El rastro de los barcos en el mundo
El 80% del comercio internacional se mueve por mar y depende de un puñado de puertos y cuellos de botella clave. El informe y el mapa publicado por el portal "El Orden Mundial".
La navegación ha acompañado al ser humano desde la Antigüedad, cuando egipcios, fenicios, griegos o romanos recorrían los mares en búsqueda de nuevos lugares donde asentarse y comerciar. Hoy, y a pesar de todos los avances tecnológicos, más del 80% del comercio internacional se sigue desarrollando por vía marítima, y el barco se mantiene como el medio de transporte más eficaz y rentable gracias a su gran capacidad de almacenaje. Este informe elaborado por Asma El Kanfoudi para El Orden Mundial, aclara todos los aspectos.
Si bien existen centenares de rutas marítimas a lo largo del mapa de la navegación en el mundo, el rastro de los barcos se concentra en un puñado de choke points o cuellos de botella. En estos lugares, las rutas se estrechan por razones geográficas, convirtiéndose en espacios estratégicos ineludibles para las cadenas de suministro. Entre los más importantes y conocidos están el canal de Panamá, que permite cruzar del océano Atlántico al Pacífico, o el canal de Suez, que conecta el mar Mediterráneo con el mar Rojo y evita que se tenga que rodear por completo el continente africano.
También destaca el estrecho de Ormuz, en Oriente Próximo, vital para el transporte de hidrocarburos; el estrecho de Malaca, el más importante de Asia; o el de Gibraltar, el punto de conexión entre África y Europa y el lugar donde confluyen el mar Mediterráneo y el océano Atlántico.
Un ejemplo de la importancia estratégica de los choke points es la crisis provocada por el encallamiento del buque Ever Given en el canal de Suez en marzo de 2021. Este episodio encendió las alarmas en las cadenas de suministro, que quedaron bloqueadas en cuestión de minutos y tuvieron que asumir retrasos y pérdidas millonarias a escala global. Otro caso fue el de la subida del precio de flete de los contenedores como efecto secundario de la pandemia de coronavirus y el desajuste de los flujos a través de estos cuellos de botella.
El carácter mundial del comercio y la interdependencia que trajo consigo la globalización se reflejan en las diferentes rutas marítimas y la disposición de los puertos, encargados de gestionar materias primas y bienes manufacturados que cruzan cada día el planeta. Por esta razón, suelen situarse junto a los grandes centros productivos y de consumo, como demuestra el hecho de que los muelles más ajetreados del mundo estén ubicados en China, la fábrica del mundo.
Asimismo, además de las terminales de Shanghái, Shenzhen, Ningbo-Zhoushan, Cantón o Hong Kong, Pekín también se ha hecho con el control de alguno de los puertos más importantes -El Pireo en Grecia, Seattle en Estados Unidos, Karachi en Pakistán...- para reforzar la Nueva Ruta de la Seda, un proyecto de China para conectarse con el resto del mundo y ganar influencia económica y política.
Junto al protagonismo de China, el mapa de la navegación en el mundo también muestra la incesante actividad marítima de Europa, la región donde el comercio internacional representa un mayor porcentaje del PIB -por encima del 90%- y también la que cuenta con una relación entre exportaciones e importaciones más equilibrada. Es, además, la que cuenta con un déficit energético más pronunciado.
En el Viejo Continente destaca concretamente el puerto neerlandés de Róterdam, la puerta de entrada de las mercancías extranjeras a Centroeuropa. En América, por su parte, los muelles más importantes son los de Los Ángeles y Nueva York, que gestionan el grueso del comercio de Estados Unidos desde las dos grandes costas del país.
En Oriente Próximo, el puerto emiratí de Jebel Ali es a la vez la terminal artificial más grande del mundo y el muelle más utilizado de la región, mientras que en África la referencia es el puerto marroquí de Tánger, situado en el estratégico estrecho de Gibraltar.