Las "Mariposas", la República Española, la ONU (y mi vieja)
Hugo Estrella, y una historia digna de ser contada.
Era una fría mañana de noviembre de 2016 en Pisa, agarré la bici y partí al centro. Dos días antes, como siempre a último momento, me habían llamado para que presentara e hiciera de interprete de "unas latinoamericanas" que venían a mi querida Scuola Sant Anna.
Como profesor de America latina, me tocaban a menudo las iniciativas que tenían que ver con nuestra región. A veces me interesaban, a veces menos. Esta vez estaba encantado de hacerlo.
La disertante era nada menos que Minou Tavarez Mirabal, la hija de Minerva Mirabal y Manolo Tavarez Justo. Dos combatientes por la Libertad y la Democracia en Republicanismos Dominicana, víctimas de la politica criminal del régimen fascista de Trujillo, uno de los dinosaurios que junto a Stroessner, Perón, Somoza, Batista y Franco, mantenían sistemas de terror luego de la derrota del Eje.
Trujillo, más ignorante pero más zorro que los otros, se había alineado con EEUU y lograba sobrevivir con su propia caza de brujas y su anticomunismo articulaba bien con la era macartista que se había apoderado de la potencia del Norte.
Minerva y Tavarez eran parte de un movimiento de jóvenes opositores al régimen opresivo y medieval, misogino y liberticida. Su amor era fruto de la coherencia militante.
Ella, además, junto a sus hermanas, Patria y Maria Teresa, eran mujeres comprometidas con la igualdad, educadas, formadas, desafiantes en su condición de personas que sabían que estaban a la par del varón en todo. Y eso era un tábano insoportable para el machismo militarista de las bestias en el poder, y de la iglesia que lo apoyaba.
Nueva York, 1955. Mi madre, una jovencita Susana Tampieri que aprendió a hablar en inglés para dar clases y poder subsistir, había ganado una beca de un año en la Universidad de Rutgers, Nueva Jersey. Cosa rara para una mujer en esa época, y más aún una persona crítica con la politica de Eisenhower hacia Latinoamérica.
Pero allá fue, y se formó con los movimientos culturales contestatarios del momento, los jóvenes que regresaban de la Guerra de Corea, y el movimiento Beatnik, que revolucionaria las letras y la cultura norteamericana y mundial. Los jóvenes con aspecto de Marlon Brando, Ferlinghetti, Ginsberg, Kerouac. Y además llevaba sus pasiones personales, entre ellas, las juntadas antifranquistas con tantos queridos republicanos españoles exiliados en Argentina, el periódico España Republicana, los colmaos en casa de los viejos combatientes e intelectuales.
El año académico 1954/1955 se interrumpe para las vacaciones de invierno. Las fue a pasar en casa de amigas en Nueva York, río de por medio de Nueva Jersey. No se cómo hizo, pero fue a entrevistar a Jesús de Galindez, Presidente del Gobierno vasco en el exilio, gran escritor y personalidad muy destacada en el mundo del derecho, jurista propulsor del divorcio en el mundo hispano. Galindez había estado exilado varios años en Santo Domingo, antes de colisionar frontalmente con el régimen, por lo que marchó a Estados Unidos.
Allí logró que las entonces frescas Naciones Unidas decretaran las primeras sanciones contra el régimen franquista, por su violación sistemática de los derechos Humanos, sus torturas y fusilamientos. Bloqueo que burló alegremente la Argentina, solidaridad fascista, con los famosos cargamentos de alimentos que llevaban el sello de "Fundación Eva Perón".
Una manito entre viejos nazis, que garantizaría el exilio dorado en puerta de Hierro.Jesús de Galíndez, además, denunció el terror del régimen dominicano en una obra que habría de sellar el fin de la dictadura, porque modificó la percepción del público estadounidense respecto del apoyo a la Dictadura, el libro "La era de Trujillo".
La descripción y los testimonios eran tan crudos, que resultó insufrible para el tirano quien con la ayuda de la CIA, pocos meses después del encuentro con mi madre, raptó al escritor y lo asesinó arrojando su cuerpo al mar desde una avioneta. Un método asesino que continuaría en uso en nuestras dictaduras por varias décadas más.
Las Mariposas
Las hermanas Mirabal -la historia la popularizó un film de Salma Hayek-, luego de sufrir incontables servicias y persecuciones, fueron emboscadas, violadas y asesinadas a palos por personeros de Trujillo, quienes escenificaron un supuesto accidente vial para ocultar su cobarde crimen, perpetrado un día como hoy, 25 de noviembre de 1960.
Sin embargo ya los radares estaba apuntados sobre la Bestia, y con la llegada de Kennedy a la Casa Blanca, uno a uno fueron cayendo los dictadores residuos de la era fascista. En 1961 Trujillo fue finalmente asesinado y lentamente Dominicana se aproximó a la Democracia. Casi 40 años después del terrible crimen, las Naciones Unidas, en 1999, decretaron el 25 de noviembre como Dia Mundial de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
Mi madre tuvo siempre enmarcada una carta que le dirigiera Jesús de Galindez luego del encuentro, agradeciéndole su visita y ponderando sus poemas que se vé que ella le habría regalado. También conservo el voluminoso "La era de Trujillo", dedicado por el autor.
Luego de la presentación en Pisa, conversamos informalmente con la simpática Minou Tavarez Mirabal, quien ha sido importante figura política en su país y candidata a presidente ese mismo año, y cuando le comenté la anécdota que indirectamente me legaba a su lucha familiar, llamó a su hija que la acompañaba y le pidió un ejemplar de su ultimo libro que me dedicó afectuosamente en el acto, "Mañana te escribiré otra vez. Minerva y Manolo, cartas que recoge y contextualiza la correspondencia entre sus padres."
Una afortunada coincidencia de ideales y de luchas que nos ha pasado de generación en generación.