Mendoza, un laboratorio de soluciones para el país que queremos
Una enumeración de los hitos de Mendoza en el análisis que hace el senador Martín Kerchner.
La provincia consolidó un modelo basado en equilibrio fiscal, transparencia institucional y gestión eficiente. Hoy, mientras la Nación avanza hacia reformas estructurales, Mendoza aparece como el ejemplo concreto de que el cambio no se anuncia: se construye.
Mendoza no esperó a que las circunstancias la empujaran. Actuó antes. Redujo impuestos distorsivos como Ingresos Brutos y Sellos, ordenó sus cuentas públicas, equilibró sus finanzas y bajó el gasto corriente, priorizando la inversión en infraestructura y obra pública estratégica. Mientras otras provincias crecían al amparo de la coparticipación, Mendoza consolidó un modelo de autonomía y eficiencia que la convirtió en una de las jurisdicciones más responsables del país. Esa disciplina, lejos de ser un fin en sí mismo, generó un círculo de confianza: Esa disciplina, lejos de ser un fin en sí mismo, generó confianza: inversores que apuestan a la Provincia, empresas que mantienen dinámico el empleo privado y un ecosistema económico más previsible.
El modelo también se distingue por su modernización institucional. La Boleta Única de Papel, la Ficha Limpia, la paridad de género en listas y la digitalización legislativa no son consignas, sino hechos. Mendoza anticipó debates nacionales, mostrando que se puede hacer política con transparencia, austeridad y reglas claras. Donde se construyen instituciones sólidas, la política vuelve a ser creíble.
El concepto de "Laboratorio de Soluciones" sintetiza esta trayectoria. Mendoza no improvisa: prueba, corrige, innova y recién después expande. Desde Mendoza Activa, los Bonos Fiscales y Enlace/Enlazados -programas de incentivo a la inversión y el empleo, convertidos en referencia nacional- hasta la Historia Clínica Digital, el Registro Provincial de Huellas Genéticas o la plataforma educativa GEM, cada política nació de una lógica de aprendizaje y mejora continua. No son slogans: son políticas públicas que funcionaron y que, en muchos casos, hoy inspiran a la Nación.
En este contexto, la afirmación del presidente sobre que "Mendoza es una muestra del país que queremos", no hace más que resumir lo que la mayoría observa a nivel nacional, y que trasciende las banderías políticas: Mendoza viene transitando desde hace años el camino que hoy el país busca recorrer. Responsabilidad fiscal, instituciones sólidas, innovación y realismo productivo forman parte de una matriz que demuestra que el cambio no se declama: se construye, paso a paso, con hechos concretos.
Y esa cultura, esa filosofía, se traduce en resultados: equilibrio fiscal sin ajuste social, innovación sin improvisación, más obra pública bajando impuestos y bajando endeudamiento. Mendoza eligió la responsabilidad cuando otros elegían el atajo. Eligió ordenar primero para crecer después. Eligió la inversión por sobre el gasto corriente, el empleo genuino por sobre el asistencialismo, la previsibilidad por sobre la incertidumbre. Y todo esto teniendo la segunda coparticipación por habitante más baja del país. Son logros muy valorables, máxime en un contexto macroeconómico tan adverso como el que dejó el kirchnerismo.
En síntesis, en un país donde muchas veces se premia lo inmediato, Mendoza representa la constancia. Donde otros ven límites, Mendoza ve desafíos. Donde otros esperan señales de Buenos Aires, Mendoza genera sus propias soluciones (que luego desde Buenos Aires adoptan).
Por eso, más que una muestra, somos un punto de partida. Un territorio que no espera que las soluciones lleguen: acá las creamos, las probamos y luego las compartimos. Porque en Mendoza, las soluciones nacen antes.