Rosas, el amante
Pedro Marabini Dirige 'Rosas', la obra que Convierte la Lucha por la Soberanía en un Visceral Triángulo de Poder, Deseo y Traición.
La obra "Rosas", con libreto de Tristán Casnati y Mariano Martínez, no es una mera recreación histórica, sino una tragedia inaugural que utiliza la figura de Juan Manuel de Rosas y su época para exponer la formación violenta y conflictiva de Argentina. El corazón de la obra reside en su visión simbólica: los personajes son personificaciones dramáticas de fuerzas geopolíticas y territoriales clave:
Buenos Aires (BA): Encarna la hegemonía portuaria, el abuso de poder y la ambición urbana. Su destino es el delirio psicótico, un poder que consume sin construir.
El Interior (I): Simboliza las provincias postergadas, la identidad nativa y el reclamo federal. Exige equidad y cuestiona el centralismo de la Aduana, siendo el grito ancestral por una unidad nacional equilibrada.
La inglesa (E): Representa el poder extranjero (británico). Fría y estratégica, su único interés es el comercial (libre navegación de los ríos). Ella seduce, presiona, mueve hilos y, al no tomar partido sentimental, emerge como la verdadera vencedora del conflicto.
Juan Manuel de Rosas: Es un estratega complejo que explota las tensiones entre BA y el Interior. Su poder se basa en el método de "dividir para reinar". Su caída es la ironía de su propio sistema: es acorralado por un coro burlón de BA y el Interior, y en el exilio, es conducido por la inglesa, ahora Reina, confirmando la victoria de los intereses foráneos.
Pedro Marabini.
La obra concluye que la dualidad, la traición y la seducción fueron el mecanismo fundacional de la fractura histórica argentina. Mientras las fuerzas internas se desgarraban en un "triángulo de poder, deseo y conflicto", el poder extranjero observaba, intervenía y, finalmente, se quedaba con el botín.
La obra "Rosas" es mucho más que teatro político: es un diagnóstico escénico perdurable sobre la patología central de la política argentina, nos dice su director. Pedro Marabini, su genialidad radica en la deshistorización de la figura de Rosas para convertirlo en el arquetipo del líder "divisor". All presentar a Rosas como el manipulador que explota la herida entre Buenos Aires y el Interior, la obra trasciende el siglo XIX y ofrece un espejo brutal a la política contemporánea de nuestro país.
- ¿Por qué es una Obra Fundamental, Pedro?
- Porque denuncia la tiranía de la centralidad: La puesta en escena de BA como un ente ambicioso y psicótico que "siempre gana" y el Interior como el eterno reclamante, no es solo un hecho de época, sino una crítica mordaz a la persistente matriz unitaria que sigue estrangulando el desarrollo federal. Nos obliga a preguntar: ¿ha cambiado la Aduana de forma, pero no de esencia?
En definitiva, "Rosas" no solo cuenta el pasado, sino que codifica la tragedia nacional. Es una obra necesaria y vibrante que obliga al espectador a confrontar que la lucha por la soberanía no se perdió en el campo de batalla, sino en el triángulo de la traición y la división interna. La obra adopta una visión simbólica: cada personaje no es solo una figura histórica, sino la personificación teatral de una fuerza política, territorial o geopolítica que marcó el devenir de la nación. Esta elección dramatúrgica convierte hechos complejos en un drama íntimo, visceral y humano. Un lenguaje escénico ágil y poético nos sumerge en un triángulo de poder, deseo y conflicto. Rosas, Buenos Aires, el Interior e Inglaterra se cruzan en una trama que revela las tensiones que forjaron la Argentina y su lucha por la soberanía
Con libreto original de Tristán Casnati y Mariano Martínez, y dirección de Pedro Marabini, esta versión potencia actuaciones, ritmo y emoción en una puesta precisa y vibrante.
Viernes 21 de noviembre · 21:30 hsTeatro Selectro · Ciudad de MendozaAdquirí tu entrada:https://www.entradaweb.com.ar/evento/d63ac263/step/1