Irrigación armó un plan de sequía con medidas obligatorias y alertas por cuenca
El Departamento General de Irrigación lanzó el Plan Especial de Gestión del Riesgo de Sequía (PEGRIS), que fija lineamientos obligatorios y recomendaciones técnicas hasta 2050. La iniciativa busca anticiparse a los impactos del déficit hídrico y priorizar el consumo humano con un sistema de monitoreo, alertas tempranas y medidas graduales por cuenca.
La sequía ya no es una excepción en Mendoza sino una constante que amenaza tanto el abastecimiento humano como la producción y los ecosistemas. Con ese diagnóstico, el Departamento General de Irrigación (DGI) dio a conocer el Plan Especial de Gestión del Riesgo de Sequía (PEGRIS), un esquema que busca ordenar la forma en que la provincia enfrenta la falta de agua hasta el año 2050.
El superintendente Sergio Marinelli explicó que la lógica que guía el plan es pasar de una reacción de emergencia, cuando la crisis ya golpea, a una estrategia preventiva. "Sabemos que si seguimos haciendo lo mismo, el agua no va a alcanzar. Lo que necesitamos es medir los impactos y trabajar con información común y verificable", señaló.
El plan se aplicará en cada cuenca de los ríos Mendoza, Tunuyán, Diamante, Atuel y Malargüe. Allí se conformarán comisiones específicas que definirán protocolos y medidas de acuerdo con la gravedad de cada escenario. El criterio es claro: el consumo humano tendrá prioridad, seguido por la producción y otros usos.
Una de las herramientas centrales será un sistema de monitoreo y alerta temprana que combina indicadores de nieve, caudales y embalses. Con esos datos se establecerán umbrales que dispararán distintas acciones, desde campañas de ahorro hasta reducciones programadas en las entregas de agua.
Además, el plan prevé cambios para los usuarios: dotaciones escalonadas según la situación, turnos de riego programados, telemetría y fiscalización más estricta para evitar pérdidas e irregularidades. También se promoverá el riego deficitario controlado, el uso conjunto de aguas superficiales y subterráneas y la búsqueda de fuentes alternativas como el reúso de agua.
En la práctica, los habitantes de Mendoza podrán notar más información disponible -tableros públicos, boletines y avisos coordinados- y reglas claras sobre qué medidas se activan en cada fase de sequía.
El PEGRIS se presenta como un paso hacia un nuevo modelo de gestión hídrica en una provincia donde el agua depende casi en su totalidad de la nieve de alta montaña. La incógnita será si, con reglas más estrictas y participación de todos los sectores, Mendoza logra enfrentar de manera más ordenada los próximos ciclos secos.