Malargüe (1950-2025): Crónica de un despertar pendiente
Horacio Marinaro (xxconcejal PD 1998-2002) desarrolla aquí su opinión y análisis sobre su departamento, Malargüe.
1. El silencio de los buenos: la verdadera enfermedad social
Los problemas de nuestro mundo no solo se derivan de la corrupción, la violencia o las malas decisiones, sino, en mayor medida, de la actitud contemplativa de ese medio mundo que considera que los problemas de "los otros" no les conciernen. Como malargüinos, debemos mirarnos: mientras millones de personas sufren injusticias a diario, casi todos dormimos tranquilos, con nuestras conciencias anestesiadas.
No me preocupa el grito de los violentos, de los corruptos, de los deshonestos. Lo que más me preocupa es el silencio de los buenos. Esta frase de Martin Luther King nos interpela directamente: muchos podemos pensar y hasta creer que somos "buenos" porque no hacemos nada malo, pero el problema está precisamente en el "hacer nada".
Esa nada es la verdadera enfermedad de nuestra sociedad. Supone indiferencia y pasividad, y constituye el preocupante silencio de los buenos. Nos guste o no, y nos moleste o no, todos somos cómplices de las injusticias. Nuestro deber como ciudadanos no se reduce a vivir el presente.
2. La hipoteca de nuestro futuro: agua y pobreza
Si Malargüe continúa por la misma senda, el futuro que nos aguarda no será el de Finlandia, sino algo más parecido a África. El crecimiento de los índices de pobreza y marginalidad en Mendoza seguirá en aumento.
Importa luchar contra esta miseria, pues los funcionarios son una anécdota; la miseria no. El presidente, el gobernador, el intendente se van, pero la pobreza queda, y los ciudadanos permanecemos estoicamente.
"La irresponsabilidad se extiende a nuestro recurso más vital": se prevé que en 2030 el mundo tendrá un déficit del 40% de agua.
Mientras tanto, en un escenario donde todo sigue igual, Malargüe continúa tirando 33 m³ de agua al mar.
El silencio ensordecedor de los cómplices -intendente, legisladores provinciales y concejales- es necesario para semejante despojo.
3. El gigante nunca despertó: crónica de promesas fallidas
En el cumpleaños número 75 de nuestro departamento, recordamos el 5 de agosto de 1987, cuando Raúl Alfonsín, el gobernador Felipe Llaver y el intendente Jorge Vergara anunciaban el despertar del gigante dormido que era Malargüe. Treinta y ocho años después, ese gigante nunca despertó y va camino a morirse de inanición. Incluso teniendo los planetas alineados (presidente, gobernador e intendente del mismo color político por cuatro años), ni agua ni pasto le dieron al elefante.
Años de promesas incumplidas han dejado una deuda histórica con los malargüinos:
- La culminación de la Ruta Nacional 40 y la recuperación de los tramos degradados, en particular el tramo de 8 km entre el aeropuerto y el puente del río Malargüe.
- La Ruta 186, que se debió terminar hace más de 15 años y era contrapartida por la instalación de la antena DS3.
- El puente del río Malargüe y el fortín.
- Las salas de interpretación de Llancanelo y Payunia, que nunca se inauguraron.
- La luz para El Manzano, el alambrado y Las Loicas.
- El edificio de Aduana y el escáner prometido al inaugurar el paso internacional Pehuenche.
- El proyecto de Portezuelo del Viento y el trasvase.
Más allá de los despojos, saqueos, abusos y mentiras, los gobiernos están atados a sus ambiciones corruptas y miserables. Son prisioneros de una red clientelar interesada en que todo siga como está, pues a la masa de indigentes se la puede manipular electoralmente. Hoy somos gobernados por embusteros y farsantes, que mienten con un descaro candoroso y dicen lo contrario de un día para otro sin inmutarse.
4. La responsabilidad ciudadana y el camino a 2050
Malargüe depende de los malargüinos. Para nosotros también vale el principio de que a la ciudad la salvamos entre todos o no la salva nadie. No estamos solos, sino tal vez desparramados y desunidos. Tenemos mucha gente valiosa interesada en impulsar iniciativas para transformar a nuestra ciudad en un lugar digno de ser vivido.
Importa preguntarnos: ¿qué se puede hacer para revertir en los próximos 25 años (2025-2050) una situación que año tras año tiende a agravarse? No se trata de acusar por lo que no hicieron, sino de movilizar todas las energías sociales y políticas para dar una batalla a fondo contra la pobreza y la degradación moral y material.
De los mendocinos, y sobre todo de los malargüinos, el futuro depende de nosotros. No hay excusas ni justificaciones ideológicas.
Mis deseos para Malargüe en 2050 (a 100 años de la refundación):
- Que los malargüinos podamos transitar por una Ruta Nacional 40 totalmente asfaltada (recuperando tramos degradados).
- Que la Ruta 186 y la Ruta 180 a Pata Mora sean una realidad, completando la infraestructura que ha sido prometida por décadas.
- Que la nueva dirigencia política priorice los intereses de los malargüinos por sobre los intereses partidarios, porque es la gente la que los vota.
- Que Portezuelo del Viento esté terminado junto con el trasvase del río Grande al Atuel.
- Que la minería sea una realidad y no un deseo o una ilusión, generando un prominente campo laboral.
Recordemos esta conocida frase, de cara a los próximos 25 años: "La minería no es para los ansiosos, porque los ansiosos, esperando la minería, se mueren".
No todo es chantaje, simulación y corrupción. Si la ciudad todavía sigue siendo el lugar donde vivimos es por el esfuerzo diario y cotidiano de miles de malargüinos. No lo olvidemos: lo más valioso en Malargüe no son sus gobiernos, son sus vecinos.
¡Feliz 75 años, mi querido Malargüe!