Importaciones en alza: qué bienes impulsaron el giro de 2025 y el escenario que se abre para 2026

La apertura comercial reconfiguró el mapa importador argentino: crecieron con fuerza los bienes de consumo, los autos y las compras vía courier, mientras la relación con la producción local sigue en debate.

A lo largo de 2025, las importaciones argentinas mostraron una transformación profunda, tanto por su velocidad de crecimiento como por el tipo de bienes que ingresaron al país. El abandono del esquema de fuertes restricciones comerciales dio paso a un patrón más abierto, con mayor presencia de productos finales, vehículos y bienes de consumo, en paralelo a una normalización de reglas cambiarias y comerciales. 

Los números reflejan ese cambio. De acuerdo con un informe de la consultora Abeceb, las importaciones de bienes sumaron USD 70.235 millones en el acumulado a noviembre, lo que implicó un aumento interanual del 27% y representó el segundo registro más elevado desde 2022. El repunte estuvo asociado a la corrección de precios relativos, la unificación y liberalización gradual del mercado cambiario, el ajuste fiscal y la eliminación de trabas cuantitativas como las SIRA, los cupos y las autorizaciones discrecionales. 

El informe señala que la aceleración del flujo importador también respondió a la recomposición de stocks, la reapertura del financiamiento comercial y la normalización de cadenas productivas que habían operado durante años por debajo de niveles eficientes. En ese proceso, se observó un desacople transitorio entre importaciones y producción local, típico de etapas de normalización tras períodos prolongados de distorsiones. 

Un cambio en la canasta importada 

Uno de los rasgos más destacados de 2025 fue la modificación en la composición de las importaciones según su uso económico. Mientras los bienes intermedios crecieron 6,2% interanual y las piezas y accesorios para bienes de capital avanzaron 17,4%, los rubros vinculados a bienes finales mostraron subas muy superiores. Las importaciones de bienes de capital aumentaron 55,6%, las de bienes de consumo treparon 58,3%, y las de vehículos automotores de pasajeros se dispararon 109,3% en valor, más que duplicándose respecto del año anterior. En términos de participación, los bienes intermedios explicaron el 32,2% del total importado, seguidos por piezas y accesorios para bienes de capital (20,2%), bienes de capital (19,7%) y bienes de consumo (14,9%). Los vehículos representaron el 7,4%, mientras que combustibles y lubricantes aportaron el 4,4%, con una caída interanual del 18,6%. 

El resto de los usos económicos concentró el 1,2%, aunque con una suba interanual significativa. 

Autos, el gran impulsor 

Dentro del nuevo esquema, el sector automotor fue uno de los principales motores del salto importador. Medidas en unidades, las importaciones de autos crecieron 120% hasta noviembre, alcanzando el nivel más alto desde 2018, aunque aún 30% por debajo del máximo histórico de ese año. Desde septiembre, el ritmo se aceleró con el ingreso de vehículos bajo el cupo de arancel 0% para híbridos y eléctricos, lo que amplió la oferta y empujó los volúmenes. Brasil se mantuvo como principal origen, con una participación del 76%, aunque perdió terreno frente a China y México, que ganaron espacio de manera sostenida. 

La mayor apertura se tradujo también en una oferta más diversa: la cantidad de modelos disponibles aumentó 22% frente a 2024. Este crecimiento convivió con una industria local marcada por elevados niveles de capacidad ociosa. 

Mientras las importaciones avanzaron 33,1% interanual en volumen a noviembre, la actividad industrial creció apenas 3,1% a octubre y se mantuvo por debajo de los registros de 2023. En este contexto, las proyecciones ubicaron la relación importaciones/PIB de 2025 en niveles similares o incluso superiores a los de 2018 (16,3%).


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