Medicina en el techo de América: cómo se cuidan vidas a casi 6.000 metros de altura en el Aconcagua
A casi 6.000 metros de altura, donde el oxígeno escasea y el frío lo domina todo, un equipo médico trabaja para que la montaña no se cobre más víctimas. En una entrevista con EntornoPyme, el Dr. Bernabé Abramor cuenta cómo es hacer medicina en el límite y por qué prevenir es tan importante como rescatar.
En el corazón de la Cordillera de los Andes, donde el aire escasea, las temperaturas descienden a niveles extremos y cada paso exige un esfuerzo físico y mental fuera de lo común, la medicina también se practica al límite. Allí, en el Parque Provincial Aconcagua, funciona el consultorio médico más alto del mundo, un espacio clave para la prevención, la atención y el rescate de quienes intentan alcanzar la cima más alta de América.
De ese desafío cotidiano habló el Dr. Bernabé Abramor, médico especialista en medicina de montaña y terapia intensiva, durante una entrevista en el programa EntornoPyme, emitido por Radio Post FM. Con una trayectoria que combina ciencia, vocación y experiencia en terreno, Abramor es uno de los referentes nacionales en medicina de altura y coordina el sistema médico que opera en el Aconcagua durante cada temporada.
Un camino que nació en la montaña
Lejos de tratarse de una decisión planificada desde el inicio de su carrera, el vínculo de Abramor con la medicina de montaña se fue dando casi de manera natural. Mientras finalizaba su especialidad en terapia intensiva en Rosario, decidió participar como montañista en una expedición al Aconcagua. Esa experiencia marcó un punto de inflexión.
"Allí descubrí que existía un servicio médico dedicado exclusivamente a la medicina de montaña, trabajando en terreno.
Fue un mundo nuevo que me atrapó y me llevó a empezar un camino distinto", recordó durante la entrevista. En aquel entonces, la información disponible sobre medicina de altura era escasa y el aprendizaje se daba, en gran medida, en la práctica.
Hacer medicina donde falta el oxígeno
Ejercer la medicina a más de 5.000 metros de altura implica reaprender gran parte de lo conocido. En la montaña, explicó Abramor, la raíz de la mayoría de los problemas de salud está en la hipoxia hipobárica, es decir, la falta de oxígeno producto de la baja presión atmosférica.
"Las patologías se tratan de manera muy diferente a la ciudad. Muchas veces no contamos con estudios complejos ni tecnología avanzada, por lo que volvemos a la base clínica: escuchar, observar, medir, interpretar", señaló. Un estetoscopio, un tensiómetro y un oxímetro de pulso se convierten en herramientas fundamentales para tomar decisiones que pueden ser determinantes.
Un sistema médico único en el mundo
Aunque suele mencionarse como "el hospital más alto del mundo", Abramor aclara que técnicamente se trata de un consultorio de atención primaria, ubicado en el campamento Nido de Cóndores, a 5.590 metros sobre el nivel del mar. Aun así, su ubicación lo convierte en el consultorio médico activo más alto del planeta.
El sistema médico del Aconcagua está distribuido en cuatro puntos estratégicos:
- Confluencia (3.500 m), primer control obligatorio.- Plaza de Mula y Plaza Argentina (campamentos base).- Nido de Cóndores (Campo II), punto clave para la atención en altura y evacuaciones.Durante la temporada alta, alrededor de ocho médicos trabajan simultáneamente en la montaña, rotando guardias cada cinco días en los campamentos más altos debido al enorme desgaste físico que implica permanecer allí.
Prevención antes que rescate
Uno de los ejes centrales del trabajo médico en el Aconcagua es la prevención. Todos los montañistas que ingresan al parque deben someterse a controles médicos obligatorios. En esos chequeos se evalúan antecedentes clínicos, experiencia previa en altura, saturación de oxígeno, presión arterial y síntomas compatibles con mal agudo de montaña.
"El médico tiene la autoridad para frenar un ascenso si detecta un riesgo real para la vida del montañista", explicó Abramor. La decisión no solo busca proteger a la persona evaluada, sino también evitar situaciones de rescate que expongan a otros profesionales a condiciones extremas.
Cuando bajar es la única opción
En la montaña, cualquier problema se agrava. Una lesión, un edema pulmonar o un cuadro neurológico pueden volverse críticos en minutos si no se desciende. Por eso, Nido de Cóndores es un punto estratégico: allí opera también la patrulla de rescate más alta del mundo y es uno de los pocos lugares desde donde puede operar un helicóptero para evacuaciones.
"A esas temperaturas, quedarse quieto puede significar entrar en hipotermia severa. A veces el desafío es lograr que la persona camine, aunque sea un poco, para perder altura y no perder calor", relató.
Un trabajo en equipo que salva vidas
Plaza de Mulas.
El servicio médico no actúa solo. Guardaparques, patrulla de rescate, guías de montaña y personal aéreo trabajan de manera coordinada. Todo lo que sucede dentro del parque es responsabilidad del sistema médico, que toma decisiones hasta que el paciente puede ser trasladado a centros de mayor complejidad.
"Es un trabajo colectivo. La medicina de montaña no se entiende sin el equipo", remarcó Abramor, quien destacó especialmente el rol humano y profesional del grupo que integra Extreme Medicine.
Vocación, ciencia y compromiso
Más allá de la técnica, la entrevista dejó en claro que la medicina en el Aconcagua es una combinación de conocimiento, experiencia, resistencia física y una fuerte vocación de servicio. Cada temporada, el sistema médico del parque no solo asiste emergencias, sino que cumple un rol clave para que miles de personas puedan vivir la experiencia de la montaña de manera segura.
Desde el aire enrarecido de la alta montaña, la medicina también demuestra que prevenir, decidir a tiempo y trabajar en equipo puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.