Los insectos y el habla cotidiana
La Pof. Nené Ramallo nos recuerda en esta nota cuán útiles son las costuMBRes de los insectos y nuestra percepcion sobre ellos para calificar situaciones habituales.
Nuestra vida cotidiana abarca muchas realidades; para expresarnos, incluimos las designaciones de objetos y, también, casi sin advertirlo, denominaciones de insectos que usamos, no en sentido recto, sino figurado. Veamos cuál es el uso de esos nombres.
¿Por qué decimos que alguien tiene ‘telarañas en los ojos'? Recordamos que el concepto de ‘telaraña' es "tela que forma la araña segregando un hilo muy tenue"; hablando en forma connotativa, la locución ‘tener telarañas en los ojos' significa "no percibir bien la realidad; tener el ánimo ofuscado o mal prevenido para juzgar un asunto"; así, por ejemplo, "Ella no discurría bien y parecía tener telarañas en los ojos para advertir la situación". La causa de esta interpretación estriba en que la tercera acepción del vocablo es "nubosidad real o sensación de tenerla delante de los ojos, por defecto de la vista". Y, por otro lado, si escuchamos que alguien ‘mira las telarañas (las musarañas), estamos diciendo coloquialmente que esa persona anda muy distraída. Esta interpretación de la locución se debe a que una de las acepciones del sustantivo ‘telaraña' es "cosa sutil, de poca entidad".
Resulta casi cómica la locución ‘eso se cura con una telaraña', expresión coloquial que se usa para dar a entender la facilidad del remedio o de la compostura de algo: "Le resté totalmente importancia a la cuestión, como algo baladí, que podía curarse con una telaraña".
Debemos también mirar el sustantivo ‘araña' que, aparte de designar al insecto, puede aludir a la lámpara de techo con varios brazos, de los que cuelgan piezas de cristal, sueltas o enlazadas, de diversas formas.
Aparece, además, el verbo ‘arañar', con varias acepciones, según nuestro Diccionario integral del español de la Argentina: puede indicar que se hiere superficialmente la piel, con las uñas o con algún elemento punzante, como en Jugando, el minino le arañó el rostro. En sentido análogo, ‘arañar' es "marcar o rayar superficialmente algo": "Unos vándalos le arañaron la pintura de su coche". Coloquialmente, se usa este verbo cuando se desea describir que algo se ha logrado con mucho esfuerzo, tras estar muy cerca de no poder lograrlo: "Dio muy mal examen y, a duras penas, arañó la calificación mínima".
También constituye un insecto con el que convivimos la ‘hormiga': la primera acepción con valor connotativo es la que otorga este nombre a una enfermedad cutánea que causa comezón; a partir de la fama que las hormigas han obtenido a través de la narración de las fábulas, surge la connotación contenida en ‘ser alguien una hormiga', como "ser ahorrador y laborioso"; se usa, sobre todo en diminutivo: "Juliana es una hormiguita para su hogar".
A partir del sustantivo ‘hormiga' nos encontramos con el verbo ‘hormiguear' y con otro sustantivo, ‘hormigueo'; el concepto encerrado en ellos es el de "experimentar una sensación de cosquilleo más o menos intenso, semejante a la que resultaría si por ella bulleran o corrieran hormigas": "Se alarmó por un ligero hormigueo en su brazo izquierdo".
Pero, además, nuestra experiencia nos recuerda que las hormigas, en general, aparecen en grupo; por ello, la segunda acepción del término es "dicho especialmente de una multitud de personas o animales: bullir, estar en movimiento": "Hoy, por el feriado extendido, los amantes del consumo hormigueaban en los grandes centros de compras". Aparece relacionado, entonces, el vocablo ‘hormiguero', definido coloquialmente como "lugar en que hay mucha gente puesta en movimiento": "La peatonal era hoy un hormiguero, desde temprano".
Insectos pequeños, pero de mala reputación son las ‘pulgas' y los ‘piojos'. Con el primero de ellos, encontramos la locución ‘la pulga detrás de la oreja', que se explica como algo que inquieta y desazona"; otras formas son ‘buscar (a alguien) las pulgas', cuando se quiere indicar, coloquialmente, que se emplean todos los medios para impacientar a esa persona: "Incisivamente, le iba buscando las pulgas a fin de mortificarlo".
Dos connotaciones negativas encierran las locuciones ‘sacudirse las pulgas' y ‘tener malas pulgas': la primera de ellas se le aplica a quien elude las responsabilidades o intenta librarse de situaciones o trabajos incómodos: "No se puede confiar en ella pues siempre anda sacudiéndose las pulgas". Por su lado, si alguien ‘tiene malas pulgas', se está aludiendo a su mal humor: "Resulta difícil abordarlo porque demuestra tener malas pulgas". Si, en cambio, se dijera ‘tener pulgas', estaríamos indicando que una persona posee un genio vivaz y demasiado inquieto.
¿Y qué es, entre nosotros, ‘un mercado de pulgas'? Su sinónimo es "mercadillo", esto es, un "mercado, por lo general al aire libre, que se instala en días determinados y en el que se venden artículos muy diversos, nuevos o usados, a precio menor que el de los establecimientos comerciales": "Siempre, en Córdoba, visito su famoso mercado de pulgas".
Cuando alguien es extremadamente exagerado, suele usarse la locución ‘hacer de una pulga un camello (un elefante)': "Por favor, no se extralimite, no haga de una pulga un elefante".
En lo que se refiere a ‘piojo', nos enfrentamos a la expresión ‘piojo resucitado', aplicable a aquella persona de humilde origen, que se ha elevado por malos medios: "Tan engreído, cuando es nada más que un piojo resucitado".
Para dar a entender que se está con mucha apretura y estrechez en un sitio, se usa la locución coloquial ‘como piojo/s en costura'; por su parte, ‘guindar (alguien) el piojo' indica que la persona está próxima a morir y que ha llegado al fin de su vida.
Interesante es el uso connotativo del sustantivo ‘tábano': el significado de este término es de "insecto díptero, parecido a la mosca"; se hizo famoso porque se asocia a la persona que molesta a las autoridades con sus preguntas irritantes y molestas. El vocablo ‘tábano' fue usado por Platón, en su Apología, para describir el accionar de Sócrates, parecido a un molesto aguijón en la escena política ateniense.
Evocamos a Joan Manuel Serrat, cuando nos deleita con "Las moscas", poesía de Antonio Machado: "Vosotras, las familiares, / inevitables golosas, /vosotros, moscas vulgares, / me evocáis todas las cosas. [...] Moscas vulgares / que de puro familiares / no tendréis digno cantor: / yo sé que os habéis posado / sobre el juguete encantado, / sobre el librote cerrado, / sobre la carta de amor, / sobre los párpados yertos / de los muertos. / Inevitables golosas, que ni labráis como abejas, / ni brilláis cual mariposas, / pequeñitas, revoltosas,/ vosotras, amigas viejas, / me evocáis todas las cosas".
De estas moscas, omnipresentes, recordamos algunas frases con interpretación coloquial: ‘mosquita (mosca) muerta' es una expresión con connotación negativa, pues nombra a la "persona, al parecer, de ánimo o genio apagado, que no pierde la ocasión para obtener algo en su provecho": "¡Qué desagradable mosquita muerta!".
Cuando, en una expresión mayor, se usa la locución adverbial ‘por si las moscas' se quiere dar a lo dicho un carácter de eventualidad, equivalente a ‘por si acaso, por lo que pudiera suceder': "Te he dejado más dinero, por si las moscas".
La forma coloquial ‘qué mosca le habrá picado' se usa para inquirir la causa o motivo de un malestar, desazón, mal humor, considerados inoportunos por quien pregunta: "Ahora me solicita mi currículum, vaya a saber qué mosca le habrá picado". En cuanto a la locución ‘papar moscas' da a entender "estar embelesado o sin hacer nada, con la boca abierta": "Ahí está Juan, todo el día papando moscas". Y la locución ‘picarle (a alguien) la mosca' indica que se le viene a la memoria una idea que lo inquieta, desazona y molesta: "Indudablemente, su reacción ha demostrado que le picó la mosca".
Y, en verano, nos vamos evocando al ‘mosquito', para quedarnos con dos expresiones: ‘cerebro de mosquito' se usa para señalar que alguien posee poca inteligencia, como en "No puede opinar, tiene un cerebro de mosquito". La segunda es ‘en menos de lo que pestañea un mosquito', locución adverbial que significa "rápidamente, en nada".
Como vocablo que abarca a todos los insectos, hallamos ‘bicho' que, despectivamente, puede nombrar a una persona aviesa, de malas intenciones, como en la expresión ‘mal bicho'; también, ‘bicho raro' es, coloquialmente, la persona que se sale de lo común por su comportamiento. Y, por fin, ‘todo bicho viviente' abarca a todo el mundo. También, según el Diccionario de americanismos, ‘picarle el bicho' es "tener muchas ganas de hacer algo que no se ha hecho antes".