sembrando en cada rincón del país las enseñanzas del Gran Capitán, quien meditó en su querida Tebaida, bajo la sombra protectora del Olivo Histórico, un bien cultural emplazado en un sitio histórico sanmartiniano digno de ser visitado para reflexionar bajo su enorme copa, tal como lo hizo Don José Francisco de San Martín, nuestro más ilustre vecino.