Análisis

Rivadavia y La Paz: ¿cómo el acceso a las armas convierte las crisis emocionales en tragedias?

La facilidad con que se accede a armas de fuego hace que se "resuelvan" problemas de la peor manera. El análisis del criminólogo Eduardo Muñoz.

Eduardo Muñoz
Criminólogo. Autor del libro "El Género de la Muerte". Divulgador en medios. Análisis criminológico aplicado a temas sociales de actualidad y seguridad. linkedin.com/in/eduardo-muñoz-seguridad IG: @educriminologo

El eco de los disparos en el Juzgado de Familia volvió a sacudir Mendoza y a poner en evidencia una realidad preocupante: la violencia armada avanza como forma de respuesta ante las crisis emocionales. Fue el segundo caso grave en pocas semanas, tras la crisis protagonizada por la adolescente armada en La Paz.

Dos hechos distintos, unidos por un mismo denominador: la presencia de armas en contextos de alta vulnerabilidad emocional. Un hombre, frustrado por una mediación fallida con su expareja, convirtió una oficina judicial, un espacio destinado a resolver conflictos, en el escenario de su desesperación final, disparándose con un arma calibre .22. 

La violencia no ocurrió en la vía pública, sino dentro de un tribunal, un lugar que debería ser seguro, demostrando que las armas no conocen de límites.

El mito de la autodefensa y la realidad de la violencia doméstica

El discurso de la libre portación, impulsado por sectores que apelan a la "seguridad individual", promete protección frente al delito. Pero esa promesa es una falacia: desvía la atención del verdadero riesgo.

Las estadísticas en América Latina son contundentes: las armas de fuego no se usan principalmente contra el ladrón desconocido, sino en los espacios donde el conflicto emocional es más intenso, como el hogar o durante separaciones. Facilitar su acceso aumenta la letalidad en estos entornos frágiles.

Un hombre accionó un arma dentro de un juzgado de Rivadavia

En Rivadavia, el arma calibre .22 no simbolizó defensa, sino un acto desesperado que dejó marcas imborrables en aquellos que presenciaron la escena.

Desarme y prevención: la prioridad criminológica

Los episodios de La Paz y Rivadavia no son accidentes aislados. La evidencia internacional, desde la ONU hasta los observatorios de seguridad regionales, demuestra una correlación directa: a mayor disponibilidad de armas de fuego, mayor es la tasa de homicidios, suicidios y lesiones graves.

El desafío es fortalecer los controles, aplicar protocolos de detección de peligrosidad y garantizar entornos institucionales seguros, especialmente en tribunales donde las emociones están al límite. Implementar medidas concretas puede marcar la diferencia entre prevenir tragedias y ser testigos de ellas.

Una lección que no podemos ignorar

Rivadavia deja una advertencia clara: el peligro no está solo en la calle, sino también en los espacios donde se dirimen las crisis personales. Si el Estado no refuerza los mecanismos de control, detección y desarme, cada mediación o audiencia familiar puede convertirse en una tragedia anunciada.

La violencia armada se está consolidando como un modo de resolver conflictos personales, impulsada por la frustración, la ira y la desesperanza. Cuando las emociones desbordan y las armas están al alcance, se crea un cóctel fatal que convierte los conflictos en muertes evitables.

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