Uva, madre de vino

"Madre de Vida", la obra de Florencia Aise, protagonista de la Columna Líquida de Marcela Muñoz Pan.

Marcela Muñoz Pan

Florencia Aise nos invita a atravesar un umbral cargado de símbolos visuales que entrelazan el arte con el ciclo vital de la uva y el vino. Su obra se presenta como un espacio de reflexión y autoconocimiento, donde la subjetividad se despliega en cada pincelada, guiada por la luz que descubre y la sombra que acepta. En sus composiciones, la uva emerge como un símbolo fundamental: semblanza de la sangre que transforma el dolor en fuerza vital, en un proceso sanador que sólo el arte puede lograr. 

Aise nos confronta con una alquimia visual que revela el profundo vínculo entre la naturaleza y la vida humana. La elección de pintar la uva como elemento primordial de su lugar de origen no es casual. Representa la fidelidad a su tierra, pero también la vida, la alegría y el conocimiento. Más allá de plasmar variedades específicas, cada fruto pintado adquiere una identidad única, como si se tratara de miembros de una misma familia. Con esta diversidad de matices, la artista simboliza la riqueza de las experiencias individuales dentro de un todo compartido.

En definitiva, Florencia Aise propone un encuentro entre el arte, la tierra y la vida, donde el vino, como fruto transformado, se convierte en metáfora del viaje hacia el autoconocimiento y la creación. 

Madre de Vida, de Florencia es una obra que se sumerge en la profundidad del vínculo maternal, explorando las múltiples dimensiones de la maternidad y su influencia en la vida humana. A través de una mezcla de técnicas y un uso vibrante del color, Aise logra transmitir una conexión intensa entre la madre y su entorno, así como la fuerza y la fragilidad que coexisten en esta relación fundamental.

La obra aborda la maternidad desde una perspectiva poética y visual, mostrando a la madre como fuente de vida, amor y sacrificio. Aise nos lleva a reflexionar sobre el papel de las mujeres en la sociedad, su capacidad de dar vida y su resistencia ante los desafíos. Utiliza simbolismos que representan la fertilidad, la protección y la transformación, invitando al espectador a contemplar la belleza y el dolor que puede conllevar el ser madre.

La naturalidad que transmiten estas obras es un como un espacio inexistente entre lo real y lo visual, tengo siempre la sensación que al ver un cuadro de Aise es desear de inmediato "esa uva" que está ahí para ser degustada, los elementos visuales realmente son conexiones intrínsecas entre la madre y la tierra, o la tierra madre que vive para crear una atmósfera energética y emotiva, reflejando fielmente esa compleja emoción de la maternidad, de las formas de las uvas, como fecundando siempre un todo, en todo momento. Lo que pinta, dibuja, imagina parece cobrar vida, llenas de movimiento y de energía, lo que resalta la idea de lo visual es un viaje dinámico y en constante evolución.

Uva, madre de vino
Uva, madre de vino

Los invito a conocer a esta artista bien mendocina que ha llevado su arte a viajar por el mundo honrando nuestra Mendoza con todas sus luces y sombras, convirtiendo los atriles y lienzos en destinos inexorables de belleza, sabia belleza. 

Madre de Vida es una obra conmovedora y profunda, que resuena en el corazón de quienes la contemplan, el cordón umbilical de vida y amor. Una cita perfecta como revivales de acuarelas al desplegar la geografía del vino de nuestra Argentina. Impecable.

Uva, madre de vino

Uva, madre de vino

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