El Congreso que viene: el poder silencioso de los bloques menores en un Parlamento polarizado
Con menos bancas y mayor fragmentación, las fuerzas provinciales y los partidos chicos se preparan para jugar un rol clave en la nueva composición del Congreso. En un escenario dividido entre libertarios y peronistas, cada voto puede inclinar la balanza en los debates legislativos.
En la antesala de la renovación del Congreso que asumirá el 10 de diciembre, la atención se centra en el reacomodamiento de las mayorías en la Cámara de Diputados. Por un lado, La Libertad Avanza alcanzará 93 bancas y, si formaliza su alianza con el PRO, pasará a ser la primera minoría. Enfrente, Fuerza Patria conservará un bloque similar al actual, con 96 miembros. Sin embargo, entre ambos polos políticos queda un entramado de espacios menores que, pese a su tamaño, podrían definir las votaciones más sensibles.
Las fuerzas intermedias que fluctúan entre la negociación y la oposición serán determinantes. Allí se ubican los cinco aliados libertarios, los 19 representantes de partidos provinciales y los ocho integrantes de Provincias Unidas, bloque que en la gestión actual fue decisivo para el oficialismo en momentos clave. También aparece Encuentro Federal, con ocho legisladores de perfiles diversos: desde opositores duros como Esteban Paulón hasta moderados como Nicolás Massot, que podrían acompañar iniciativas puntuales.
Uno de los espacios más golpeados por la nueva distribución será la Unión Cívica Radical. De las 14 bancas que hoy posee, apenas conservará seis: tres de continuidad y tres que ingresan tras acuerdos parciales con los libertarios en distintas provincias. A esto se suma la salida de su jefe de bloque, Rodrigo de Loredo, cuyo mandato finaliza este año.
Dentro del nuevo esquema, el radicalismo retiene figuras como Pamela Verasay (Mendoza), Guillermo Agüero (Chaco) y Darío Schneider (Entre Ríos), a los que se suman Karina Banfi, Ricardo Cipolini y Lisandro Nieri, con mandato vigente hasta 2027. No obstante, la división interna continúa tras la escisión del grupo Democracia Para Siempre, que pasó de 12 diputados a solo tres: Pablo Juliano, Mariela Coletta y Jorge Rizzotti. Estos últimos evalúan incorporarse a Provincias Unidas si el espacio logra sostenerse como bloque autónomo.
En ese mismo sentido, los jujeños Rizzotti y la electa María Inés Zigarán -ambos cercanos al gobernador Carlos Sadir- podrían sumarse a Provincias Unidas junto a Martín Lousteau, Mariela Coletta y Diógenes González, diputado electo por Corrientes. El PRO, en tanto, también sufrió una fuerte reducción: de las 35 bancas actuales quedará con solo 14, número que se reducirá aún más por la designación de Diego Santilli como ministro del Interior.
Los gobernadores, entre el pragmatismo y la presión libertaria
La elección modificó además el equilibrio del poder territorial. Los mandatarios que intentaron presentarse como una alternativa moderada entre Milei y el peronismo quedaron debilitados, con escasa capacidad para negociar en un contexto dominado por la polarización.
Los gobernadores de Chubut (Nacho Torres), Córdoba (Martín Llaryora), Corrientes (Gustavo Valdés), Jujuy (Carlos Sadir), Santa Cruz (Claudio Vidal) y Santa Fe (Maximiliano Pullaro) apostaron por una estrategia dialoguista y de construcción federal. Sin embargo, el ascenso libertario los obligó a recalcular. En la Casa Rosada dan por hecho que varios de ellos terminarán alineados con el Ejecutivo en temas económicos y de reforma del Estado, aunque intenten conservar autonomía política.
El proyecto de "tercera vía" se desdibujó con la concentración del voto en los dos extremos. Provincias Unidas, que aspiraba a convertirse en árbitro parlamentario, perdió margen para marcar agenda y ahora dependerá de acuerdos coyunturales con el oficialismo o con el peronismo según el caso.
El tablero del Senado
En la Cámara Alta, La Libertad Avanza también amplió su presencia. Desde diciembre contará con 20 senadores propios y sumará los cinco del PRO, quedando a tan solo 12 escaños del quórum. Ese número obliga al oficialismo a tejer alianzas con los siete senadores de partidos provinciales y los cinco de Provincias Unidas para garantizar la aprobación de sus proyectos.
En este escenario, los bloques pequeños vuelven a tener un papel estratégico: no por su número, sino por su capacidad de definir votaciones ajustadas. Su apoyo será esencial tanto para lograr el quórum como para impulsar o frenar las leyes estructurales del segundo tramo del gobierno de Javier Milei.
El radicalismo también retrocede en el Senado, con la pérdida de cuatro bancas y un mapa interno dividido. Mientras Martín Lousteau se posiciona en una línea crítica al oficialismo, otros referentes mantienen vínculos con el poder libertario: Alfredo Cornejo consolidó una alianza en Mendoza y Carlos Sadir fortaleció su relación con Provincias Unidas.
De confirmarse los últimos movimientos, la bancada radical podría conservar cierta cohesión si logra incorporar a Silvana Schneider, vicegobernadora de Chaco, electa gracias al acuerdo entre Leandro Zdero y el gobierno nacional.