Economía

La industria erótica argentina supera los $20.000 millones al año entre e-commerce y sex shops

Con más de 1.000 locales y un auge del comercio digital que concentra el 70% de las ventas, el sector dejó de ser un tabú. A pesar del crecimiento, la caída de preservativos, los costos altos y las dificultades para importar marcan desafíos.

Los sex shops en Argentina dejaron atrás la imagen de locales semiclandestinos para transformarse en espacios de bienestar sexual, con vidrieras sobrias, atención personalizada y talleres de educación. Según un estudio del Centro de Investigaciones Sociales de UADE, el sector factura alrededor de $20.000 millones al año y cuenta con más de 1.000 puntos de venta, concentrados principalmente en CABA, aunque con expansión hacia el interior del país.

La pandemia marcó un antes y un después: las ventas por internet se dispararon más de 200%, consolidando al e-commerce como el canal principal, responsable del 70% de las transacciones. Durante el Hot Sale, la categoría erótica llegó a facturar más de $2 millones en una sola edición, con un ticket promedio de $7.790. A nivel global, la industria de juguetes sexuales ya supera los u$s15.000 millones y se proyecta que triplique su valor en los próximos años, con oportunidades para empresas argentinas.

La logística discreta, con envíos sin logos y retiros programados, junto con catálogos amplios, facilitaron la compra de productos para quienes aún sienten pudor, especialmente a través del celular.

El público femenino representa entre el 60% y 70% de la demanda. Le siguen parejas que buscan reavivar la intimidad y jóvenes de 18 a 30 años, influenciados por redes sociales y podcasts. También se observa un crecimiento en la participación de mujeres mayores de 40, muchas veces por recomendación de profesionales de la salud.

Entre los productos más vendidos, lideran los succionadores de clítoris (como Satisfyer Pro 2, Love Breeze y Penguin), seguidos por vibradores de doble estimulación y anillos. Los precios varían ampliamente: desde $10.000 por insumos básicos hasta más de $500.000 en muebles eróticos y dispositivos tecnológicos con app y bluetooth que superan los $200.000.

A pesar del crecimiento, persisten barreras económicas. Los precios elevados limitan la participación de estudiantes y trabajadores con ingresos ajustados, mientras que la demanda de preservativos cayó entre 4 y 5 puntos en 2024 y 2025, según señalaron referentes del sector.

Felipe Kopelowicks, de Kopelco S.A., comentó que la categoría de preservativos enfrenta dificultades por la falta de campañas y altos costos de importación. "Bajó entre 4 y 5 puntos respecto al año pasado el uso del preservativo. Es preocupante, porque es un producto crítico", afirmó. La empresa, que produce y distribuye marcas como Tulipán, ha tenido que ajustar márgenes pese a crecer en volumen y consolidar presencia en mercados de Paraguay, Bolivia, Uruguay y Chile.

Miguel Ángel Huarte, CEO de Buttman SexShop, destacó que el sector atraviesa una "transición global": la pandemia impulsó la industria, pero el crecimiento acelerado obliga ahora a reestructurarse. Su compañía, con 25 años en el mercado, mantiene la innovación constante en productos y diseños, y ofrece financiación para acompañar la cautela del consumidor.

En definitiva, la industria erótica en Argentina crece y se profesionaliza, pero sigue enfrentando desafíos económicos y logísticos. Las marcas líderes sostienen el mercado, mientras que la recesión y la limitada competencia mantienen la demanda controlada.

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