Fernando Lallana Moreno: "Todos somos un poco emprendedores, el desafío es descubrirlo"
La crisis, la transformación del mundo laboral y el avance de nuevos modelos productivos obligan a repensar qué significa emprender en el siglo XXI.
Durante años, el relato dominante sobre el emprendimiento estuvo asociado a la juventud, a la velocidad y a la innovación tecnológica.
Sin embargo, los cambios demográficos, económicos y culturales están obligando a repensar ese paradigma. Hoy, la experiencia vuelve a ocupar un lugar central. Y en ese escenario, el emprendedor senior deja de ser una excepción para convertirse en protagonista.
Desde Madrid, en una entrevista con EntornoPyme por RadioPost FM 92.1, el consultor, docente y escritor Fernando Lallana Moreno propuso una reflexión profunda sobre el mundo del trabajo, el impacto de las crisis, la educación y el enorme potencial que representan las personas mayores de 50 años para el presente y el futuro del ecosistema emprendedor.
Emprender más allá de la empresa
Para Lallana, emprender no es sinónimo exclusivo de crear una empresa. Es, ante todo, una actitud frente a la vida. Una forma de asumir riesgos, fijar objetivos y comprometerse con un propósito.
Su propia trayectoria profesional -que combina economía, derecho, diseño, docencia y consultoría- le permitió desarrollar una mirada transversal del emprendimiento. Una mirada que pone el foco menos en la idea y más en la persona que la impulsa.
"Lo que me interesa es el protagonista del emprendimiento", sostiene. Porque detrás de cada proyecto hay una historia personal, un recorrido vital, una suma de aprendizajes y fracasos que influyen tanto o más que cualquier plan de negocios.
La crisis que cambió las reglas del juego
La conversación con EntornoPyme no esquiva uno de los momentos más determinantes de las últimas décadas: la crisis global de 2007-2008. Para Lallana, ese período no solo derrumbó empresas y empleos, sino también certezas profundamente arraigadas.
A partir de entonces, el mundo laboral comenzó a transformarse aceleradamente. Las estructuras rígidas dieron paso a organizaciones más flexibles, los contratos indefinidos dejaron de ser la norma y el trabajo por proyectos se convirtió en una constante.
En ese nuevo escenario, pensar la vida profesional como una línea recta resulta cada vez menos realista. La capacidad de reinventarse, aprender y adaptarse se vuelve una condición indispensable para mantenerse activo.
El costo oculto de emprender
Uno de los aportes más valiosos de Lallana es su crítica a la romantización del emprendimiento. En su libro Emprendedores en el Infierno, pone sobre la mesa un tema incómodo pero necesario: el fracaso.
Lejos del discurso motivacional vacío, propone hablar de errores, caídas y decisiones equivocadas como parte inevitable del camino emprendedor. No para desalentar, sino para construir expectativas más honestas y sostenibles.
Emprender, advierte, implica un costo emocional y personal que muchas veces no se menciona. Reconocerlo es el primer paso para tomar decisiones más conscientes.
Cuando la edad se convierte en un activo
El eje central de la entrevista gira en torno al emprendimiento senior. A partir de su libro Abuelos: nunca es tarde para emprender y de su rol como director de los Premios +50 Emprende, Lallana trabaja activamente para visibilizar el talento de las personas mayores de 50 años.
La realidad es contundente: millones de personas quedan fuera del mercado laboral a partir de cierta edad, pese a contar con décadas de experiencia, conocimiento y redes profesionales. Frente a esa exclusión, el emprendimiento aparece como una alternativa concreta para seguir activos y aportar valor.
Los datos refuerzan esta idea. La edad media para emprender ya supera los 40 años y los proyectos liderados por personas senior muestran mayores tasas de supervivencia y éxito. No se trata de una disputa generacional, sino de reconocer que la experiencia importa.
Economía silver: un presente que crece
El envejecimiento de la población y el aumento de la esperanza de vida están dando lugar a nuevos mercados. La llamada economía silver ya no es una tendencia futura, sino una realidad en expansión.
Servicios, productos y soluciones pensadas para personas mayores comienzan a multiplicarse, y en muchos casos son los propios seniors quienes mejor comprenden esas necesidades. Para Lallana, este fenómeno abre oportunidades únicas de emprendimiento con impacto social y económico.
Educar para un mundo distinto
Otro de los puntos clave de la entrevista es la educación. Según Lallana, el sistema educativo todavía arrastra una lógica que prepara a los jóvenes para insertarse en empresas estables que, en muchos casos, ya no existen.
Hoy, sostiene, es necesario enseñar que el trabajo será más flexible, más dinámico y menos previsible. Que emprender no es un plan B, sino una posibilidad real a lo largo de toda la vida.
En ese contexto, habilidades como la comunicación, el liderazgo, la negociación, la creatividad y la innovación se vuelven centrales. No solo para emprender, sino para sobrevivir profesionalmente en un mundo en constante cambio.
Políticas públicas y visibilización
Si bien reconoce avances, Lallana señala que las políticas públicas suelen ir detrás de la realidad social. Destaca el rol de organismos internacionales y universidades en el impulso de programas vinculados al emprendimiento senior, especialmente en América Latina.
Mantener activas a las personas mayores no solo fortalece el sistema productivo, sino que genera beneficios sociales amplios: mejora la sostenibilidad de los sistemas de pensiones, reduce costos en salud y favorece la integración social.
El valor del legado
Antes de despedirse, Lallana deja una reflexión final que resume su mirada: una de las grandes fortalezas del emprendedor senior es la conciencia del legado.
Las personas con más experiencia suelen buscar proyectos con sentido, conectados con necesidades reales del mercado y con impacto en la sociedad. Esa madurez reduce la improvisación y aumenta las posibilidades de construir iniciativas sostenibles.
"Nunca es tarde para emprender", afirma. Porque el talento no caduca y la experiencia, bien utilizada, puede ser la mejor aliada para empezar de nuevo.