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Un brindis sin prescripción médica

El homenaje a los médicos en su día panamericano.

Marcela Muñoz Pan

Hoy, 3 de diciembre, el único día en el que los médicos no nos regañan por buscar síntomas en Google. Una dosis de historia: celebramos el Día Panamericano del Médico en honor a Carlos Juan Finlay y Barrés, el médico cubano que, casi por accidente, descubrió al mosquito Aedes aegypti como el transmisor de la fiebre amarilla. Imaginen la escena: Un científico obsesionado con mosquitos en pleno siglo XIX, un verdadero cazador de bichos. Gracias a su tenacidad, el mundo pudo luchar contra la fiebre amarilla, y por eso, le dedicamos este día. 

Podemos cantarles junto a Charly: te amo, te odio, ¡dame más!, dame más ibuprofeno, dame más pastillas para no soñar como dice Sabina. A nuestros héroes sin capa que nos sacan de una gripe que sentimos que es el fin del mundo. Son los que no duermen para traernos al mundo o mantenernos en él. Su pasión es un bisturí afilado contra la indiferencia. Los odiamos (cariñosamente): Son los únicos que pueden mirarnos a los ojos y decir: "dejá de comer eso, bajá de peso, hacé ejercicio, y de paso, dejá de estresarte, pero básicamente: dejá de fumar.

Hoy, si ves a uno, dale las gracias, no por su bata o su estetoscopio, sino por la valentía de tomar la vida de otro en sus manos. Que siga la pasión por curar, aunque a veces tengan que curarnos de nuestra propia torpeza. Los héroes de la bata blanca, un brindis sin prescripción médica: Seamos honestos, los médicos son una mezcla fascinante de científico brillante, detective incansable y, a menudo, el receptor involuntario de los dramas más hilarantes y aterradores de la humanidad. ¿Quién más podría descifrar una caligrafía que desafía a la máquina enigma y, aun así, tener que convencer a un paciente de que NO deje el tratamiento porque su "tía abuela lo curó con infusiones de orégano y fe y su tía lechuga del empacho?

Mañana, celebramos la vocación de aquellos que transforman años de sueño perdido, cafeína y conocimiento enciclopédico en el arte de la sanación, la mayoría son sanadores de vocación y compromiso hay otros y otras que dejan mucho que desear. Yo tengo mis cuatro mejores amigos médicos, mi comadre médica, mi sobrina médica y los quiero saludar con mucho orgullo y aplausos. 

Desde el Hipócrates que nos recuerda la ética, hasta el cirujano que nos recuerda que somos esencialmente un conjunto de piezas que se pueden ensamblar y desensamblar, su trabajo es vital Son los que se enfrentan a la peor versión de nuestro día y nos devuelven la mejor. Son la trinchera contra la enfermedad, los que no solo tratan el cuerpo, sino que a menudo son el primer auxilio emocional en una crisis. Así es que hoy, cuando vean a un médico o médica (o, mejor aún, no lo necesiten ver), recuerden su dedicación.

Les dejo un video de Los Beatles en su día.

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