El secreto guardado del Cristo Redentor: 6.000 voces de paz que esperan el Siglo XXII

La increíble historia del Certamen de Paz de Mendoza (2002): una gesta de niños y jóvenes contra el caos argentino que selló su esperanza por 100 años bajo la mirada de la cordillera.

Marcela Muñoz Pan

En el marco del Día Internacional de los Derechos Humanos y el Día de la Democracia, recordamos el certamen de letras y plástica de 2002, una gesta cultural que congregó más de 6.000 voces de niños y jóvenes por la paz y la unidad latinoamericana. Esta iniciativa, inspirada en la conmemoración de los cien años de los "Pactos de Mayo" (1902) entre Argentina y Chile, forjó un testimonio vivo: los seis mil trabajos fueron enterrados a los pies del Cristo Redentor, esperando su apertura en el año 2102 para que se lean por la continuidad de la paz."

Esta comunión de ciencia y cultura, nació el primer libro de iniciaciones literarias de poesía y cuentos en la historia de Mendoza: Mi palabra para la paz, con un exquisito y contundente texto en esta compilación del Dr. Arturo Roig sobre la paz: "La Paz nace de la paz, como la paloma nace de la paloma". Es decir que el año 2002 se cumplieron cien años de esos pactos, por lo que en ese año desde la Universidad de Congreso, Subsecretaría de Cultura del Gobierno de Mendoza , DGE y Municipalidad de San Rafael, Centro de Estudios Trasandinos, UNC Facultad de Ciencias Políticas, Asociación Argentino-Chilena de Estudios Históricos e Integración Cultural, Consulado General de Chile en Mendoza y un jurado de lujo como Raúl Silanes, Oscar D´Angelo, Patricia Garro, Mónica Senatore, Luis Abrego, Lía Truglio de Farina, Carlos Vallejo, Olga Ballarini, Natalia Cohan de Manchón, Gabriela Figueroa, Susana Capone y Andrés Oliver, Mariela Ramos y Ana María Spagnolo por San Rafael, se trabajó con mucha fuerza y convicción para el certamen de letras y plástica de niños y jóvenes debían escribir y pintar "la paz".

Todo este contexto comenzó en el 2001 cuando el Dr. Pablo Lacoste junto a todas las instituciones y organismos mencionados, convocó a trabajar, pensar y repensar un hito histórica bisagra como fueron los "Pacto de mayo" en 2002. Con medios modestos por la situación del país y una manera de resistencia panorámica, lo pudimos llevar a cabo. Los trabajos comenzaron a llegar a los pocos días, mi departamento estaba colapsado de cajas inmensas que llegaban de distintos puntos de la provincia. Mi depto. terminó siendo "un acopio de la paz".

Ante la crítica situación de la Argentina en ese momento, al proponer que niños y jóvenes escribieran por la paz, pensaba que nadie iba a querer participar, los docentes abatidos no iban a tener los estímulos para trabajar por la paz, donde la Argentina era un caos. Al lanzar el certamen internacional la respuesta fue inesperadamente "masiva" con más de 6000 trabajos en poesía y cuento. El apoyo incondicional de Las Heras, Godoy Cruz, Luján, Guaymallén, Ciudad Capital, Chile, Venezuela, Cuba, Junín, Rivadavia, Tunuyán, Tupungato y fundamentalmente San Rafael, tuvo una envergadura tal que tuvimos que ir en grupos a los distintos departamentos para explicar, difundir, comunicar esta hazaña. La prensa mendocina en TV, diarios, revistas, radios, escritores, periodistas, legisladores, también se pusieron al hombro esta gran movida por la paz, cuando se creía que el mundo se nos venía encima. La edición estuvo a cargo de "Editora Andina Sur Caviar Bleu" su editora Anne Caroline Biancheri.

La invención de la realidad, o la creación de la misma, a través de las primeras manifestaciones literarias de niños y jóvenes en poesía y en cuento, nos ha dejado, no una colección de experiencias o un descubrir nuevas cosas, sino quizás potenciales talentos. 

En el vacío de esa crisis cultural (igual que la de ahora), de estas miserias intelectuales, de este hambre y sed por buscar constantemente una identidad, un lugar de los "no lugares" como dice Augé, es casi una utopía que un sin fin de niños y jóvenes de nuestra provincia hayan trabajado para este certamen o precisamente para "ese lugar", con tantas ilusiones junto a sus maestros, profesores, padres, logrando que esa invención de sus realidades sea tangible, porque en ese momento habían conquistado un espacio, ese lugar único, quimérico, transformador: su libro, es decir, el tuyo, el mío, el de todos. Entonces el vacío quizás ya no sería tan vacío.

Este sector de la población casi olvidado por presiones internas y externas de sus orientadores en la vida, de sus dirigentes políticos, de los discursos amorfos, de los no discursos educacionales, de culturas alienantes, ha develado que ellos, mientras tanto, tuvieron la valentía de escribir sus obras, sin que aún demuestren puras pretensiones literarias, pero sí una resistencia, y la lectura como la escritura son en esta coyuntura una de las herramientas más poderosas de la resistencia. 

Tan sólo este impulso motor, como el certamen literario "Mi palabra para la Paz", fue el medio para manifestar sus emociones, creencias, sueños, volcando apabullada mente, claro está, la realidad truncada y a veces solitaria en la que siguen siendo protagonistas. Lo cual hizo de este certamen una gesta loable y un llamado de atención a los responsables de generar estas pequeñas bellezas, que de tan bellas y pequeñas quizás, se nos devenga el poder de la admiración.

Dejar que el hecho cultural atraviese de una vez y para siempre el sentido de todas las vidas, como así también las muertes; ya que dentro de cien años cuando la humanidad abra el cofre con todos los trabajos de niños y jóvenes del año 2002, inspirados en la paz, los derechos humanos y la unidad latinoamericana, que enterraremos el 10 de diciembre a los pies del Cristo Redentor, ese día será el día del testimonio vivo y la felicidad que causó esta apuesta a una mejor vida en la historia cultural mendocina. No estaré para verlo, pero alguien me lo contará en el otro mundo.

Por lo tanto, sólo en las escuelas es posible que desarrollemos el país que queremos, y uno de los estandartes para el nacimiento armónico de las sociedades es el valor primordial que se le otorgue a los derechos humanos: con su ausencia es imposible instaurar el derecho natural a la paz. Y se descubre lo que siempre se sabe y más aún: que los hombres pasan, viven o sobreviven como pueden, luego los hombres mueren. Pero queda siempre "su obra" o la invención de la realidad, y la obra literaria, cualquiera que sea, es la magia de entrelazar tiempo y espacio: allí se imagina, se vive, se sorprende y allí trasciende. Y eso es lo que importa.

Les dejo del libro, el poema ganador de ese año:

Paz, eso quiero

Yo no quiero lujos

yo no quiero ardor de brujos

yo no quiero países lejanos

Paz, paz, paz, eso quiero.

Yo no quiero niños hambrientos

yo no quiero niños violentos

yo no quiero niños abandonados

paz, paz, paz, eso quiero yo.

Yo no quiero hipocresía

de gente grande, entendida

yo quiero simplemente, alegría

amor, solidaridad, compañía.

Yo no quiero egoísmo, soberbia

de gente grande, entendida

yo no quiero cobardía

yo quiero simplemente, una vida.

Yo no quiero morir sin cumplir mis sueños

yo no quiero vivir sin luchar por ellos

yo no abandonaré mi lucha

yo sabré morir por ellos.

Paz, te necesito, como el aire a la vida

te necesito, pero bien entendida

sin cobardía, sin hipocresía

pura, bella, amable, no prohibida.

Paz, llena mi pequeña vida

dame valentía para defenderte cada día

y seguirte, no a escondidas.

Rubén Escudero. Premio provincial. Categoría dos. El autor fue alumno de la Escuela N° 1-657 India Magdalena, Las Heras, Mendoza. 2002



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