Detrás de escena

Qué es Extinction Rebellion, la organización inglesa que motorizó a los antimineros

Una organización inglesa prefiere un gobierno formado por gente que hace asambleas al sistema democrático. Estuvieron en 2919 detrás de las marchas antimineras y en el mundo a opiniones cruzadas en torno a sus objetivos.

En la última década, el movimiento global Extinction Rebellion (XR) ha irrumpido en la escena internacional como una de las organizaciones más visibles contra el cambio climático. 

Fundado en el Reino Unido en 2018, XR se describe a sí mismo como un movimiento descentralizado, autónomo y no partidista que utiliza la acción directa no violenta y la desobediencia civil para presionar a los gobiernos y a las sociedades a tomar medidas urgentes contra lo que califica como una "emergencia climática y ecológica" sin precedentes. 

Pero a veces se les va de las manos. Estuvieron en la movilización antiminera de 2019 cuando, por ejemplo, intervinieron en la Vendimia de la Ciudad de Mendoza que se realizó en el predio Este de la Casa de Gobierno.

Por qué todo Reino Unido habla de "Extinction Rebellion", la ONG que militó contra la minería en Mendoza

Hoy, las múltiples banderas que se dan en las movilizaciones, notablemente disminuidas y muy heterogéneas, dan cuenta de partidismo principalmente vinculado al FIT, el Frente de Izquierda, mientras que otro de los sectores identificados es Montoneros.

Demandas centrales y objetivos declarados

Según sus plataformas oficiales y declaraciones de sus grupos locales -como XR Argentina-, las acciones de la organización se sostienen sobre varios pilares claros:

Declaración de la verdad climática: los gobiernos y las instituciones deben reconocer públicamente la gravedad de la crisis climática y ecológica, actuando con transparencia respecto a los riesgos que enfrenta la humanidad. 

Acciones gubernamentales inmediatas: exigir reducciones drásticas de emisiones y una transformación del modelo socioeconómico para ajustarlo a los límites planetarios. 

Asambleas ciudadanas vinculantes: impulsar mecanismos participativos permanentes mediante los cuales ciudadanos y ciudadanas aporten a la toma de decisiones ambientales. 

En países como el Reino Unido, las demandas se han precisado tradicionalmente en tres exigencias concretas: que el gobierno declare formalmente la emergencia climática, logre cero emisiones netas para 2025 y establezca una asamblea de ciudadanos para políticas ambientales. 

Tácticas (en lo teórico): desobediencia civil y disruptividad

Extinction Rebellion ha ganado notoriedad no solo por sus objetivos, sino por las tácticas que emplea para alcanzarlos. En grandes ciudades como Londres y Manchester, activistas han:

- bloqueado puentes, calles y centros urbanos en medio de protestas masivas; 

- pegado carteles, graffiti o incluso sus propios cuerpos a infraestructuras públicas

- ocasionado interrupciones significativas en el transporte y actividad diaria para visibilizar lo que consideran inacción de los gobiernos. 

Estas formas de protesta buscan generar máxima visibilidad y expresar que las consecuencias del cambio climático también podrían interrumpir profundamente la vida cotidiana si no se toman medidas urgentes.

Las críticas y la etiqueta de "ecoterrorismo"

A pesar de su autodefinición como movimiento no violento, XR ha enfrentado críticas variadas:

Términos de "extremismo" y "ecoterrorismo":

En 2020, las fuerzas policiales antiterroristas del Reino Unido incluyeron inadvertidamente a XR en una guía sobre ideologías extremistas, junto a grupos violentos, lo que generó un amplio rechazo y la posterior retirada de esa clasificación. Las autoridades aclararon que no consideran a XR un grupo extremista, aunque la inclusión inicial alimentó el debate público. 

Cuestionamientos sobre sus métodos:

Analistas académicos y algunos medios han señalado que las interrupciones masivas y la disrupción planificadapueden alienar a sectores de la opinión pública y poner en tensión las normas civiles sin necesariamente lograr cambios políticos concretos. 

Plazos e impacto realista:

Expertos en energía y clima han calificado las demandas de XR -como la meta de cero emisiones para 2025- como ambiciosas hasta el punto de considerarse poco factibles en los plazos estipulados, dado el peso de los sistemas industriales actuales.

Debate interno sobre diversidad y equidad:

Críticas desde dentro del espectro ecologista señalan que las estrategias centradas en arrestos masivos o protestas prolongadas pueden beneficiar a activistas con mayor disponibilidad de tiempo y recursos, dejando de lado las voces más vulnerables o marginalizadas frente al cambio climático. 

Acusaciones políticas:

Grupos ideológicos críticos han descrito a XR como parte de agendas más amplias contra el sistema económico dominante, señalando vínculos con discursos radicales -críticas que XR y sus defensores tildan de intentos por descalificar el activismo climático. 

El pulso continuo entre protesta y política

Para muchos expertos, el caso de Extinction Rebellion evidencia una fricción creciente entre movimientos sociales climáticos y estructuras políticas tradicionales: por un lado, defensores insisten en que la crisis ecológica exige acciones urgentes y disruptivas; por otro, críticos advierten sobre los límites prácticos y el riesgo de deslegitimar la protesta si excede la tolerancia pública hacia la perturbación social.

La organización sigue activa en múltiples países y continúa generando debate sobre hasta dónde puede llegar la protesta pacífica frente a lo que sus miembros consideran amenazas existenciales para el planeta.

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