La despedida
La Prof. Nené Ramallo despliéganos en esa nota un amplio abanico de posibilidades de combinación del concepto de despedida.
¿Qué tienen en común las expresiones "De ese arco, salió despedido un dardo', "Los rayos que despide el sol son extremadamente calientes" y "Me informaron que ya lo han despedido de su cargo"?
Evidentemente, el elemento que comparten las tres oraciones es el verbo ‘despedir', con acepciones similares y una etimología latina muy clara: por un lado, está el prefijo "de-/des-", con la idea de separación, alejamiento, y, por el otro, el verbo "petere", que significaba "pedir, intentar alcanzar algo"; ello trae como consecuencia que ‘despedir' es sinónimo de "soltar, apartar".
Entonces, yendo a nuestros ejemplos, en el primer caso, el valor del término en ‘salió despedido un dardo' es igual a "arrojar, largar"; podemos verlo también en "Despidieron con luces de bengala a la delegación ganadora"; en cuanto a los rayos que el sol despide, aquí el verbo se hace sinónimo de "difundir, esparcir, emanar"; si se refiere a un perfume o aroma, ‘despedir' se hace sinónimo de ‘exhalar, irradiar": "Las flores recién cortadas despedían un aroma dulce y fresco". En el tercer ejemplo, ‘despedir de un cargo', el valor significativo es el de "alejar, prescindir de los servicios": "Por razones presupuestarias, acaban de despedir a ese joven ingeniero".
En algunas ocasiones, ‘despedir' está teñido de una connotación positiva pues significa "acompañar durante un rato, por obsequio, a quien sale de una casa o de un pueblo, o emprende un viaje": "Mientras lo despedía, le fui dando, junto a algunas fotografías familiares, algunos consejos para su nuevo destino". Se hace sinónimo de ‘saludar'. Puede también usarse como pronominal y tomar el valor de "hacer o decir alguna expresión de afecto o cortesía para separarse de alguien: "Nos despedimos con palabras inolvidables y un fuerte abrazo". "Se alejó sin despedirse".
Un matiz negativo adquiere ‘despedirse', usado como verbo pronominal, cuando se hace equivalente a "renunciar a la esperanza de obtener o alcanzar algo": "Soy muy pesimista pues me he despedido de aquella idea de recuperar lo perdido".
Existen locuciones de carácter coloquial con el verbo ‘despedir' o su equivalente ‘echar'; así, ‘despedir/echar con cajas destempladas' da a entender que se expulsa a alguien de algún sitio, con gran aspereza o enojo. Las ‘cajas destempladas' son "tambores cuyo parche ha sido aflojado para conseguir un sonido más sordo".
Otra locución es ‘Despedirse a la francesa', que al igual que la mayoría de las locuciones tiene historia: durante el siglo XVIII, las personas de la alta sociedad francesa estilaban retirarse de algún sitio, en donde habían estado en una reunión, sin realizar una despedida formal. Este modo de alejarse se consideró un hábito no censurable y se bautizó como "sans adieu" (sin adiós), lo cual en español toma el equivalente a ‘despedirse a la francesa'.
Otras veces se juega con la oposición ‘despedida'/'bienvenida', para dar a entender que estas dos instancias son circunstancias necesarias: ‘Donde no hay despedida no hay bienvenida'; también, se juega con la diferencia de sentido entre usar el verbo como cuasirreflejo y como pasivo: ‘Más vale despedirse que ser despedido'.
¿Es lo mismo hablar de ‘despido' que de ‘despedida'? Evidentemente, hay una primera acepción que iguala los términos: "acción y efecto de despedir a alguien o despedirse", como en "Emotivas palabras las del despido/ de la despedida". Pero, luego, hay rasgos definidores en cada caso; en el caso de ‘despido', el sustantivo queda muy ligado a la idea de cese y exoneración, pues puede indicar la "decisión del empresario por la que pone fin a la relación laboral que lo unía a un empleado": "Fueron muy duros los términos del despido, mezcla de rabia y de rigor". Desde el punto de vista económico, un ‘despido' es la "indemnización o finiquito que recibe el trabajador despedido"; es el "remate de cuentas": "Recibió una fuerte suma en concepto de despido".
Emotiva es la idea que encierra una ‘despedida' pues se reviste de tristeza y de nostalgia al relacionarse con el adiós, la partida, la separación: "Abundaron las lágrimas en la despedida a Ernesto". Equivalente a ‘despedida' es ‘despedimiento'.
Las formas que puede adoptar una despedida varían desde el ‘adiós' hasta el ‘chao' y ‘chau', esta última como interjección coloquial propia de nuestro país Chile, Uruguay, Paraguay y Perú. También, ‘abur' y ‘agur'. Además, se dan las locuciones ‘hasta pronto' y ‘hasta la vista' que presuponen que las personas que se despiden se van a encontrar en un tiempo corto, aunque no definido; en cambio, ‘hasta luego' indica que la esperanza de volverse a ver se dará en un plazo corto. Pesimistas, en cambio, resultan las locuciones ‘hasta nunca' y ‘hasta siempre': según la Real Academia, la primera de estas locuciones indica que el que se despide está irritado con la persona a la que saluda y ya no desea volver a verla; en cambio, ‘hasta siempre' parecería dejar abierta la esperanza de un reencuentro.
Un modo de despedirse de mal modo se indica con la locución coloquial ‘echar a alguien a pasear', que supone, por parte del que habla, desprecio o disgusto respecto de su interlocutor: "Su jefe lo echó a pasear sin contemplación alguna. El lunfardo también incluye vocablos relativos a la despedida: el sustantivo ‘espiante' y el verbo ‘espiantar'; el Diccionario de americanismos se refiere a este verbo con diferentes acepciones; si bien en el ámbito delictivo se relaciona con "huir, darse a la fuga", podía también ser equivalente a "despedir, echar a alguien" si se lo usa como ‘espiantarse', aunque este empleo ya es obsoleto. En cambio, sí tiene vigencia ‘piantar' que, en nuestro país y en Uruguay, equivale en una de sus acepciones a "echar a alguien de un lugar": "Lo piantaron por deshonesto".
Dejamos el espacio de hoy con dos apreciaciones acerca del ‘adiós': la primera está tomada de la letra de la "Tonada del otoño", de Jorge Sosa: "La noche nos dice, al llevarse al sol, que siempre al recuerdo lo inicia un adiós". El recuerdo -aquello que se trae desde el corazón- necesita para llegar a serlo que, primero, haya mediado una circunstancia de partida y separación.
El otro pertenece a una cita de Refiloe Moahloli, autora sudafricana de libros para niños, cuando dice "El adiós es como una oruga que se convierte en mariposa", en donde se plasma la idea de concebir la despedida como el momento triste que, luego, puede volverse promisorio y bello.
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