Así fue el conversatorio sobre la fundación de San Martín

Joaquin Suane Buttini nos cuenta sobre el encuentro realizado recientemente en la ciudad de San Martín.

Joaquín Suane Buttini
Miembro de la Asociación Cultural Sanmartiniana "Mi Tebaida" y estudiante de Historia en la Facultad de Filosofía y Letras, UNCUYO.

Cada 20 de diciembre, los vecinos del departamento de General San Martín celebran un nuevo aniversario de la fundación de la ciudad. Este hito, se da en el marco de la campaña del cruce de los Andes, con la figura del general José de San Martín a la cabeza, y de la concreción de su familia, con el nacimiento de Merceditas. En adhesión a esta fecha tan importante para la historia de Mendoza, la Asociación Cultural Sanmartiniana "Mi Tebaida", ofreció un conversatorio sobre la fundación de la ciudad de San Martín y la vocación familiar del Padre de la Patria.

La actividad, titulada "San Martín en San Martín, la fundación de la Ciudad y su rol de padre: reflexiones en el bicentenario de las Máximas", se realizó el pasado miércoles en las dependencias del Museo Histórico Municipal "Las Bóvedas". Encabezaron las exposiciones Beatriz Mohr, Salvador Antonio Arnal y quien firma estas líneas, tres sanmartinianos que recuperan el legado de su vecino más ilustre.

La Ciudad Histórica de General San Martín, declarada así según la ley provincial número 8.525, fue fundada a instancias del mismísimo general San Martín en vísperas de la campaña libertadora. Presenta tres características esenciales: en primer lugar, que es la única ciudad en el mundo fundada por el Padre de la Patria; en segundo lugar, que es el primer lugar que le impusiera su nombre al de la ciudad, con el agravante de que él se encontraba allí para entonces; por último, también participó de la delineación de la ciudad al aprobar el croquis levantado por Juan Agustín Moyano (primera autoridad local).

Un legado sanmartiniano

Pliego del 20 de diciembre de 1816, por el cual el general San Martin se hace propietario de las doscientas cincuenta cuadras en la Villa Nueva de los Barriales.

Pliego del 20 de diciembre de 1816, por el cual el general San Martin se hace propietario de las doscientas cincuenta cuadras en la Villa Nueva de los Barriales.

Corría el año de 1816 y la ciudad de Mendoza estaba en completa convulsión. El general San Martín se desempeñaba, por aquel tiempo, como

Gobernador Intendente de Cuyo. Desde allí, y por intermedio de sus diputados representantes en el Congreso General Constituyente, con asiento en la ciudad de San Miguel de Tucumán, se logró la independencia de España. Este hecho le permitió al Padre de la Patria consolidar su Plan Continental.

En el mes de agosto también ocurrieron grandes cambios. Fue designado General en Jefe del Ejército de los Andes, para dedicarse por completo a los preparativos del ejército. Pero también, ocurrió un hecho en su vida personal: le nació su única hija. La mente brillante que ideó la mayor proeza militar de la historia de la emancipación sudamericana, se olvidó por un momento sus funciones y proyectó su retiro. Una emotiva carta dirigida al nuevo gobernador, inauguraría el destino de un pueblo.

Es muy natural al hombre, prever la suerte que se propone pasar en la cansada época de su vejez. El estado de labrador es el que creo más análogo a mi genio, y como un recurso y asilo a las inquietudes y trabajos de una vida toda ocupada al servicio de las armas.

Mi fortuna menguada no me ha proporcionado jamás un fondo rural, con que contar para este estado a que aspiro, pero ni aún el fijarme a un territorio o provincia en que goce de tranquilidad. La de Cuyo es la que ha podido decidirme por el buen carácter de sus habitantes, para elegir un rincón de ella, en que dedicarme a romper el campo, cultivarlo y formar mis delicias.

Y por haber propendido yo mismo a que se fomenten, se pueblen y cultiven los que hay en inmenso espacio a la parte del norte del Retamo les profeso una decidida inclinación.

El corto número de cincuenta cuadras llena mi aspiración y deseos, más no puedo contar con ellas si V.S. no me hace acreedor a que se me señalen por título de merced y gracia.

La tierra elegida por el Libertador fue la de Los Barriales, una extensa zona de ciénagas y médanos, a la que en tiempos de su gobierno, dedicó una

amplia política de poblamiento. Entre sus medidas se encuentran la apertura de una acequia que abastecía a los productores con aguas del río Tunuyán y la delineación de una nueva ruta hacia Buenos Aires, actuales Canal Matriz de San Marín y Ruta Provincial 50, respectivamente. Esta zona se emplazaba en el ángulo formado de los ríos Mendoza y Tunuyán, una primitiva jurisdicción que abarcaría en la actualidad a los departamentos de Maipú, General San Martín, Junín, Rivadavia y Santa Rosa.

En virtud de sus cualidades como político y militar, el gobierno resolvió en favor del cóndor de los Andes. Se le entregaron las cincuenta cuadras solicitadas, más doscientas para su hija recién nacida. Además de otras doscientas, para distribuir entre los soldados que se destacasen en la expedición libertadora. El 20 de diciembre de 1816, se labró el acta capitular que confirió al general José de San Martín y a su hija, la potestad sobre las doscientas cincuenta cuadras en Los Barriales, y su designación como distribuidor de las restantes entre los soldados destacados. Se fundó entonces, la Villa Nueva de los Barriales.

En las doscientas cincuenta cuadras construyó su chacra, a la que cariñosamente se refería como "mi Tebaida". La habitó esporádicamente durante la campaña libertadora, y finalmente entre los meses de febrero/marzo hasta noviembre de 1823, cuando marchó a su ostracismo. Fue en este último período, que se le impuso su apellido al nombre de la ciudad, el 4 de junio de 1823 la zona se rebautizó como Villa Nueva de San Martín. También participó de la delineación de la sanmartiniana villa, lo que en la actualidad representa el casco histórico de la ciudad, comprendido entre las avenidas Lima/Mitre al norte, España/Sarmiento al sur, Salta al oeste y Tucumán al este.

Su anhelo constante de regresar a Mendoza se reflejó en la correspondencia que mantenía desde Europa. Nunca olvidó a su chacra, la conservó celosamente hasta la muerte. La antigua casona de la chacra, que constaba de cinco bóvedas en el techo, fue derruida por el terremoto del Miércoles Santo de 1861. La propiedad original, había sido reducida a ciento cincuenta cuadras, tras ceder iguales fracciones al encargado, señor Pedro Advíncula Moyano, y a su queridísimo amigo y compañero de armas, el general Tomás Guido. En 1872, la propiedad fue rematada y adquirida por el señor Saturnino Álvarez y su familia.

Luego, distintos propietarios adquirieron la chacra sanmartiniana, y no fue hasta los años 1905 y 1906, que el empresario vitivinícola Ricardo Palencia reuniera nuevamente las ciento cincuenta cuadras de la sucesión de 1872. Bajo su gestión, se construyó la casa de las bóvedas en homenaje a la que habitara el general San Martín. Aunque esta vez, desplazada trescientos metros de la original y con dos bóvedas en lugar de cinco. Se inauguró la finca "Las Bóvedas". La empresa santafesina Echesortu y Casas S. A. se hizo de la finca tras la muerte de Ricardo Palencia. En este período se declaró lugar histórico a la reconstrucción de la casa de las bóvedas y a la planta de olivo desplazada trescientos metros de este edificio, que indica el lugar exacto donde una vez existiera la casa del Padre de la Patria. Con posterioridad, la ciudad fue declarada histórica, según ley provincial número 8.525.

La casa de las bóvedas se convirtió en museo regional, de la mano de la Comisión Amigos del Museo las Bóvedas, agrupación que dio origen a la Asociación Cultural Sanmartiniana "Mi Tebaida". Actualmente, es considerado un lugar emblemático que rinde homenaje al fundador de la ciudad, en recuerdo a su paso por la zona hace más de doscientos años.

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