Luzuriaga, anecdotario de un popular surtidor de aguas

Continuamos los rastreos de la historia tras los surtidores de aguas callejeros, esta vez en la zona de Luzuriaga (Maipú), por Matías Edgardo Pascualotto, autor de "Las políticas hídricas y el proceso constitucional de Mendoza".

Matías Pascualotto

Siguiendo las crónicas sobre los surtidores de aguas públicos esparcidos por los barrios de Mendoza, he elegido esta vez el que ocupa el espacio comprendido en calle 9 de Julio en intersección con las vías férreas, en el límite entre los departamentos de Godoy Cruz y Maipú, zona de casas bajas y barriadas históricas que entremezclan su origen con las fincas de antaño. 


Recuerdos de antaño: un surtidor de aguas callejero

Dicho surtidor alimenta de agua para consumo a un sector del distrito de Luzuriaga, en el último de estos departamentos. Por otro lado, es visitado por infinidad de personas que buscan en él un agua, que, consideran, es de mayor calidad.


Recabando mitos y realidades

Llamó la atención del cronista de estas líneas, el hecho de haber recibido comentarios de algunos vecinos de la zona manifestándose en tono de cierta devoción sobre el surtidor, así como una serie de testimonios sobre la afluencia de vecinos que acuden al mismo a llenar bidones, no obstante la existencia de provisión de aguas corrientes en el sector . Hecho rayano en la mística, sobre la existencia una especie de "agua especial".

Oído esto, me apersoné en el lugar el día miércoles pasado en horas de la mañana, a efectos de realizar vista del mismo y recabar algún dato lugareño, de existir. Llegué a la zona en mi vehículo, y a escasa cuadra del destino, Juan Carlos y Cristina, vecinos del sector, me referenciaron desde la vera del camino dónde encontrar la intersección de calles que ocupaba el surtidor, manifestando con señas inequívocas a dónde debía dirigirme, lo cual me dio la pauta de estar ante todo un ícono zonal. Agregó Cristina que el mismo contenía aguas del "río de aguas blancas".

Aquí comenzaban los relatos que nutrirían estas líneas.

Agoté los escasos metros que me separaban del lugar indicado, encontrándome con un surtidor de aguas a la vera del sendero peatonal que conduce a la estación respectiva del actual servicio de metro tranvía, que lleva el nombre de "Estación 9 de julio", tomando el nombre de la calle que cruza su paso a nivel, en el límite departamental antes descripto.

El surtidor de marras (en realidad, dos surtidores alineados uno junto al otro, para ser más precisos), se encuentran sujetos a una estructura de cemento revestida de llamativas baldosas de símil venencitas celestes. Asimismo, a un par de metros, y a espaldas del mismo, se ha construido un bebedero para los transeúntes, de hormigón armado y munido de picos metálicos.

Pero más allá de la atención que produjo la estructura, si bien simple, bastante esmerada en su factura, la mayor sorpresa sucedería al poco tiempo de mi arribo al lugar, toda vez que no pasó más de un par de minutos hasta que se estacionara un vehículo a la vera da la banquina, justo en la esquina dónde está emplazado el artefacto proveedor de aguas, y descendiera una persona munida de dos bidones, que comenzó prestamente a cargar agua de las dos canillas del mismo.

En un momento, la realidad comenzó a superar un poco la ficción, cuando, en esta mañana de pleno siglo XXI, unas tras otras, comenzaron a apersonarse gentes en el lugar en busca de agua, como en una escena de tiempos pretéritos.

En cuestión de minutos, llegaron unos tras otros, en vehículos algunos, otros caminando, todos con sus bidones, a efectos de hacerse del líquido vital en el lugar. Yo, que iba cargado de mi equipo de mate a efectos de esperar paciente algún testimonio, no tuve ni tiempo de prepararlo, y aplaudiendo mi previsión al haberme munido de varias hojas en blanco y una buena lapicera, comencé a recabar las siguientes historias respecto del clásico proveedor de aguas colectivo de calle 9 de julio, de ese barrial confín departamental.

Las explicaciones referidas al actual estado y la utilización del mismo no tardaron en ser expresadas por los presentes, y fueron las siguientes.

Una "urbana catarata" de relatos

Respecto a la estructura, Yair Garay, apresurado caminante, se tomó dos minutos antes de abordar el tranvía urbano para señalar que: "... había un surtidor antes, un palito nomás (así lo describió) y la gente venía a buscar agua a baldes, luego hicieron este" (en referencia a la estructura que ya describiéramos).

Por otra parte, Gladys Calderón, vecina que llegara instantes después a proveerse del surtidor, manifestó que: "tuve rota la tapa del tanque de aguas (en referencia al de su domicilio) y venía a buscar agua". Con ello quería explicar que antes venía para evitar consumir aguas de su roto tanque destapado, pero luego de su arreglo, según manifiesta "me quedó la costumbre (de venir a buscar agua).... la comprada es muy cara". Con lo cual la entrevistada le atribuye mayor calidad al agua de este surtidor que a la de su domicilio particular.

Posteriormente Silvana, otra habitante de la zona, manifestó que "mi papá trabajaba en Obras Sanitarias Mendoza, y venía a hacer cortes y era impresionante la gente que venía". Agrega detalles del sector, manifestando que "antes era una calle de tierra y la gente hacía fila... aún se ve gente con bidones".

Asimismo, manifiesta Rubén Cardinalli, quien se encontraba allí llegado del Barrio Segundo Plan Agua y Energía, en adyacencias "del Torreón", también a los mismos efectos, que "el agua que me sale (en su domicilio, léase), es con impresionante sarro, el termo lo deja blanco, la cafetera también." Todo esto, justificando la mayor calidad del agua de la cual se proveía en ese momento en la intersección del surtidor. Agregó el interlocutor: "parecería que viene del Río Blanco".

A esta apreciación se puede sumar el comentario del vecino Héctor Pérez que nos manifestó que era "buena agua" (la cual él también se acercaba a llevarse en sus recipientes).

Por su parte, Eduardo, vecino que venía del Barrio COVIMET en busca del recurso, nos informaba que: "...en mi caso el agua (de su domicilio) es muy dura, se me han roto dos pavas eléctricas (como consecuencia de sus minerales)... y (la busco) para mis nietos. Agrega, en referencia a la anterior estructura de la zona, y en coincidencia con otros vecinos, que "antes había un palito (caño fino) con un surtidor".

Posteriormente, Claudio, vecino del Barrio 7 de julio, ubicado en Luzuriaga, del lado maipucino, frente al surtidor, cruzando la arteria hacia su lateral oeste, nos indicó que: "los vecinos se encargan de arreglarlo (en referencia al surtidor, y manifestando que el mismo sufre actos de vandalismo)". Por otra parte, informa que "llegué (al barrio) hace 27 años y ya estaba, la gente le pone los codos (de metal galvanizado con teflón según observé), los arreglaban... antes se robaban todo".

Luego de esta explicación, que hecha luz por lo menos sobre 27 años de vida del surtidor, agrega que "... (en su zona) hay agua por bomba (depositada en cisternas y posteriormente bombeada a los domicilios). En estos barrios, no hay agua potable, por eso el día que me saquen este surtidor ca...fuego", expresión coloquial que intentaba traducir una idea: la presencia del surtidor es una providencial forma de suministro de agua de calidad ante un servicio defectuoso.

Por su parte, luego de estos testimonios aparece el de otro allegado al surtidor, Antonio, también vecino del Barrio 7 de julio, quien, señalándome un paredón a un centenar de metros de distancia hacia el norte, dentro del mismo barrio, explica que allí estaría la cisterna de provisión, y expresa que: "nosotros usamos esta agua (en referencia a la del surtidor), porque tenemos pozo (en el barrio léase) y la perforación es, digamos, superficial, sale el agua muy dura, aprovechamos (en referencia a las aguas de los bidones que portaba).

Por otra parte, el mismo vecino, ensaya su hipótesis respecto a la procedencia del recurso. Expresa que: "se cree que viene de una cañería especial... y viene de enfrente ( señalando las cañerías de agua potable de la red de Godoy Cruz)".

Agrega que, cuando arreglaron la zona para instalar la estación del metro tranvía "Iban a sacarlo (al surtidor) cuando refaccionaron. Lo arreglaron a pedido nuestro."

Finalizando, el mismo vecino, charlador interesado por los temas de historia, nos manifiesta que todo esto le hace recordar a otro surtidor ubicado en la calle Videla Correa y Perú de Ciudad de Mendoza , en dónde había, manifiesta, una planta de Villavicencio, y de niño lo mandaban sus mayores a buscar agua en una damajuana de 10 litros. Al preguntarle desde dónde realizaba el recorrido, manifiesta que "yo nací en la Cuarta Sección (de Ciudad de Mendoza) en calles Chacabuco e Ituzaingó, en el área fundacional".

Volviendo a nuestro surtidor, nos sorprendió la distancia desde la cual se acercaba gente en búsqueda de aguas del "surtidor del Luzuriaga" (llamémoslo así, toda vez que provee a dicha zona maipucina con aguas de las cañerías provenientes del departamento de Godoy Cruz, según los testimonios transcriptos). En dicho sentido, otro asistente, Silvio, al preguntarle de dónde venía, nos señaló: "Yo vengo de Luján, he venido al centro (de la ciudad de Mendoza) y he venido a buscar". Llamó la atención el desvío geográfico para dicho fin, lo cual denota el fanatismo de los consumidores por el agua de este surtidor.

Respecto a dicho esfuerzo por proveerse aquí, y explicando una costumbre de años de su familia, otro vecino, Leonardo, señala que: "Nosotros vivíamos en Primavera, Corralitos, veníamos a buscar, había un cañito y una canilla, era para mí que era bebé, hoy tengo 47 años. El médico mandó a mi padre a que sacara agua de acá. Yo ahora vivo en Barrio Antártida Argentina al lado de Parque Canota, tengo gastritis y la nutricionista, Mayra, me mandó a buscar agua acá.

Todo un testimonio de opiniones médicas respecto del agua del "surtidor de Luzuriaga".

Por otra parte, Ángel, vecino que vive a unas 10 cuadras dice "vengo hace años a buscar, dicen que es mejor". El vecino, que cuenta su afición al ciclismo, aprovecha para comentar que es vecino en la zona desde el año 1996, y que está en una peña de ciclismo y que en la zona de Perdriel, frente a la bodega que referencia como de la familia Millán, taparon un surtidor que había allí, y que hay otro en Viamonte y Almirante Brown (en Luján de Cuyo). Respecto a este, manifiesta que "hicimos una baquita para comprar el surtidor, porque lo rompen".

Asimismo, y agregando datos respecto al arreglo del "surtidor de Luzuriaga", expresa que: "este tiene sólo unos meses, el surtidor estaba (antes de los arreglos que posee actualmente) al ras de piso, y una vecina pidió (al municipio de Godoy Cruz, según expresa), y lo arreglaron. Agrega el usuario que "el bebedero es medio incómodo", mostrando las características del sector para tomar agua de dicho artefacto, que pudimos corroborar de un diseño muy malo para su uso.

Por otra parte, recabando un testimonio en un reconocido taller de la zona, ubicado a un par de cuadras, sobre carril Sarmiento, casi en intersección con la calle del "surtidor de Luzuriaga", Juan Pablo y Emanuel manifestaron que "en verano la gente se pone con mate y hace cola" (en referencia a la espera del turno en el surtidor para sacar agua), en coincidencia con otros testimonios ya transcriptos en los cuales se evidencian datos sobre la paciente fila de vecinos en aras de proveerse del recurso hídrico en el lugar.

Agregó un comerciante de la zona que "mucha gente dice que es agua del Río Blanco, pero...es agua de Planta Godoy...los que vienen (en búsqueda del agua del surtidor) son todos de Maipú. Los calefones los desarman una vez por semana (lo cual señala debido a su negocio, en el cual provee repuestos para distintos artefactos).

Una explicación desde la red de aguas

En entrevista telefónica con Nahuel, un vecino del lugar cuyo padre trabajó en Análisis de Laboratorio de Aguas, y ha heredado conocimientos sobre el tema y el sector, me proveyó de información que permite hilar los mitos y realidades expresadas por los consumidores del "Surtidor de Luzuriaga".

Expresó lo siguiente:

"Antiguamente era uno de esos tantos surtidores comunitarios barriales para abastecer a la gente que claramente no tenía agua corriente en su casa. Hablando de hace unos cuarenta años atrás la gente de esa zona... bueno, habían muy pocos barrios, muchos baldíos, muchos terrenos que en algún momento fueron fincas, quedaban alguna fincas...bueno, toda la gente que antes vivía en la calle 9 de julio hacia el norte del carril Sarmiento, no tenía agua corriente. Y casualmente, esa cañería era agua que traía agua del acueducto que venía de Potrerillos, es decir, era la famosa agua del Río Blanco. Con el correr de los años, ese sector se conectó a la red que viene de la planta potabilizadora de Benegas.

¿Por qué se junta tanta gente en ese surtidor? Bueno... porque el Barrio 7 de julio tiene agua que viene de la Planta potabilizadora llamada "La Pequeña", que está ahí en (la intersección de calles) Variante y Alta Italia, y a su vez le inyectan agua de un pozo que tiene el mismo barrio que es mala, tiene mucho sarro y es intomable, por eso la gente va a buscar agua allí.

Pero los de los barrios de los alrededores, (que, nos explica, tienen agua por provisión de la misma red que alimenta al surtidor callejero), van a buscar agua ahí pensando que es mejor que la que sale en sus casas. Históricamente venía el agua del acueducto que venía de Potrerillos, pero eso cambió con los años."

Corolario: la cotización por el mito

A modo de conclusión, podemos decir, siguiendo la vieja frase que expresa "crea fama y échate a dormir", que alrededor de nuestro surtidor trasuntan toda una serie de factores.

Primeramente, una realidad de carencias de servicios en el sector maipucino respecto a la provisión de aguas de calidad para los vecinos de Luzuriaga, deuda que parece largamente antigua a juzgar por los testimonios.

Por otra parte, una vieja idea de "distinción" respecto de estas aguas.

Y, como resultas de esto último, todo un folk, tal como pudimos observar en el paseo por estas líneas, la cual va desde una especie de peregrinación desde confines departamentales en busca de esta agua, viejas órdenes médicas respecto al recurso de este surtidor, pasando por generacionales costumbres familiares de provisión en dicha canilla...y la socialización, mate mediante, en los días de verano, a la vera de la proveedora canilla.

La cotización de algo no siempre tiene que ver con su precio. Como expresaba la vieja publicidad bancaria, hay cosas que el dinero no puede comprar: parece ser el caso del surtidor de Luzuriaga y sus famosas aguas. Y como realidades y ficciones son, quizás, construcción, no me fui sin mi bidón.

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