Emiliana Lilloy

Los hombres, ¿también sufren violencia de género?

No por mucho repetirse algunas afirmaciones resonantes resultan verdaderas. Aquí, el análisis de Emiliana Lilloy sobre una muy particular.

Emiliana Lilloy

Bajo el lema de que a los "hombres también nos están matando" y las consignas #nadiemenos o #ningunapersonamenos se intenta instalar en la sociedad la idea de que los varones también sufren violencia de género, que la violencia debe tratarse como un problema de la sociedad en general, y que no es una problemática que afecta especialmente a las mujeres. En esta línea de ideas se preguntan ¿quién protege a los varones en un mundo en que mueren mucho más hombres que mujeres? ¿Qué pasa con los hombres y quién los defiende a ellos?

En la Argentina muere una mujer en manos de un varón cada treinta horas. Sin embargo, los hombres reclaman que también sufren violencia por parte de las mujeres y que se sienten desprotegidos (perseguidos) por la ley. Argumentan que el hecho de que exista una ley que regula sólo la violencia de los hombres hacia las mujeres es discriminatorio y hasta se ha dicho que pareciera que "la muerte sólo importa si es la de una mujer".

¿Existe la violencia de género contra los hombres o la violencia entre los géneros?

Una cuestión (que parece sólo) conceptual

El término "violencia de género" es creado desde los estudios feministas para visibilizar una realidad o fenómeno diferente a lo que entendemos como violencia en sentido amplio, es decir, la violencia pura y dura. Así, técnicamente, se refiere a la violencia que se da de un varón hacia una mujer por el hecho de serlo.

Ahora bien, ¿significa esto que todo acto de violencia de un hombre hacia una mujer es violencia de género? En principio, NO. Entonces ¿cómo funciona?

Hablar de "violencia de género" es haber entendido que vivimos en sociedades patriarcales que dividen a la sociedad en dos géneros o "tipos de seres humanos" según nazcan con uno y otro sexo. Así, detectado nuestro sexo al nacer, nuestra cultura nos atribuye roles, formas de ser, característica, modos de comportarnos y de comportarse la sociedad hacia nosotras/os. Lo negativo de estas sociedades (o de esta asignación binaria de roles) salta a la vista: genera jerarquías y desigualdad entre los dos géneros (mujeres y varones) y provoca como último lastre, la violencia estructural de uno de los grupos hacia el otro.

Esto porque al construir a un ser cuyas características están vinculadas a la valentía, el poder, la fuerza, la decisión, la agresión, la posesión o dueñidad y la violencia, y otro vinculado a la sumisión, la obediencia, la dulzura, la belleza (o sexualización) la duda y el temor constante, provoca que la balanza se incline hacia uno de ellos y además, la creencia de que el segundo grupo se encuentra allí al servicio del primero, presto a obedecer y complacer, incluso sexualmente.

Quien lee distraído/a podrá pensar que esto no es así, que en su casa su padre no trataba mal a su madre ni esta le obedecía, que no ve las jerarquías, que siempre fue tratada como una igual con sus hermanos etc. Y es que bienvenidas sean las historias personales en que nuestra sociedad no nos trató con una desigualdad brutal, pero lo cierto es que nuestras leyes (el Código Civil, el Código penal etc) instituyó al hombre como el jefe del hogar obligando a la mujer a obedecerlo, le otorgó la patria potestad de los hijos/as, no penalizó la violencia doméstica consintiendo que la mujer fuera maltratada como parte de esa potestad que el estado daba a los hombres sobre las mujeres etc.

Esto último no cambió, hasta que las mujeres logramos el derecho al voto, a trabajar y a ingresar en la estructura del estado para poder transformar la legislación que legitimaba la desigualdad y la violencia hacia las mujeres. Vale aclarar aquí, que estas reformas se sucedieron durante la segunda mitad del siglo pasado, y que muchas personas de las que leen y sus madres vivieron según las leyes anteriores.

Sabemos hoy, que gracias al movimiento feminista y la lucha de muchas mujeres y hombres, estas estructuras legales han sido derogadas. Pero lo que también sabemos y hemos entendido como comunidad global (ONU, OIT y demás organizaciones internacionales) es que estas desigualdades subsisten en nuestra cultura y que provocan situaciones reales como la de que los hombres aún ocupen las posiciones de poder(brecha laboral) , la feminización de la pobreza, el ejercicio del poder por parte de los hombres sobre los cuerpos y la voluntades de las mujeres a través de los delitos sexuales y la violencia de género en todas sus manifestaciones, etc.

Para combatir esto es que se crea el concepto de "violencia de género". Para visibilizar que "esa" violencia es la consecuencia de esta estructura en la que somos educadas/os y "formateadas/os". Así, una vez entendido esto, no podemos decir que la violencia contra las mujeres es "violencia en general o violencia humana" y menos aún, podemos decir que existe la violencia de género contra los hombres o la violencia entre los géneros.

Categorizar este fenómeno y ponerle nombre no resulta una cuestión sólo conceptual, sino que tiene implicancias prácticas relevantes en la articulación de políticas públicas para combatirlo. Porque por ejemplo, de nada servirá que para evitar la muerte de las mujeres iluminemos nuestra ciudad haciéndola más segura, si sabemos que el 80% de la violencia que sufren las mujeres en Argentina es provocado por la pareja o ex pareja, es decir, en los ámbitos de intimidad (INDEC. RUVG).

Dicho esto, ¿podemos decir que los varones sufren violencia de género?

No. Porque decir violencia de género, es decir violencia contra las mujeres. Entonces ¿pueden sufrir los varones violencia contra las mujeres? La respuesta afirmativa vendría a ser algo así como afirmar un oxímoron.

Ahora bien, es cierto que estadísticamente podemos comprobar que los hombres mueren más que las mujeres como víctimas de homicidios. Pero también es cierto, que mayoritariamente mueren en manos de otros hombres, hecho que nos lleva a otro análisis y por lo tanto, a otro problema que debemos abordar como sociedad.

Finalmente ¿Pueden sufrir los varones violencia por parte de una mujer? Si, las mujeres son seres humanos y ejercen violencia entre ellas, hacia los varones o identidades no binarias. ¿Y a esto cómo lo llamamos? Violencia.

¿Y a los hombres quién los protege?

Todo el ordenamiento jurídico, que ha sido creado históricamente por y para beneficio de ellos.

LA AUTORA. Emiliana Lilloy. Abogada. Directora de la Diplomatura en Género e Igualdad. Vicepresidenta de la Comisión de Género del Colegio de Abogados de Mendoza.

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