Codo y cuello
Dos refranes citados por la Prof. Nené Ramallo en este interesante, útil y también divertido artículo: "Muerte de suegra, dolor de codo, que duele mucho y dura poco" y "El rosario al cuello y el diablo en el cuerpo".
En el lenguaje habitual, nos referimos denotativamente a distintas partes de nuestro cuerpo; así, por ejemplo, hablamos del ‘codo' y del ‘cuello'. Del primero, sabemos que es la parte posterior y prominente de la articulación del brazo con el antebrazo; del segundo, que es la parte del cuerpo que une la cabeza con el tronco. Pero el uso pone a nuestra disposición una serie de locuciones en donde cobra vida el valor connotativo, en distintos lugares de habla hispánica. Veamos algunas:
AGARRARSE DEL CODO: Esta locución se usa en Ecuador y Paraguay e indica que una persona abusa de la confianza del otro. También se usa para referirse a quien se toma demasiadas libertades y actúa con confianza impertinente. Lo vemos en "Emiliano no se pone límites y, más de una vez, ofende a otros porque se les agarra del codo".
BORRAR CON EL CODO: Con esta locución, que oímos en Chile y en nuestro país, se quiere significar que se ha actuado de manera fraudulenta o contraria a lo que se debe y puede hacer. Así, por ejemplo, "Dejamos de tenerle confianza porque advertimos que, más de una vez, borra con el codo lo que ha costado mucho conseguir". La paremia completa dice ‘borrar con el codo lo que hace con la mano' y puede aludir a que alguien empaña una acción con otra reprobable.
CAMINAR CON LOS CODOS: Se aplica esta locución a aquella situación en que una persona demuestra ser muy tacaña; los argentinos hablamos de ‘codito de oro' para referirlo a una persona avara, mezquina; también puede decirse ‘duro de codo': "Guarda hasta el último centavo pues siempre camina con los codos".
CODO A (CON) CODO: Esta locución adverbial se utiliza para significar que las personas trabajan en forma conjunta, en compañía o cooperación: "En ese momento, trabajamos codo a codo para sacar adelante el proyecto".
EMPINAR EL CODO: Se trata de una locución verbal coloquial, que puede también ser ‘empinar de codo' y ‘apretar el codo'; su valor es "ingerir mucho vino u otras bebidas alcohólicas": "Estaba muy borracho después de empinar el codo". Se registra además una locución verbal, hoy desusada, ‘beber de codos', que señala el modo de connotar que se bebe con mucho reposo y gusto.
DEL CODO A LA MANO: Si alguien es de baja estatura, se pondera su pequeñez utilizando esta expresión, que toma como referencia el corto espacio entre uno y otra: "Es tan pequeño ese niño, como del codo a la mano".
DAR DE (DEL) CODO: En una primera acepción, equivaldría a "dar un codazo" dado que señala que se avisa a alguien sobre algo que sucede, tocándole el codo: "Me dio del codo y, entonces, advertí quién acababa de entrar". Pero, además, puede tener otro valor, equivalente a despreciar o rechazar a personas o cosas: "No lo tengo en consideración, es más, me da de codo".
COMERSE LOS CODOS DE HAMBRE: Con esta locución, que indica una exageración, se señala a quien padece gran necesidad o miseria: "Esa pobre familia carece de medios y se come los codos de hambre".
HABLAR POR LOS CODOS: ¿Quién no ha conocido a alguien locuaz en demasía? Una manera de describir este defecto es decir que ‘habla por los codos': "Es insoportable, habla por los codos".
HINCAR LOS CODOS: Si una persona estudia con ahínco y dedicación, coloquialmente, se puede decir que ‘hinca los codos': "No se levanta de su asiento, hinca los codos ante una materia excesivamente larga y difícil". Se puede utilizar también ‘romperse los codos'.
ESTAR METIDO HASTA LOS CODOS: Cuando alguien se compromete activamente en una tarea o empresa, se usa esta locución coloquial que indica su grado de involucración en ella: "No pudo zafar de la condena porque estaba metido hasta los codos en el asunto".
TACTO DE CODOS: En Mendoza, no usamos demasiado esta expresión que puede señalar dos hechos: el primero es la connivencia que establecen varias personas entre sí, a fin de favorecerse mutuamente, en perjuicio de otras: "Solamente Pedro e Ignacio se beneficiaron con ese plan conocido por ellos por un tacto de codos". El segundo valor es del ámbito militar y señala la unión que debe haber entre uno y otro soldado para que estén en formación correcta.
Relacionado con el sustantivo ‘codo', aparece el verbo ‘codear', con varias acepciones: la primera es ‘mover los codos', como en "Empezaba su rutina gimnástica codeando ágilmente". La segunda nos dice "dar golpes con los codos frecuentemente": "Los pequeños codeaban marcando el ritmo". Su tercera acepción se vincula a las personas y al trato habitual que pueden tener entre ellas, de igual a igual, o con cierto grupo social: "Ellos se codean con gente de mucho poder".
También el término 'cuello' contribuye a formar locuciones con connotaciones diversas; así sucede en los siguientes casos:
CUELLO DE BOTELLA: En la mayoría de las situaciones cotidianas, una botella posee una parte superior o cuello, más angostoque el resto del envase. Esa estrechez hace que la expresión 'cuello de botella' pueda hacer referencia a la falta de agilidad en el tránsito, que se traduce en una mayor lentitud en el flujo vehicular: "La obra de pavimentación en uno de los carriles de acceso a la ciudad produce un cuello de botella con sus consecuencias".
También, un 'cuello de botella' se produce cuando, en cualquier proceso, existe un impedimento que obstruye su normal desarrollo: "La gripe ha causado gran ausentismo y, entonces, la falta de personal es el cuello de botella para que todo se desenvuelva eficientemente".
SALIRSE ALGUIEN POR EL CUELLO DE LA CAMISA: Esta expresión, un tanto exagerada, describe a la persona que, por haber adelgazado mucho, parece escaparse por el cuello de aquella prenda de vestir.
LEVANTAR CUELLO: Equivale esta locución verbal a 'levantar cabeza': con ella se puede indicar que una persona se recupera luego de una enfermedad o que ha salido de un trance desafortunado: "Gracias a una eficaz acción de los médicos, Pascual ha levantado cuello".
TENER A ALGUIEN COGIDO POR EL CUELLO: Coloquialmente, se usa esta locución cuando se quiere aludir a que alguien domina totalmente a otra persona: "No es libre de hablar ni de obrar porque ese jefe lo tiene cada vez más cogido por el cuello".
BOFETADA DE CUELLO VUELTO: No usamos demasiado esta expresión coloquial, pero ella connota una bofetada dada con extrema violencia: "Todavía le duele aquella bofetada de cuello vuelto".
HABLAR ALGUIEN PARA EL CUELLO DE SU CAMISA: Todos conocemos a alguien a quien se le puede aplicar esta locución coloquial, por el hecho de hablar tan bajo que casi nadie alcanza a oírlo: "Él no puede ser locutor en el acto porque habla para el cuello de su camisa".
ESTAR HASTA EL CUELLO: Si una persona se encuentra comprometida con una causa o está muy involucrada en un proceso, se dice que "está hasta el cuello" porque se encuentra del todo metida en su ejecución: "Lo van a culpar porque está hasta el cuello en ese oscuro negocio".
CUELLO DURO: Literalmente, con esta expresión se designa el cuello almidonado, pero, por extensión, se llama así a las personas que por su rango o condición social visten ese tipo de cuello: "Una rápida mirada a la platea del teatro me indicó cuántos 'de cuello duro' habían asistido".
Nos quedamos pensando en dos refranes: "Muerte de suegra, dolor de codo, que duele mucho y dura poco" y "El rosario al cuello y el diablo en el cuerpo". En el primero, se equiparan, por su carácter efímero, la pena por la muerte de la suegra y el dolor del codo. En el segundo, por la contraposición 'rosario/diablo', se previene contra la falsa virtud que esconde una intención peligrosa.