A lo que salga para el que parte y reparte
El uso correcto/incorrecto de las palabras y el idioma, en la columna de la Prof. Nené Ramallo.
Siempre nos agrada reflexionar, a través de este espacio, acerca de los múltiples valores que toma un término, según la ocasión y el contexto en que aparezca usado; también examinamos el sentido de las locuciones en que el vocablo se utiliza. Hoy vamos a reflexionar acerca de lo que queremos significar cuando empleamos el verbo 'salir'.
Acostumbramos partir de la primera definición, el valor denotativo, que nos dice, en esta ocasión, "pasar de dentro afuera": "Salimos de ese salón pequeño y atestado de gente". Pero resulta que también usamos 'salir' si queremos señalar que partimos de un lugar a otro: "Mañana saldremos desde aquí a recorrer las zonas afectadas".
En otras ocasiones, nuestro uso de 'salir' se asocia al hecho de desembarazarse de algo que nos preocupa o molesta: "Estoy tranquila porque salí de esa duda que me angustiaba".
Otros dos usos de 'salir' lo vinculan a una aparición o manifestación o a un nacimiento o brote: "Después de la tormenta, ya han salido las estrellas" y "Con tanto calor, salieron un poco antes los jazmines".
Lo que resulta extraño es ver cómo se puede usar 'salir' en relación con una mancha, tanto para indicar que ha aparecido como para señalar que se ha quitado: "Con los años, salen algunas manchas en la piel" y "A pesar de mis cuidados, no logro que salgan de mi abrigo esos lamparones de grasa".
Podemos comprobar que, en relación con las personas, el uso de este verbo puede indicar su herencia y los caracteres de su conducta: "Ha salido a su padre, por su paciencia y su dedicación artística".
Hay oportunidades en que el empleo de 'salir' se vincula a la aparición de algo inesperado, de una ocurrencia: "Por ahí, me sale con cada cosa..."; también, que sobreviene algo nuevo: "Me salió la oportunidad de cambiar de empleo".
Otro uso se relaciona con los resultados de las operaciones matemáticas y con el valor de algo que se adquiere: "No logro que me salga el balance" y "¿Me puede indicar cuánto me sale esto?".
Existe un uso de 'salir' que se vincula a la defensa o al aval de alguien: "Ella salió por mí cuando me atacaron" y "Pedro le saldrá de garante en el banco".
En el lenguaje teatral, 'salir' es sinónimo de "representar": "En esa obra, sale de protagonista". Otras veces, indica un resultado: "Nuestra selección salió vencedora" y "Estaba feliz porque salió bien en esa prueba tan difícil".
Aspectos negativos quedan señalados cuando 'salir' indica apartamiento de lo regular o conveniente o cuando se marca el cese en una función: "Lo castigaron porque se salió de las normas" y "En un mes, ya saldré de mi cargo de director".
A la inversa, 'salir' puede marcar que alguien ha sido elegido por suerte o por votación: "Ha salido elegido intendente por tercera vez".
En relación con una calle o un camino, diremos que 'sale' a un punto determinado cuando va a parar a él: "Si toma esa avenida, verá que sale a la ruta cercana".
Con referencia a los líquidos, se usa' salir' para mostrar que rebosan al hervir: "La leche se ha salido de golpe y ha apagado la hornalla".
Cuando algo se realiza descuidadamente, sin importar el resultado, se emplea la locución adverbial "a lo que salga": "Me lanzaré a ejecutar el proyecto a lo que salga". También puede decirse 'salga lo que saliere', con el uso del futuro imperfecto el subjuntivo, tiempo en desuso.
La discreción de una persona que guarda silencio puede indicarse con 'no salir de (alguien)': "De mí no saldrá este secreto". Lo contrario es 'salir a volar (alguien o algo), pues significa que se da a conocer: "De los estudiantes, salió a volar ese rumor".
Positiva es la conducta de quien se propone 'salir adelante' ya que evidencia su decisión de llevar un propósito a buen término: "Confíe, vamos a salir adelante". Igualmente, 'salir de abajo' indica un progreso de carácter económico: "No me avergüenza decir que he salido de abajo, de un origen sumamente humilde". Y, por el contrario, si algo le 'sale caro' a alguien, significará que el proceso le fue adverso: "Te salió caro el haber optado por esa posibilidad".
Pero, hemos asociado la suerte que implica ‘salir' con expresiones arraigadas en el ideario colectivo y haremos lo propio con ‘partir'. Si vemos el refrán "El que parte y reparte, se queda con la mejor parte", deberemos plantearnos los valores significativos de 'partir' y de verbos derivados de él. La primera acepción de 'partir' es "dividir algo en dos o más fragmentos", como en "Partiré el pastel en cuatro"; evidentemente, no es la que conviene a la paremia mencionada. Continúo la búsqueda y veo que 'partir' equivale también a "repartir o distribuir algo entre varios": ese es el valor que busco pues el dicho se está refiriendo a la práctica, en los juegos de naipes, de 'partir' el mazo, a fin de evitar cualquier intento de trampa, para luego distribuir las cartas entre los jugadores.
'Partir' es también "romper o cascar los huesos o las cáscaras duras de algunos frutos, para sacar su almendra": "Prolijamente, partí cada durazno antes de elaborar el dulce". Otra acepción distinta es la que nos dice "tomar algo como base o punto de partida": "Ella parte de un supuesto erróneo". Además, "empezar a caminar, ponerse en camino": "Partiremos desde algún lugar en la costa". Y una acepción coloquial, es la que hace ‘partir' equivalente a "hender, rajar, abrir": "Se me parte de dolor la cabeza".
Hay también algunas locuciones: 'a partir de' es una locución preposicional que indica el punto del que procede algo, sinónimo de la preposición "desde": "A partir de junio, estarán en la nueva sede". ‘¿Y qué significa la locución 'partirse de risa'? Indica que alguien se ríe mucho y con ganas: "Me partía de risa al escuchar propuestas tan absurdas".
Si vamos a 'repartir', como verbo emparentado con 'partir', advertimos que conserva la acepción de "distribuir", pero que puede equivaler a "extender uniformemente una materia sobre una superficie": "Reparta bien la manteca sobre el fondo de la tartera". Otra acepción nos dice "adjudicar los papeles de una obra dramática a los actores que han de representarla": "El nuevo encargado del elenco teatral decidió repartir de otra forma los roles de ese drama".
Hay otros verbos emparentados con el inicial 'partir', tales como 'compartir' y 'departir'. El primero, al llevar el prefijo 'com-', significa, dicho de una persona, "hacer a otra partícipe de algo que ya es suyo": "Te comparto una gran alegría". Pero también significa que se tiene con otra persona algo en común: "Por aquel entonces, compartíamos departamento y todos los gastos inherentes a su mantenimiento". No debemos olvidar que, en el ámbito informático, es equivalente, en una red social, a una aplicación o un sistema, a "poner a disposición de un usuario, un archivo, un enlace u otro contenido digital": "Apenas tenga los datos de la página web para acceder a esa publicación, los compartiré con ustedes".
En lo que concierne a 'departir', se considera obsoleta la acepción de "separar" y solamente se considera válida la de "hablar, conversar", como sinónimos de "charlar, dialogar": "Nos deleitamos en quedarnos hasta pasada la medianoche, departiendo acerca de nuestra niñez y adolescencia".
Si volvemos al refrán que tituló la columna de hoy, advertimos que nació en la esfera lúdica, pues señala la ventaja del que ha cortado la baraja de naipes antes de distribuirlos entre los jugadores, con la sugerencia de que ha reservado para sí las cartas de más valor que le permitirán hacer mejor juego y, eventualmente, ganar la partida.
Y consignamos otras paremias, para reflexión, con diversas acepciones de 'partir': "Al partir las tierras, cata los hermanos en guerra ", "A partir de mañana, comenzarás el primer día del resto de tu vida" y "No llega más pronto quien más corre, lo que importa es partir a buena hora".