Análisis

¿Qué se juega en estas elecciones?: Lo políticamente correcto

El análisis de Rubén Zavi, a una semana del deber de concurrir a las urnas.

Rubén Zavi
Politólogo y especialista en Comunicación Política

Aunque Javier Milei logre imponerse en las próximas elecciones legislativas, los desafíos que enfrenta su gobierno son de una magnitud que trasciende cualquier triunfo electoral. Gobernar con aliados, ordenar su espacio político y estabilizar la economía son apenas tres piezas de un tablero más complejo: el de construir una gobernabilidad sostenible basada en el diálogo republicano.

Y ese no es solo el reto de Milei: es el desafío que la Argentina entera necesita asumir. Sin objetivos comunes no hay salida de la crisis

La Argentina no puede salir de su crisis económica y social sin establecer objetivos comunes que trasciendan las diferencias partidarias. Las salidas individuales o los proyectos de poder basados en verdades únicas no solo profundizan el aislamiento político, sino que postergan la posibilidad de una política de Estado duradera.

El consenso no es una concesión ideológica, sino una condición básica para cualquier proyecto nacional que aspire a superar el cortoplacismo y la confrontación permanente.

La representación de las minorías como pilar republicano

Nuestro sistema político está diseñado para garantizar la representación de las minorías, que también tienen poder de decisión en el Congreso. Esa pluralidad no es un obstáculo para gobernar, sino el mecanismo republicano que equilibra el poder y otorga legitimidad a las decisiones.

Ignorar este principio es desconocer la esencia del sistema democrático argentino, donde el diálogo y la negociación no son signos de debilidad, sino de madurez institucional.

El costo social de la conflictividad política

Hace años que la conflictividad política se filtra hacia lo social. Los discursos polarizantes y la falta de cooperación entre los principales actores del sistema político generan un clima de tensión que se amplifica con la crisis económica.

La combinación entre malestar económico y fractura política es un cóctel peligroso: sin dinero en los bolsillos y sin esperanza en las instituciones, la protesta y el descontento se vuelven inevitables.

Gobernabilidad o conflicto: el dilema de Milei

A días de las elecciones, Milei enfrenta conflictos internos, con sus aliados, con la oposición y con la economía. Desde la perspectiva de la comunicación política, si no logra generar el consenso necesario, dominará el conflicto, algo natural en los gobiernos, pero insostenible sin acuerdos.

Además, el presidente ha perdido el control de la agenda pública: las crisis se suceden sin cierre comunicacional, lo que erosiona su capital político y amenaza con restarle votos en los próximos comicios.

El lenguaje y el consenso: una mirada desde Umberto Eco

Umberto Eco, en su célebre reflexión "Sobre lo políticamente correcto", advierte que muchas veces el cambio en las palabras no modifica los problemas de fondo. "Si se decide que a las personas que van en silla de ruedas ya no se las llama minusválidas, sino personas con capacidades diferentes, y luego no se les construyen rampas para acceder a los lugares públicos, evidentemente se ha suprimido la palabra, pero no el problema", escribió el semiólogo italiano.

Su observación cobra especial vigencia en la Argentina actual: no alcanza con corregir el lenguaje político si no se corrigen las prácticas del poder. Hablar de diálogo, consenso o república no puede reducirse a un gesto discursivo. Debe traducirse en políticas concretas, en gestos institucionales, en respeto hacia las minorías y en la capacidad de escuchar al otro.

La política argentina necesita recuperar no solo la razón, sino también la palabra: el lenguaje como puente, no como trinchera.

Un país que necesita acuerdos

La gobernabilidad no se construye sobre la imposición ni sobre el enfrentamiento, sino sobre la búsqueda de consensos amplios. La Argentina necesita un liderazgo que escuche, dialogue y coordine, capaz de trascender la lógica de "amigos y enemigos" para recuperar la confianza social.

Milei aún está a tiempo de comprender que el consenso no es debilidad, sino la única fortaleza posible para un país que no soporta más divisiones. Sin diálogo, no hay gobierno posible. Y sin acuerdos, no hay futuro.

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