Un susurrador mendocino en Colombia
Facundo Mercadante es un referente de los susurradores en América Latina. Vive actualmente en Colombia donde creó la Fundación Alaia para difundir esta tarea y apostar por la oralidad.
- ¿Cómo te presentarías?
-Soy mediador de lectura, escritura y oralidad y papá de dos colombo-argentinitos. Disfruto mucho con las diversas formas que puede tener la lectura. Acompaño a varias personas en sus procesos de escritura; también cuento cuentos: algunos orales y otros en forma de textos. Trabajo en la "Estrategia Regional" de bibliotecas públicas del Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes de Colombia y formé la Fundación "Alaia".
-¿Cuál es tu formación profesional?
-En Argentina me gradué como licenciado en Ciencias Políticas y Administración Pública en la UNCuyo e hice un diplomado en Gestión Sociocultural en la Fundación Coppla. En Colombia realicé muchos cursos y talleres sobre promoción de lectura, escritura y oralidad y obtuve un Diploma en literatura Infantil y Juvenil con énfasis en el libro álbum.
En el Espacio de literatura infantil y juvenil (Edelij), que ustedes entrevistaron hace poco, hice un taller con el maestro Luis Martinetti, que me cambió la vida. Ahí descubrí herramientas para la narración oral.
-¿En qué consiste la Fundación Alaia?
-Hacemos un trabajo de defensa y promoción de los DDHH a través de las expresiones artísticas, utilizando la escritura, la lectura y la oralidad como herramientas principales. Generamos espacios de aprendizaje, sobre todo en entornos no convencionales, sobre el cuidado, la memoria y el poder terapéutico de la palabra, entre otros temas. Abordamos nociones como cuerpo territorio, camino lector, autobiografía lectora, comunidad de aprendizaje, etc.
- ¿Qué es el camino lector?
- Es una noción que trabajamos desde que leímos en 2012 la obra "La construcción del camino lector" de una docente y escritora llamada Laura Devetach. Es muy importante saber desde cuándo comenzamos a leer y eso sucede a partir de nuestra gestación. Existe un camino autónomo, nadie puede decirnos qué leer porque ya hemos incorporado películas, música, gestos, paisajes. Partimos de la base de que nadie es analfabeto, todos sabemos algo y estamos aprendiendo en todo momento. Recuperamos el bagage que poseemos, hecho de canciones que escuchamos de mamá cuando estábamos en su panza, de las anécdotas de los tíos en reuniones familiares, de los cuentos e historias inolvidables, etc.
-¿Qué es un susurrador?
-Los susurradores nacieron en París, Francia, en el 2000: un grupo de actores y poetas decidieron usar tubos largos y ropa negra para abordar a los transeúntes en las orillas del río Sena, a la salida del metro y en parques públicos. La maniobra es sencilla: por el tubo circula un poema, que va desde la boca del susurrador a una oreja del receptor que, por el sonido propio producido dentro del tubo y por la intención puesta, busca provocar una emoción, una reflexión, conectar mundos.
Funciona para detener un poco el tiempo; para transmitir algo que es difícil de explicar; promover la lectura; recordarnos que aún existen los actos gratuitos, la magia secreta del poema, una voz de aliento. Sólo se necesita un tubo (nosotros usamos el cartón, por su sonoridad), un poema o microcuento y una disposición anímica: no se puede susurrar sin ganas y sin tiempo.
Los susurradores van generalmente vestidos de negro y en número impar. Sus tubos o ruiseñores pueden ser pintados, hechos con collage o transformados. Lo ideal es que sean intervenidos artísticamente, por ello muchas veces se realiza el trabajo junto a artistas plásticos. En experiencias anteriores, era común que los destinatarios prepararan los susurradores -alumnos de escuelas primarios y secundarias, muchas veces- con sus propias manos y a su propio gusto.
"Susurrando a dos voces en el Humedal La Conejera. Bogotá"
- ¿Por qué esa experiencia es tan especial?
-Como ya conté, mientras me encontraba participando en un taller sobre narración oral en Edelij en 2012, se me acercó su directora, Silvina Juri, y me dijo: "Facundo, mirá. O más bien escuchá". Y me susurró un increíble poema. Desde ese momento supe que quería hacer esto.
Ser susurrador es muy especial porque es muy sencillo. En un tiempo de vociferaciones y declamaciones, hay una voz sutil que se acerca a hablar como un viento venido de lejos y a la vez muy cercano. "Le estoy hablando a tu corazón", dice Charly, y al susurrar tenemos esa oportunidad. A fin del año 2012 creamos un grupo afín y nos fue muy bien. Luego al partir de Mendoza llevé conmigo el susurrador que me ha acompañado siempre.
Hay personas que agradecen con mucha sinceridad, personas que lloran, otras que nos dicen: "Es justo lo que necesitaba oír". La experiencia no tiene desperdicio, incluso si nos rechazan, cosa que también sucede. Es notable que la interacción humana en ámbitos urbanos y superpoblados se ve amenazada por varios factores de riesgo evidentes y no tanto. El alejamiento entre individuos propiciada por el clima de desconfianza y fragmentación postmoderno, el aislamiento que producen los canales de comunicación legitimados (sobre todo la televisión) nos obligan a buscar espacios íntimos de encuentro. La esencia del susurro es la fugacidad, el silencio, la elegancia, la sonoridad sutil y la no espectacularidad.
Susurro personalizado
- ¿Cómo puede acceder uno a esta experiencia con la literatura?
-Todo el mundo puede formarse o deformarse como susurrador. Hay algún material en internet, pero la experiencia me dice que no resulta provechoso hacerlo a distancia, ni en la virtualidad. Yo lo uso como herramienta en capacitaciones y me sirve muchísimo para generar ambientes de confianza, de apertura y para introducir poesía como cuando se entra a un río, según dice Georges Jean. Si alguien quiere más información, puede escribir a facumercadante@gmail.com
El libro
- ¿Proyectos futuros?
Queremos explorar las narrativas expandidas y crear libros álbum (ya publicamos uno con mi compañera y otros amigos, que se llama "Siete cuadras a tuta por Suba"). Además, queremos extender y profundizar el alcance de la Fundación, trabajando sobre temas difíciles como el abuso infantil y la dignidad de las personas mayores. Y acompañar a mis hijos. Resumamos: cuidar las infancias, cuidar el monte, contar historias.