Un misterioso crimen en Luján de Cuyo

La historiadora Luciana Sabina y un caso policial que trae al presente las relaciones entre vecinos y conocidos antes del inicio del siglo 20 en Mendoza, pero además cómo la prensa retrataba los hechos.

Luciana Sabina

Muchos dicen que en el pasado lo crímenes eran menos frecuentes, pero sólo con leer un periódico de fines del siglo XIX -por ejemplo- para que dicha teoría se desvanezca.

El 29 de junio de 1899 la prensa de Mendoza daba a conocer las investigaciones alrededor de una sospechosa muerte.

Según la apasionante crónica, el 26 de marzo de aquel año, un grupo de hombres bebían en una pulpería de Luján de Cuyo, para ser más exactos en El Carrizal. Entre ellos destacaban el dueño del lugar, Sandalio Márquez, y un tal José Luis Gatica. Leemos:

"Parece que los vapores alcohólicos dominaron a estos últimos dominaron a los dos últimos, hasta el grado de empeñarse en una acalorada discusión, a raíz de la cual, Márquez se apoderó de una jaula de alambre y aplicó unos golpes a su contrincante (...) Gatica se retiró y salió a la calle, en tanto que su agresor penetra en el interior de la casa y volvía instantes después armado con una escopeta, con la cual hizo un tiro a cierta distancia sobre Gatica".

El agredido no manifestó dolor alguno y, sin dar muestras de haber sido herido, se dirigió a casa de un vecino. Pero poco después "manifestó que se encontraba enfermo, regresando a la casa de Márquez, donde le dieron cama y lo atendieron, al parecer, solicitadamente".

Tras pasar por la casa de otro vecino, el día 15 de abril fue trasladado al hogar de su tío político. Lamentablemente, Gatica murió dos días más tarde.

"Ahora bien -continúa el diario- el misterio que encierra este suceso, consiste en que el extinto se ha negado de manifestar la verdadera causa de su enfermedad, su tío Puebla lo interrogó al respecto, declarando que sólo estaba atacado de fiebre y que sentía agudos dolores en el vientre. Durante los 23 días transcurridos entre la fecha en que se cree fue herido Gatica y la de su fallecimiento, no ha recibido asistencia médica personal; pero se le han suministrado medicamentos recetados por referencias, por el farmacéutico de Luján, los cuales no dieron resultado, lo que se explica por la ocultación que se ha hecho del verdadero padecimiento que sufría el enfermo".

La víctima fue sepultada al día siguiente en el Cementerio de Luján y según las indagaciones nadie se preocupó por examinar el cuerpo para corroborar el motivo real de su muerte. En su lugar, se pidió al citado farmacéutico que hiciera un examen de orina a modo de autopsia. Además, durante los días de agonía nunca se le cambió de ropa, lo que sugiere que podrían estar ocultando la herida.

La familia se defendió declarando que Gatica que había muerto debido a un empacho, pues la noche anterior devoró doce cajas de sardinas. Días más tarde un hermano de la víctima radicó la denuncia y comenzaron las investigaciones correspondientes.

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