El largo camino hacia la Independencia

La inspiración por la libertad e independencia resumidas en las reconocidas frases de estos dos grandes líderes: "La vida es nada si la libertad se pierde" de Manuel Belgrano y "Seamos Libres que lo demás no importa nada" de José de San Martín.

Juan Marcelo Calabria

El largo proceso de nuestra Independencia, tuvo en un reducido grupo de líderes a los impulsores de la fundación de estas nuevas repúblicas, destacándose por sobre el resto Manuel Belgrano y José Francisco de San Martín, quizás los dos nombres más reconocidos: Padres Fundadores a cuya visión y tesón debemos nuestra nacionalidad y la de gran parte de América, líderes indiscutidos que junto a miles de hombres y mujeres, héroes y heroínas anónimos, se jugaron sus vidas por la libertad.

Tempranamente Belgrano y San Martín coincidieron en las posibilidades que brindaba América para fundar un nuevo mundo bajo los ideales de libertad, igualdad, fraternidad y progreso bajo la inspiración de la ilustración como contrapartida al "Antiguo Régimen" que había hecho estragos en Europa. Ambos líderes, convencidos de que había llegado el momento de torcer los destinos del Continente "Dionisiaco", arriesgaron todo lo que tenían al servicio de la guerra de la independencia: en el caso de Belgrano poniendo su fortuna e intelecto desde su designación como vocal de la Primera Junta de Gobierno y luego como abnegado General de los primeros ejércitos patrios, a los que incluso llegó a solventar con su propio patrimonio.

En el caso de San Martín, al dejar su carrera militar en la península tomó la disposición transcendental de retornar a América para prestar sus servicios, decisión en la vida de un simple hombre que significó sin duda un gran cambio en la historia de la humanidad, desde de su llegada al Río de la Plata José de San Martín se convertiría en el gran impulsor de la independencia de América, poniendo a disposición de esta causa toda su experiencia y su mente extraordinaria, su carácter incorruptible y su voluntad inquebrantable, que darían un nuevo impulso a la causa de los patriotas, sacando a la Revolución de Mayo de la oscuridad en la que había caído y encaminando nuevamente los esfuerzos hacia la ansiada independencia.

Ambos fueron los impulsores de la Declaración de Independencia, y los máximos conductores de aquel extenso y largo proceso revolucionario iniciado en 1.810, que tuvo en Belgrano entre sus principales protagonistas y luego, 2 años después en San Martín su guía y continuador. Se conocieron previamente por carta, antes del encuentro personal en el norte, cuando San Martín, en reemplazo de Alvear, le toca asumir la conducción de la tropa de refuerzo que debía incorporarse al ejército conducido por Belgrano para luego relevarlo en el mando.

Dos años después de su llegada al Río de la Plata, San Martín tomaba la posta de manos del mismo Belgrano quien luego de ser derrotado en las batallas de Vilcapugio y Ayohuma le decía:" No siempre puede uno lo que quiere, ni con las mejores medidas se alcanza lo que se desea: he sido completamente batido en las pampas de Ayohuma cuando más creía conseguir la victoria; pero hay constancia y fortaleza para sobrellevar los contrastes y nada me arredrará para servir; aunque sea en la clase de soldado, para la libertad e independencia de la patria ... lo pedí a usted desde Tucumán, no quisieron enviármelo; algún día sentirán esta negativa ...".

Largamente había esperado Manuel la llegada de su amigo: "Crea usted que he tenido una verdadera satisfacción con la suya del 6..., y que mi corazón toma nuevo aliento cada instante que pienso que usted se me acerca, porque estoy firmemente persuadido de que con usted se salvará la patria... soy solo;... no tengo ni he tenido quien me ayude y he andado los países en que he hecho la guerra como un descubridor, pero no acompañado de hombres que tengan iguales sentimiento a los míos, de sacrificarse antes que sucumbir a la tiranía... en fin mi amigo , espero en usted un compañero que me ilumine, que me ayude y quien conozca en mí la sencillez de mi trato y la pureza de mis intenciones... al bien general de la patria y sacar a nuestros paisanos de la esclavitud en que vivían...". Ambos líderes entendieron y comprendieron que su "unidad de miras" constituiría la coordinación y conducción que los "trabajos por la independencia" necesitaban.

Pocas semanas estuvo Belgrano al lado de San Martín, cumpliendo órdenes del Gobierno, el 22/05/1814 Manuel se despedía de José en estos términos: "Siento mucho que sus males continúen, quisiera poder contribuir a los alivios de usted, pero en la parte que puedo encargo a mis parientes que tengo en esa, que hagan cuanto les sea dable en su obsequio... Usted dígales lo que quiera seguro, de que le servirán como a mí mismo. Con arreglo a órdenes del gobierno marcho a Buenos Aire. Saldré mañana de aquí. No valgo nada; más cuanto yo fuese capaz de serle útil a usted pondré en ejecución...", bajando a Bs. As. para rendir cuentas de su actuación en el norte, mientras que San Martín, poco después, a causa de sus males y la convicción que la "Revolución no hará camino por el norte" pedía su relevo rumbeando para Córdoba a la espera de su designación como Gobernador Intendente de Cuyo. Belgrano, libre de culpa y cargo, será destinado en misión diplomática a Europa junto a Rivadavia.

"Así en uno de los momentos más solemnes de la historia argentina, San Martín y Belgrano se hallaron al lado del Congreso de Tucumán, inoculándole su espíritu, excitándolo a declarar la independencia y le prestaron el apoyo de su nombre y de su espada, participando de las mismas ideas políticas. (...) Estos dos hombres... fueron las dos robustas columnas en que se apoyó Congreso de Tucumán, los verdaderos autores de la independencia argentina..." nos dice Mitre en su monumental obra "Historia de Belgrano y de la independencia argentina" (Mitre, 1857).

Luego, dos Años más tarde San Martín, desde Cuyo, ocupado en la formación del Ejército de Los Andes, insistirá en la reunión del Congreso Soberano y mientras preparaba su plan, sembraba de espías Chile, coordinaba acciones con Martín Miguel de Güemes y recibía noticias de los movimientos realistas del Perú; apoyaba a Manuel Belgrano en sus tratativas, ante el Congreso, para instaurar una monarquía temperada con un Inca a la cabeza.

Desde el mismo momento de la Convocatoria del Congreso de Tucumán, San Martín se convertirá en su principal impulsor; enseguida propiciará en Cuyo la elección de diputados, siendo elegidos: Tomás Godoy Cruz y Juan Agustín Maza por Mendoza, Francisco Narciso de Laprida y Fray Justo Santa María de Oro por San Juan y Juan Martín de Pueyrredón por San Luis, de esta manera quedará conformada la delegación de Cuyo, y sus diputados se convertirán en los voceros y ejecutores del plan sanmartiniano ante el Congreso. A tal punto interesaba a San Martín el accionar de los diputados, que desde el campamento del Plumerillo, el 19 de Enero de 1816 le escribía a Tomás Godoy Cruz: "... ¿Cuándo empiezan uds. a reunirse? Por lo más sagrado les suplico hagan cuántos esfuerzos quepan en lo humano para asegurar nuestra suerte; todas las provincias están en expectación esperando las decisiones de ese congreso: él solo puede cortar las desavenencias - que según este correo - existen en las corporaciones de Buenos Aires. No deje usted de repetirme todo aviso que crea útil a esta provincia. No hay cuidado por el enemigo de Chile; si viene espero tendremos un completo día, y ya sabe usted que no soy muy confiado. A los amigos, el padre Oro, Laprida y Maza un celemín de recuerdos, así como la firme amistad de este su mejor amigo" José de San Martín.

El 24 de abril de 1816, nuevamente tomaba la pluma dirigida a Don Tomás diciendo: "Mi amigo y paisano querido: veo lo que usted me dice en su apreciable y reservada del 11, sobre la opinión favorable en que me tienen los alvearistas; bien poco me importa ésta, y la de los demás innumerables partidos, con tal que mi conciencia no me dé remordimientos....Ustedes se molerán en proporcionar medios para salvar el país, como se fatigarán en averiguar las causas primitivas de nuestras desgracias; pues sepa usted que estas penden, hablo de lo militar, de que no tenemos un solo hombre capaz de ponerse al frente de un ejército, busquen en la Francia seis u ocho generales, que en el día no tienen que comer, tráiganlos y verá usted como todas nuestras operaciones y sucesos varían. Tenga usted esto muy presente, y conocerá que sin este arbitrio nada adelantaremos, hagamos justicia a nuestra ignorancia y que el orgullo no nos precipite en el abismo.... La paz más tranquila reina en esta provincia, gracias a sus buenos y pacíficos habitantes".

Desde Mendoza, impartía consejos, sugerencias y hasta órdenes a todos los puntos distantes del país, Güemes, Belgrano, Artigas, Rondeau, Paso, Laprida, Pueyrredón, Maza, pero especialmente Godoy Cruz serán los destinatarios. Era necesaria la declaración de la independencia y se necesitaba el paso transcendental de la separación definitiva de España: "... Al cabo mi amigo, nosotros debemos penetrarnos de este axioma: si la guerra continúa dos años más, no tenemos dinero con que hacerla.... Y la ruina es segura; para evitarla, pensemos no en pequeño como hasta aquí, y si con elevación, y si así la perdemos será con honor".

Entre tanto, por esos días Manuel Belgrano, recién llegado de Europa, fue citado con urgencia para instruir a los diputados sobre la situación del viejo continente, en sesión secreta del 6 de Julio, donde sintetizó sus conclusiones exponiendo: "Que aunque la revolución de América, en sus principios, había merecido un alto concepto entre los poderes de Europa, su declinación en el desorden y anarquía había servido de obstáculo a su protección..., debiéndonos en el día contar reducidos a nuestras propias fuerzas (...) que había acaecido una mutación completa de ideas en Europa, en lo respectivo a la forma de Gobierno, que como el espíritu general de las naciones en años anteriores, era republicarlo todo, en el día, se trataba de monarquizarlo todo; (...) que conforme a este principio en su concepto, la forma de gobierno más consecuente para esta Provincia, sería de una Monarquía Temperada: llamando la Dinastía de los Inca, (...), etc...

Meses antes, enterado San Martín de la vuelta de Belgrano al Plata, luego de su misión diplomática, escribía al respecto a Tomás Godoy Cruz: "...en caso de nombrar quien deba reemplazar a Rondeau yo me decido por Belgrano, este es el más metódico de los que conozco en nuestra América, lleno de integridad y talento natural; no tendrá los conocimientos de un Moreau o Bonaparte en punto a milicia, pero créame usted que es lo mejor que tenemos en la América del Sur..." poniendo sus esperanzas en que "el apreciado amigo" sería su aliado en el plan de liberación continental que pronto esperaba emprender, iniciando el Cruce de Los Andes.

Los argumentos de Belgrano en aquella sesión secreta del 06 de Julio y las cartas de San Martín impulsaron la sesión del 09/07. Nuevamente el Gobernador de Cuyo escribía a Godoy Cruz: "... Ha dado el congreso el golpe magistral con la declaración de la Independencia; solo hubiera deseado que al mismo tiempo hubiera hecho una pequeña exposición de los justos motivos que tenemos los americanos para tal proceder, esto nos conciliaría y ganaría muchos afectos en Europa...". Luego escribía: "... Al fin estaba reservado a un diputado de Cuyo ser el presidente del Congreso que declaró la independencia; yo doy a la provincia mil parabienes de tal incidencia...". El 16/07/1816 le notificaba a Don Tomás: "El 9 llegamos a esta, nuestro viaje ha sido bien penoso por los fríos excesivos. Es increíble lo mortificado que estoy con la demora del Director, la primavera se aproxima y no alcanza el tiempo para lo que hay que hacer... En el momento que el Director me despache, volaré a mi ínsula cuyana, la maldita suerte no ha querido el que yo me hallare en mi pueblo para el día de la celebración de la independencia, crea usted que hubiera echado la casa por la ventana..."

Durante todo el año 1816, San Martín había logrado desde Cuyo la convocatoria del Congreso de Tucumán y sus diputados habían jugado un rol central: así el diputado por San Juan Francisco Narciso Laprida fue el Presidente del Congreso en el momento de la Declaración y Jura de la Independencia, Tomás Godoy Cruz se destacó como uno de los más acérrimos activistas durante las sesiones previas; todo bajo la órbita y apoyo decidido del Director Supremo Juan Martín de Pueyrredón, quien previamente se destacará en el Congreso como diputado por San Luis. De esta manera la delegación por Cuyo desempeñó un rol decisivo en el Congreso de Tucumán, siguiendo las indicaciones de su líder político el Gobernador Intendente de Cuyo José Francisco de San Martín; y así como el 25 de Mayo de 1810 fue sin duda fruto del pensamiento y acción decidida de Manuel Belgrano, la Declaración de Independencia fue en gran medida, resultado del accionar sanmartiniano desde Cuyo.

La inspiración por la libertad e independencia resumidas en las reconocidas frases de estos dos grandes líderes: "La vida es nada si la libertad se pierde" de Manuel Belgrano y "Seamos Libres que lo demás no importa nada" de José de San Martín, son el gran legado de convicción y compromiso vigente hasta nuestro días, no sólo por la libertad civil y la constitución de nuevos estados por la que lucharon, sino también en la "libertad de espíritu y de conciencia", que constituyó en el fuero íntimo la llama encendida que condujo a estos dos amigos y hermanos de causa a cambiar el rumbo de la historia, y el destino de todo el continente.

(*) Docente de la Universidad Nacional de Cuyo. Miembro correspondiente por Mendoza de la Academia Nacional Sanmartiniana y Miembro Adherente del Instituto Nacional Belgraniano. Autor de los Libros: "San Martín Modelo de Líder Americano" y "San Martín más allá del Bronce", entre otros.

Fuente: Del Libro "San Martín Modelo de Líder Americano". Edición Digital, Ebook. Mendoza, Setiembre de 2020.

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