La lluvia y el viento eran dos hermanos
Los fenómenos climáticos en el uso cotidiano. Las "palabras", bajo el análisis de la Prof. Nené Ramallo.
Escucho atentamente la bella letra de la canción "El viejo Matías" y me quedo con el comienzo cuando dice "La lluvia y el viento eran dos hermanos"; mi pensamiento asocia los dos fenómenos meteorológicos y, entonces, advierto cómo en la vida diaria, usamos los términos referidos a ellos para connotar distintas realidades.
Me concentro en la ‘lluvia': una de las primeras acepciones que connotan algo distinto del hecho físico es la que indica "abundancia o cantidad": "Tuve una lluvia de ofertas relacionadas con esa idea".
También, en estos días, nos hemos visto sorprendidos por una noticia publicada en los medios: "La lluvia de Perseidas nos sorprende en agosto". En esta oportunidad, la expresión alude al concepto "lluvia de estrellas", definida como la aparición de muchas estrellas fugaces, en épocas determinadas y en ciertas regiones del cielo.
En el ámbito laboral, una expresión usada suele ser ‘lluvia/tormenta de ideas'; ¿en qué consiste? Se lo define como una técnica de generación de ideas o de resolución de problemas, en la que cada componente de un grupo de personas aporta lo que se le va ocurriendo de forma espontánea: "El coordinador nos sugirió que, a través de una lluvia de ideas, plasmáramos nuestras inquietudes".
Y, esta mañana, al tratar de ver cómo se presentaba el día, alguien me advierte que iba a ser una jornada invernal, porque había una persistente ‘lluvia meona'. Con esta expresión, connotamos que se trataba de una llovizna pertinaz, de una garúa, de un calabobos, de un sirimiri.
En relación con la lluvia, pero para aludir no a la caída de agua, sino al desarrollo de la vida diaria, suele usarse el sustantivo ‘chubasco'; en efecto, con este sustantivo se connota cualquier adversidad o contratiempo transitorios, pero que entorpecen o malogran algún designio: "Mi vida, en aquellos días, se desarrollaba entre chubascos que iban templando mi carácter". Vinculada a esta idea, se da la connotación que encierra el verbo ‘llover' que el diccionario académico presenta para aplicar a algunas cosas, como trabajos o desgracias; sus sinónimos son "venir, caer sobre algo con abundancia, afluir": "A partir de ese momento, le llovieron excelentes oportunidades". Cuando la lluvia es intensa y copiosa se utiliza el sustantivo ‘diluvio' que puede trasladarse a la excesiva abundancia de algo: "Se produjo, entonces, por la tensión reinante, un diluvio de injurias".
Otras veces, conocemos a alguien que, entra de golpe y revoluciona el ambiente reinante: un sustantivo del área meteorológica es ‘turbión'. En el área física, con este nombre se designa un aguacero con viento fuerte, que viene repentinamente y dura poco; pero, en lenguaje figurado, el término connota una multitud de cosas que caen de golpe, llevando tras sí lo que encuentran o, también, las que, al venir juntas y violentamente, ofenden y lastiman: "Llegó a mi vida como un turbión, me revolucionó, pasó y se fue". De modo similar, es posible emplear el vocablo ‘tromba' que, igual que ‘turbión', puede hacer referencia a la irrupción tumultuosa de una persona: "Su entrada en escena pareció una tromba".
El viento, compañero atmosférico de la lluvia, suele también usarse como vocablo que connota distintas realidades y ser el centro de muchas expresiones: así, por ejemplo, se habla de ‘viento' cuando quiere significarse "cosa que mueve o agita el ánimo con violencia o variedad": "Se vienen fuertes vientos de cambio". Puede, asimismo, connotar "vanidad, jactancia": "Es insoportable con sus vientos de persona oronda y poderosa".
Si están narrando algo y nos dicen que ‘todo va viento en popa', se habrá querido significar que se va desarrollando "con buena suerte, con dicha y prosperidad"; coloquialmente, esta locución adverbial se equipara en sentido a la expresión ‘a buen viento va la parva', que da a entender que un negocio, pretensión o granjería van por buen camino: "Cuando vio el estado próspero de mi negocio, me dijo con entusiasmo ‘a buen viento va la parva', con gran énfasis". Lo contrario se expresa, precisamente, con la locución ‘a mal viento va la parva'.
Los rumores siempre corren rápidamente y, muchas veces, antes de conocer una noticia por medios autorizados, nos llega porque ya es "vox populi" o, dicho en término corrientes, se usa la locución adverbial ‘a los cuatro vientos', que significa "en todas direcciones y por todas partes": "A los cuatro vientos, se divulgó la triste nueva".
Existen ocasiones en que nos enojamos con alguien, por algún motivo, y manifestamos nuestro desagrado o rechazo, enviándolo ‘a paseo' o ‘a tomar viento': "Furioso, lo mandó a tomar viento".
El amor por otra persona puede expresarse de diferentes modos y a través de distintas locuciones; una de ellas, relacionada con el viento, nos dice ‘beber alguien los vientos por otra persona': "Desde que la conoció, quedó prendado y solamente bebe los vientos por ella". El diccionario nos dice de esta locución que, coloquialmente, significa "estar muy enamorado".
¿Cuál es el valor de las locuciones ‘como el viento' y ‘con viento fresco'? Las dos tienen carácter adverbial; la primera significa "rápida, velozmente": "El auto se desplazaba por la pista como el viento". Por su parte, ‘con viento fresco' es igual a "con mal modo, con enfado, con desprecio": "Despidió a ese empleado con viento fresco".
Si alguien es obcecado y lucha denodadamente por llevar adelante una empresa, se dice que lo hace ‘contra viento y marea', esto es, arrostrando inconvenientes, dificultades u oposición de alguien: "No me resigné a perder y seguí luchando por mi objetivo contra viento y marea".
Decir que ‘corren malos vientos' es afirmar que las circunstancias son adversas para algo: "Le recomiendo que no haga esa inversión porque corren malos vientos".
Nuestro diccionario incluye el vocablo ‘huracán', voz taína (los taínos eran el pueblo amerindio que habitaba en La Española, Cuba y Puerto Rico, cuando el descubrimiento de América) cuyo significado, además de denotar un viento de fuerza extraordinaria, puede aludir a una persona muy impetuosa o a un suceso o acontecimiento que provoca destrucciones o grandes males: "Arribó un nuevo funcionario, verdadero huracán de cambios". En este sentido, hablar de ‘ojo del huracán' es referirse al centro de una situación polémica o conflictiva: "La crisis se encuentra en el ojo del huracán". También, se usa el término ‘torbellino' ("remolino"; "abundancia de cosas que ocurren al mismo tiempo") para calificar a una persona demasiado viva e inquieta y que actúa o habla atropelladamente o en forma desordenada": "Mi nieta es un verdadero torbellino".
Cerraremos esta nota uniendo a las dos fuerzas que titularon el artículo: "Lluvia pequeña vence a gran viento". Con ella, lo que quiere significarse es que las acciones pequeñas y constantes muchas veces son más efectivas que los esfuerzos grandes y esporádicos.