El orégano de San Carlos será el primero del mundo con sello de origen certificado

Cinco marcas mendocinas están listas para estrenar la Identificación Geográfica (IG), una distinción que reconoce la calidad única del orégano del Valle de Uco. El sello beneficiará a 140 productores y abrirá nuevas oportunidades comerciales.

El orégano cultivado en San Carlos, en el corazón del Valle de Uco mendocino, está a punto de hacer historia. Esta región será la primera del mundo en obtener una Identificación Geográfica (IG) para esta aromática, un reconocimiento que promete posicionar al producto en mercados premium y reforzar su identidad territorial.

Cinco marcas locales -entre ellas Las Elviras, Especias Cortijo y Mardegan- ya iniciaron el proceso de certificación, que culminará este mismo mes. En paralelo, más de 35 etiquetas de aceite de oliva también avanzan hacia el mismo objetivo, aunque en ese rubro la certificación ya tiene antecedentes consolidados.

La IG del orégano de Mendoza no solo es un sello de calidad, sino también una herramienta estratégica para los 140 productores locales, que trabajan unas 1.200 hectáreas de cultivos. Bajo un protocolo técnico diseñado por la Sociedad Rural del Valle de Uco, el sello garantiza aspectos clave como el origen del producto, su intensidad aromática, la pureza del contenido y las tonalidades verdes características de esta variedad.

Una calidad que se distingue

Para acceder a la certificación, el orégano debe ser producido íntegramente en San Carlos y contener al menos un 30% de la variedad compacto, reconocida por su intensidad aromática, perceptible incluso a 30 centímetros de distancia. Además, el producto debe estar libre de impurezas y mantener colores definidos, sin rastros de tonalidades marrones o negras.

Este avance llega luego de más de tres años de trabajo conjunto entre productores, instituciones y organismos técnicos. Más allá del sello, la IG representa un cambio cultural: por primera vez, muchos productores dejarán de vender a granel para comenzar a fraccionar, etiquetar y competir con marcas propias en góndolas nacionales e internacionales.

Un freno al desarraigo comercial

Hasta ahora, parte del orégano mendocino terminaba reempaquetado bajo marcas que nada tenían que ver con su verdadero origen. La IG busca terminar con esa práctica, defendiendo la trazabilidad del producto y reforzando el valor de la marca "Valle de Uco" como sinónimo de excelencia.

La iniciativa también promete atraer inversiones, abrir mercados nuevos y posicionar al orégano mendocino como un producto gourmet con proyección exportadora. Para una economía regional que combina tradición agrícola con innovación, la certificación representa una oportunidad concreta para agregar valor y fomentar el arraigo.


Editó: Carina Pérez

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