Historias del Bancario: memoria viva y participación ciudadana

Marta Díaz compiló en su libro "Historias del Barrio Bancario" (2025) sus propios recuerdos y los de antiguos vecinos. En sus páginas afirma que aquella "barriada sencilla nos permitió crecer felices, sostenidos por bases sólidas de afecto y valores transmitidos por nuestros mayores". Para reconstruir esas memorias, reunió periódicamente a sus compañeros de infancia y adolescencia.

El libro surgió en el marco del Programa Memoria Viva y Participación Ciudadana, impulsado por la Municipalidad y la Junta de Estudios Históricos de Godoy Cruz (JEHGC). El primer encuentro se realizó en el Centro Patrimonial y Artístico Cristoforo Colombo. Luego continuaron recorridos y entrevistas en el propio barrio con vecinos e investigadores.

La publicación reúne cuentos, anécdotas, relatos y fotografías de la etapa fundacional, entre 1952 y 1965. Una historia reconstruida desde los recuerdos y la memoria individual y colectiva de los primeros vecinos que llegaron al barrio siendo niños o adolescentes. Los vínculos se estrecharon, se consolidaron parejas y se establecieron matrimonios.

El tiempo siguió su curso: hoy muchos de aquellos vecinos son abuelos, algunos viven en diferentes barrios o provincias, y otros ya no están. Sin embargo, el afecto y la memoria de aquellos años permanecen intactos. Los habitantes fundadores compartieron sus recuerdos en el libro y colmaron el salón de sesiones del Concejo Deliberante de Godoy Cruz, donde la obra fue presentada y declarada de interés. A medida que avanzaba el encuentro, vecinos y referentes de distintas generaciones se iban reconociendo poco a poco. Los rostros de niños y adolescentes habían dado paso a los de adultos mayores, pero bastaba mencionar una calle, una esquina, un apellido o "el campito" para que la emoción los uniera nuevamente. Recordaron los bailes, las vacaciones compartidas, las celebraciones en la capilla y, sobre todo, ese tiempo de mística barrial que aún los hermana.

Godoy Cruz celebra su historia con el libro del Barrio Bancario

Este libro refleja la voluntad de superación, la solidaridad y el respeto mutuo que distinguieron a sus habitantes. Aunque alguna vez se intentó modificar su nombre, para todos seguirá siendo, con orgullo, el Barrio Bancario de Godoy Cruz.

El Bancario: símbolo de identidad y pertenencia

Todo barrio posee una identidad propia y un sentido de pertenencia compartido por quienes lo habitan y que se fundamenta en la trama que lo origina. La iniciativa de construcción del Bancario surge de una decisión administrativa y política. La coyuntura del primer peronismo mendocino posibilitó una "política de vivienda con acciones estatales metódicas, planificadas y sostenidas en el tiempo" (Cremaschi, 2025). A partir de 1949, empleados del sector bancario comenzaron las gestiones para acceder a la casa propia mediante el Instituto Provincial de la Vivienda. Se les adjudicó un amplio terreno donde se construyeron 343 casas. Como el predio permitía seguir edificando, se sumaron empleados de YPF y de la Compañía de Electricidad de Los Andes (C.E.L.A.), quienes levantaron 281 y 92 viviendas respectivamente. Las familias accedían a sus hogares mediante préstamos del Banco Hipotecario Nacional.

El proyecto urbanístico respondía al modelo de "barrio jardín", con plaza, iglesia, cine, proveeduría, comercios y espacios educativos. Las viviendas, de uno a tres dormitorios, contaban con comedor, baño, lavandería, dependencias y patio.

En 1952 llegaron las primeras familias. Marta Díaz fue una de las niñas residentes, años más tarde evocó: "Había pocos límites para los niños, mucho entusiasmo y enormes espacios por descubrir. Un adentro acogedor. Un afuera enigmático que prometía eternidad de juegos y aventuras. Supe entonces que seríamos allí felices."

Es llamativo el fuerte sentido de pertenencia originado, según sus protagonistas, en varios factores. Las familias compartían edades y ocupaciones similares. El barrio estaba "alejado" del centro urbano, las calles eran de tierra y, en días de lluvia, los taxis no ingresaban. Esa relativa distancia fortalecía los lazos y consolidaba la comunidad.

Otro punto de unión fue la construcción de la capilla de San Cayetano, impulsada por la colaboración vecinal como Blas Spano que donó parte de sus tierras, materiales y mobiliario. Su esposa Enriqueta Buzio "ofreció parte de su vida", según escribe su hija Graciela. Las Damas de la Capilla S.C. que la apoyaban se autodenominaban "las cayetanas". Organizaron festivales y eventos con la finalidad de recaudar fondos para la edificación. También realizaban colectas solidarias para reunir juguetes, ropa y alimentos destinados a otros barrios. La Capilla fue escenario de bautismos, comuniones, casamientos y, sobre todo, de solidaridad vecinal.

Cada 7 de agosto, las calles se colman de fieles que llegan de distintos puntos de la provincia para honrar al Patrono del pan y del trabajo. La labor de aquellas mujeres pioneras sigue dando frutos. San Cayetano era el santo apropiado para un barrio fundado por trabajadores de diversos gremios.

Para quienes crecieron allí, vivir en el Bancario fue un "privilegio y una bendición". El barrio marcó el sentido de pertenencia y la lealtad a una comunidad que los contenía integralmente, desde lo físico, afectivo, intelectual y espiritual.

Fuentes y Bibliografía

Diario Los Andes, mayo y diciembre de 1949.

Díaz, Marta (2025). Historias del Barrio Bancario de Godoy Cruz. Mendoza: Ed. Glifo. Cremaschi, Verónica (2025). En: Díaz, Marta. Ob. Cit.

Mastrangelo, Fabiana (2016). Godoy Cruz, una historia. Mendoza: Municipalidad de Godoy Cruz.