Sin Argentina en su radar, Falabella planea invertir 800 millones en 2026

La compañía chilena se expande por Chile, Perú, Colombia y hasta M´pexico y recupera su nivel de inversiones previos a la pandémia, pero no tiene a la Argentina en su radar.

La empresa chilena de retail Falabella se encuentra en una transición marcada por la salida de la era Covid y por una reconfiguración estratégica centrada en la recuperación de inversiones y la expansión de su negocio online en mercados clave de América Latina. En concreto, tienda chilena anunció una previsión de invertir alrededor de 800 millones de dólares en 2026, con la intención explícita de volver a los niveles de inversión que manejaba antes de la pandemia. 

Esta afirmación encaja con un patrón histórico observable en el grupo: antes de marzo de 2020, Falabella movía presupuestos de inversión anuales que oscilaban entre 800 y 900 millones de dólares. 

El desvío posterior provocado por la crisis sanitaria llevó a un recorte significativo, reduciendo la inversión a la mitad, es decir, a aproximadamente 400-450 millones de dólares durante 2020. En el ejercicio siguiente, 2021, 2022 y 2023, el proceso de recuperación fue lento, y 2023 dejó a la empresa en números rojos. Este contexto de pérdidas y ajuste presupuestario contrasta con el desempeño del primer semestre de 2025, periodo en el que, a pesar de la persistencia de retos estructurales, Falabella mostró señales de fortalecimiento en su negocio, especialmente en el ámbito de la moda, que se refleja en la mejora de indicadores de desempeño y en la evolución de su facturación.

Los dueños de Súper VEA compraron 172 tiendas en EEUU por US$ 295 millones

Un eje central de la estrategia destacada es la relocalización de la inversión hacia el comercio electrónico, con un foco claro en mercados como Chile, Colombia, Perú y México. 

En Chile, la presencia de Falabella está respaldada por alianzas estratégicas y por su capilaridad en el sector minorista, donde el comercio electrónico ha emergido como un canal de crecimiento crucial ante la coexistencia de formatos físicos y digitales. 

En Colombia y Perú, la compañía ha señalado la colaboración con Tottus, una de las cadenas de supermercados con mayor presencia en Perú, como una pieza clave para integrar sinergias entre el negocio minorista y el comercio electrónico. Esta alianza sugiere una estrategia de aprovechamiento de redes logísticas y de distribución para potenciar ventas online, al tiempo que se consolida la presencia física en mercados donde la penetración del e-commerce ha venido ganando impulso, impulsada por cambios en hábitos de consumo y por inversiones en plataformas de digitalización y servicios de entrega.

La incursión más decidida en México, de la mano de Soriana, representa otro eje de expansión con potencial considerable. Soriana, como una de las principales cadenas de supermercados en el mercado mexicano, ofrece a Falabella una plataforma y una base de clientes amplia para escalar tanto ventas en tiendas físicas como en línea. 

Esta combinación de canales, a la que se ha denominado comúnmente "omni-canal", se ha revelado como una estrategia sostenible para grupos minoristas que buscan amortiguar la volatilidad de ingresos en segmentos específicos y para capitalizar las oportunidades de crecimiento en mercados con alta densidad poblacional y una demanda cada vez más digitalizada. En este marco, la expectativa de recuperar la inversión pre pandemia para 2026 puede interpretarse como una señal de confianza de la dirección en la resiliencia de su modelo de negocio y en la capacidad de monetizar tanto el incremento de ventas online como la rentabilidad de sus operaciones tradicionales.

La lista de nuevos locales que abrirán en Palmares

En términos de resultados, Falabella cerró el primer semestre de su ejercicio más reciente con avances significativos respecto a 2024. El incremento del 9,2% en ventas durante ese periodo sugiere una recuperación en la actividad comercial, aun cuando el crecimiento haya mostrado variaciones interanuales y una desaceleración respecto al impulso del primer trimestre. Este dinamismo de ventas contrasta con un periodo anterior en el que la compañía había mostrado números rojos desde 2023, con una caída del 8,5% en la facturación y una caída sustancial del beneficio neto, que se situó en 60.641 millones de pesos chilenos (aproximadamente 57 millones de euros), lo que representa una caída de alrededor del 64% con respecto al año anterior. Este descenso en el beneficio neto subraya la persistencia de desafíos estructurales, entre ellos la presión competitiva en el sector minorista, la necesidad de ajustar márgenes en un entorno inflacionario y la complejidad de gestionar un portafolio diversificado que incluye operaciones físicas, comercio electrónico y servicios financieros.

A pesar de estas tensiones, el subsector de moda dentro del conglomerado ha mostrado una dinámica positiva que ha contribuido a la mejora de la rentabilidad operativa. El crecimiento de las ventas en el primer semestre, junto con una evolución favorable del EBITDA, se ha reflejado en una señal clara de que la demanda por productos de moda y artículos de consumo de alta rotación está impulsando la generación de valor en el negocio. El EBITDA de Falabella, que ascendió a 943.860 millones de pesos chilenos (aproximadamente 840,2 millones de euros), implica un incremento superior al 50% respecto al año anterior. Este incremento en la rentabilidad operativa, aun en un contexto de recuperación de la inversión y reconfiguración de la cartera de negocios, sugiere que la compañía está atravesando un periodo de mejora de eficiencia y de aprovechamiento de las sinergias entre sus distintas líneas de negocio. En particular, los resultados positivos del periodo y el incremento de ventas en la línea de moda podrían estar impulsados por estrategias de optimización de inventarios, mejoras en la experiencia de compra omnicanal y una mayor penetración de productos de moda en la oferta global de Falabella.

Desembarca en Mendoza la tienda Indian, la uruguaya que comparan con Zara, H&M y Falabella

La noticia de planes para 2026 también debe evaluarse en el marco de la evolución de la demanda y de la competencia en el sector retail latinoamericano. En un entorno donde los hábitos de consumo han sido moldeados por la pandemia y por las consecuencias de la recuperación postpandemia, la demanda de productos de moda y bienes de consumo ha mostrado resiliencia, pero con variaciones según país y segmentación demográfica. La estrategia de Falabella de priorizar inversiones en plataformas online y en alianzas con socios locales para fortalecer la presencia en mercados clave está alineada con la tendencia de la industria hacia una mayor digitalización, una mayor eficiencia operativa y una mayor concentración de esfuerzos en mercados con mayor potencial de crecimiento a mediano y largo plazo. 

En este sentido, la colaboración con Tottus en Perú y Colombia refuerza la idea de que Falabella busca aprovechar redes de distribución existentes para acelerar el crecimiento del comercio electrónico, al mismo tiempo que se beneficia de la fortaleza de sus socios para ampliar la oferta de productos y servicios. Por último, la entrada en el mercado mexicano, impulsada por Soriana, se plantea como una apuesta estratégica para diversificar la exposición geográfica y mitigar riesgos asociados a la dependencia de un único mercado.

En términos de viabilidad y riesgos, la decisión de invertir 800 millones de dólares en 2026 se debe contemplar con cuidado. Por un lado, el compromiso de volver a los niveles pre pandemia sugiere una confianza en la demanda futura y en la capacidad de Falabella para desarrollar sus plataformas de venta online, así como de optimizar su red de tiendas y operaciones logísticas. Por otro lado, el entorno macroeconómico de América Latina, caracterizado por fluctuaciones en tipos de interés, volatilidad cambiaria, inflación en determinadas economías y desafíos fiscales, representa un conjunto de riesgos que podrían impactar la rentabilidad de las inversiones. La dependencia de socios en supermercados, como Tottus y Soriana, añade una capa de complejidad operativa, ya que el desempeño de estas plataformas externas influye en la capacidad de Falabella para captar ventas y gestionar inventarios de manera eficiente. Además, la evolución de la competencia en el sector minorista, con rivales que buscan ampliar su presencia en comercio electrónico y omnicanalidad, podría presionar márgenes y presionar a Falabella a acelerar sus iniciativas de transformación digital y de eficiencia operativa.

En un marco más amplio, la noticia de Falabella recuperando su inversión prepandemia para 2026 se enmarca en una tendencia observada en varios grandes grupos minoristas que han tenido que reajustar sus estrategias debido a la disrupción causada por la pandemia. Muchos de estos actores han decidido, a partir de la segunda mitad de la década de 2020, priorizar la inversión en plataformas digitales, logística y tecnología para sostener el crecimiento en un entorno donde el comercio electrónico ha dejado de ser una novedad y se ha convertido en un canal crucial de ingresos. Este movimiento está acompañado por cambios en la estructura de costos, con esfuerzos para obtener mayor eficiencia operativa, mejorar la gestión del capital de trabajo y optimizar la rentabilidad de tiendas físicas a través de tecnología y mejoras en la experiencia del cliente. La evolución de Falabella, en este sentido, se sitúa dentro de una narrativa más amplia de modernización y digitalización del comercio minorista en América Latina, con una convergencia entre presencia física y capacidades online que apunta a una mayor resiliencia frente a shocks externos, como los shocks de demanda o las interrupciones de la cadena de suministro.

En cuanto a la interpretación de la cifra anunciada de 800 millones de dólares para 2026, conviene distinguir entre el volumen absoluto de la inversión y el impacto relativo en el conjunto de la estrategia. Si bien la cifra representa un retorno a los niveles de inversión pre Covid en términos nominales, el contexto actual de Falabella es distinto al de 2019 o 2020. El peso de la inversión no es solo un gasto de capital, sino una señal de confianza y de priorización de iniciativas que se espera generen beneficios en distintos frentes: crecimiento de ventas, expansión de la cuota de mercado en mercados estratégicos, mejora de la eficiencia operativa, y fortalecimiento de capacidades logísticas y tecnológicas. En particular, la expansión de la presencia en México a través de Soriana podría incrementar la exposición a un mercado con una economía de gran tamaño y con atractivas oportunidades de crecimiento a largo plazo, pero también con riesgos asociados a la volatilidad macroeconómica, a la competencia y a la necesidad de sincronizar las operaciones entre las cadenas de suministro de Falabella y Soriana. Del lado de Chile, Colombia y Perú, el énfasis en el comercio electrónico puede demandar inversiones continuas en plataformas digitales, marketing digital, gestión de inventarios y soluciones de entrega, así como en la analítica de datos para entender tendencias de consumo y personalizar ofertas.

La lectura de los resultados intermedios de Falabella es un elemento clave para entender la viabilidad de las proyecciones de 2026. Si se confirma la trayectoria de mejora en el EBITDA, que ya mostró un crecimiento de más del 50% interanual en el semestre analizado, y si la facturación mantiene un crecimiento de dos dígitos, podrían estar quedando fundamentos para sostener niveles de inversión elevados sin comprometer la liquidez o la capacidad de generación de caja de la empresa. En ese sentido, sería relevante observar métricas complementarias como la evolución del flujo de caja operativo, la generación de caja libre tras cubrir inversiones de capital y gastos de desarrollo, y la evolución de la deuda neta, así como el apalancamiento financiero. Un retorno a la rentabilidad previa a la pandemia, si se confirma, no solo sería significante desde el punto de vista financiero, sino que también podría mejorar la valoración de la compañía ante inversores y analistas, al reforzar la narrativa de recuperación y crecimiento sostenible en un entorno de mayor complejidad económica y competitiva.

En términos estratégicos, la apuesta de Falabella por una inversión significativa en 2026 podría verse como una respuesta a varias dinámicas del mercado latinoamericano. Primero, la creciente penetración de canales online y la preferencia de los consumidores por experiencias de compra que integren lo físico con lo digital obligan a los actores minoristas a optimizar sus cadenas de suministro, mejorar la disponibilidad de productos y ofrecer tiempos de entrega rápidos y fiables. Segundo, la presencia de socios locales en Perú y Colombia, como Tottus, permite a Falabella aprovechar infraestructuras ya existentes para ampliar su oferta y reducir costos de entrada en dichos mercados, lo que podría traducirse en una mayor eficiencia operativa y en una mayor velocidad para capturar demanda. Tercero, la incursión en México, con una alianza que maximiza la cobertura tanto online como offline, responde a un mercado de gran tamaño y complejidad, que ofrece oportunidades sustanciales de crecimiento si se gestionan bien las sinergias entre tiendas físicas, plataformas de comercio electrónico y la logística de distribución. Esta combinación de factores sugiere que Falabella busca no solo recuperar su ritmo de inversión anterior a la pandemia, sino también adaptar su modelo de negocio a un entorno en el que la digitalización, la eficiencia operativa y la diversificación geográfica son ventajas competitivas claves.

A nivel operativo, la implementación de un plan de inversión de 800 millones de dólares en 2026 requerirá una gestión rigurosa de prioridades. 

Es probable que la empresa priorice iniciativas en tres áreas: 

1) fortalecimiento de la plataforma de comercio electrónico y de la experiencia de usuario, con inversiones en tecnología, capacidades de análisis de datos, seguridad cibernética, y logística de última milla para reducir tiempos de entrega y mejorar la tasa de satisfacción del cliente; 

2) optimización de la red de tiendas y la cadena de suministro, que podría incluir mejoras en la gestión de inventarios, automatización de procesos, y reducción de costos logísticos mediante la consolidación de centros de distribución y la mejora de rutas de entrega; y 

3) expansión de alianzas estratégicas con socios locales para ampliar la presencia de marca y la oferta de productos, a la vez que se mantiene la coherencia entre el canal online y las tiendas físicas para ofrecer una experiencia omnicanal consistente. En este marco, la gestión del capital humano y la capacidad de retener talento en áreas tecnológicas y de operaciones serán factores críticos para traducir la inversión en resultados tangibles. Además, la gobernanza corporativa y la alineación entre la estrategia corporativa y las unidades de negocio necesitarán mantener un enfoque disciplinado en el control de costos, la gestión de riesgos y la transparencia en la comunicación de resultados y proyecciones a los mercados.

Desde una perspectiva de sostenibilidad y responsabilidad social, la decisión de invertir en una nueva fase de expansión y digitalización puede verse también a través del lente de impacto económico regional. El fortalecimiento de la red de distribución y la mejora de la experiencia de compra podrían generar beneficios en forma de empleo y oportunidades de desarrollo en los mercados donde Falabella opera, especialmente en Chile, Colombia, Perú y México. 

Asimismo, las inversiones en tecnología y logística pueden impulsar la eficiencia energética de operaciones, la optimización de rutas de entrega y la reducción de desperdicios mediante una mejor gestión de inventarios. Aunque la noticia no detalla explícitamente metas de sostenibilidad, la dirección de Falabella podría incorporar indicadores ambientales y sociales en su plan de inversión para garantizar que el crecimiento de ingresos no comprometa la responsabilidad corporativa. En un entorno de inversores que cada vez valoran más las métricas vinculadas a la sostenibilidad, la capacidad de Falabella para equilibrar crecimiento, rentabilidad y responsabilidad podría ser un diferencial competitivo en su percepción de valor a medio y largo plazo.

No obstante, conviene mantener una mirada crítica sobre las proyecciones anunciadas. Un retorno a los niveles de inversión prepandemia para 2026 no garantiza de manera automática un resultado exitoso si la demanda prevista no se materializa con la suficiencia necesaria o si se presentan interrupciones imprevistas en la cadena de suministro, pérdidas de clientes frente a competidores que una mayor digitalización podría intensificar, o costos operativos que superen las estimaciones. En este sentido, la ejecutoria de Falabella deberá demostrar capacidad para traducir la mayor inversión en crecimiento de ventas y mejora de márgenes, apoyada por una gestión de riesgos que mitigue efectos adversos de volatilidad cambiaria, tasas de interés y condiciones macroeconómicas específicas de cada país donde opera. En mercados como México, por ejemplo, la combinación de un gran tamaño demográfico y una competencia feroz puede generar una dinámica en la que la elasticidad de la demanda a precios y promociones se vea afectada por factores macroeconómicos como inflación, tipo de cambio y poder adquisitivo de los consumidores. En Chile, la necesidad de sostener la lealtad de clientes ante un entorno de competidores que también fortalecen su oferta omnicanal añade presión para que Falabella no solo mantenga la inversión sino que demuestre resultados consistentes a través del tiempo.

El marco comparativo también ofrece lecciones relevantes. Otros grandes grupos minoristas que atravesaron procesos de transformación tras la pandemia han escogido rutas parecidas, priorizando la inversión en plataformas digitales, cadenas de suministro y tecnología para sostener o ampliar el crecimiento. En ese sentido, Falabella parece alinearse con una tendencia más amplia en la región hacia una mayor digitalización del comercio minorista y una mayor integración entre tiendas físicas y canales en línea. Esta convergencia entre offline y online no solo responde a la demanda de los consumidores por experiencias de compra más fluidas, sino que también representa una estrategia para moderar la dependencia de una sola vía de ingresos y para gestionar mejor la estacionalidad de ventas. La proxímidad de 2026 como horizonte para recuperar inversiones pre pandemia sugiere que la firma está construyendo una narrativa de resiliencia y renovación que podría influir en la percepción de valor por parte de inversionistas y analistas, siempre que las métricas operativas acompañen la promesa de crecimiento y la ejecución de proyectos estratégicos se traduzca en resultados sostenibles.

En síntesis, la noticia de Falabella recuperando para 2026 el nivel de inversión prepandemia y situando el monto en 800 millones de dólares se comprende mejor si se la interpreta como un punto de inflexión hacia una era más centrada en el canal digital, en alianzas estratégicas con socios locales y en una expansión geográfica que incluye México. Este movimiento, acompañado por la mejora de indicadores operativos en el primer semestre del año analizado y por una trayectoria de recuperación de la rentabilidad, sugiere que Falabella ha encontrado una ruta para volver a la senda de crecimiento tras un periodo de ajustes y pérdidas. 

Si la estrategia de inversión se acompaña de una gestión disciplinada de costos, de una ejecución eficaz de proyectos tecnológicos y logísticos y de una supervisión adecuada de riesgos macroeconómicos y de competencia, podría sostenerse la expectativa de que la inversión de 800 millones de dólares en 2026 no sea un mero retorno a cifras históricas, sino un impulso para la creación de valor sostenible a medio plazo. 

En última instancia, la clave estará en la capacidad de Falabella para convertir esas capitalizaciones en ventas crecientes, en márgenes más sólidos y en una posición competitiva que le permita capitalizar las oportunidades de los mercados en los que opera, manteniendo al mismo tiempo un equilibrio entre crecimiento, rentabilidad y responsabilidad social.

Esta nota habla de: