Opinión

Un presente doloroso, un precedente peligroso

Qué implicaría para el Derecho Internacional el acuerdo propuesto por EEUU a Rusia en la guerra de Ucrania. Lo analiza Ignacio Aragonés.

Ignacio Aragonés
Magister en Derecho Internacional Público por la Universidad de Lyon III- Jean Moulin.

La propuesta presentada por EEUU y la Federación Rusa para poner fin a la guerra en Ucrania constituye un cambio rotundo en los principios fundamentales del Derecho Internacional y muestra sin matices las intenciones bélicas de las grandes potencias en el escenario global.

Hace muy pocos días se divulgó la propuesta elaborada en conjunto por la Casa Blanca y el Kremlin para lograr un cese del fuego del conflicto ucraniano, un plan que se estuvo trabajando desde hace meses y que deriva de la promesa formulada por el presidente Trump a principios de 2025 de acabar con esta cruel guerra (en ese marco recordamos la infame entrevista y la humillación pública al presidente Volodimir Zelensky).

Esta iniciativa fue coordinada a espaldas del país agredido en este conflicto, disponiendo sobre su soberanía política y territorial sin siquiera su presencia en la negociación. Además, también incluye una cláusula respecto de la seguridad europea sin contar con la venia de la UE. Este es el primer aspecto que despierta el más firme rechazo en toda persona que condene la agresión rusa hacia su vecino y entienda que el respeto de la soberanía constituye un compromiso elemental para mantener la pacífica convivencia entre las diferentes naciones.

Por eso el presente es doloroso, porque dos potencias rivales se aliaron en esta oportunidad, a fin de someter a un país que resiste un ataque constante desde hace casi cuatro años, y al cual según los términos del acuerdo se pretende: a) forzarlo a capitular en los hechos, sin ofrecerle garantías de seguridad concretas; b) se le ordena reducir su ejército (de 800 mil a 600 mil efectivos por lo que sabemos hasta ahora); c) se le exige la celebración de elecciones en 100 días, un hecho insólito en un acuerdo que tiene como objetivo el cese de hostilidades.

Pero lo más preocupante es que en caso de efectivizarse esta proposición se sentaría un precedente muy peligroso que pone en jaque el sistema de Naciones Unidas y los principios de su Carta (principalmente lo dispuesto en el art. 2.4), esto es la aceptación de que a través de la guerra de agresión se puede ocupar territorios por la fuerza y luego anexarlos bajo la soberanía de la potencia vencedora (en este caso ni siquiera eso, ya que Rusia si bien realizó avances significativos, aún no logró doblegar a su enemigo).

Si bien desde el final de la Segunda Guerra Mundial numerosos países han realizado actos de agresión e intentado ocupar territorios por la fuerza, hasta ahora estos casos fueron rechazados por la comunidad internacional, y el sistema de la ONU condenó por medio de resoluciones estos actos como contrarios a su Carta. Desde 1945, no hay un precedente de esta envergadura en el plano internacional, en el cual un Estado, a su vez miembro permanente del Consejo de Seguridad, agrede a un tercer país y luego lo obliga a firmar un acuerdo (con la venia de otra superpotencia) donde se formaliza la anexión de territorios conquistados por medio del uso de la fuerza.

Esto es lo verdaderamente preocupante y que alarma a todos los interesados en la política internacional, ya que si se validase este acuerdo se abriría "la caja de Pandora" y todos los conflictos territoriales latentes alrededor del mundo encontrarían en la resolución del conflicto ruso-ucraniano, un nuevo impulso y la perfecta causa de justificación a sus pretensiones imperialistas.

Pensemos en las disputas por Taiwán y Cisjordania, en la reivindicación de independencia de Chipre del Norte, en la disputa entre India y Pakistán por Cachemira, en el conflicto al este de la República del Congo contra Ruanda y tantos otros que están por ahora "contenidos" o "limitados" en su escalada y que ahora pueden resurgir con vehemencia y desestabilizar aún más la seguridad internacional.

Que EEUU y Rusia se tornen aliados evidencia a las claras cual es el futuro que espera a la comunidad internacional de no oponerse seriamente a este intento de acabar definitivamente con el sistema instaurado por la Carta de la ONU, el cual, si bien no logró evitar muchísimas guerras a lo largo de los años, si logró establecer un principio legal que limita la modificación de fronteras por la fuerza, al menos hasta ahora. Si se logra doblegar la resistencia ucraniana por medio de este ultimátum ruso-americano el mundo deberá prepararse para lo que sigue....

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