La situación de las jubilaciones no será fácil de solucionar sin realismo
El crecimiento de la longevidad pone en crisis a los sistemas jubilatorios y obliga a buscar fórmulas mixtas para asegurar prestaciones que permitan vivir dignamente en la vejez. Escribe Rodolfo Cavagnaro.
La situación de las jubilaciones en Argentina sigue siendo un problema tanto para los gobiernos como para los que deben percibir las retribuciones. Más de la mitad de los beneficiarios perciben la jubilación mínima. Además, más de los 65% de los jubilados perciben su beneficio merced a una moratoria, por la cual compensaron la falta de años de aportes.
Pero este tema en Argentina obedece a dos causas fundamentales: el envejecimiento de la población por menor tasa de natalidad y mayor tasa de longevidad, con un estiramiento de la expectativa de vida, por una parte, y la informalidad laboral de los últimos 30 años que hace que una gran cantidad de la población llegue a la edad jubilatoria sin cómputos de aportes. Ya se terminó la moratoria y la única alternativa es la PUAN (Pensión Universal del Adulto Mayor).
El tema jubilatorio es un problema en todo el mundo donde los esquemas jubilatorios han colapsado por problemas similares a los que vemos en la Argentina. Por un lado, el tema de la edad, que ya generó problemas en varios países que decidieron subir la edad jubilatoria, pero, además, aumentaron la exigencia de años de aportes, que ya en varios países se fijó en 40 años.
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Pero, además, varios tienen problemas ya que, por cuestiones políticas, se decidieron por sistemas estatales de reparto, pero con un pecado original, porque intentan resguardar un porcentaje respecto de los trabajadores en actividad. Y esto es un error. Si el sistema es de reparto, el haber jubilatorio debe surgir de sumar todos los aportes y dividirlos por la cantidad de beneficiarios. Es decir, todos cobran lo mismo. Esa es la esencia del sistema de reparto porque es solidario.
Los problemas europeos
Hace pocos días fue noticia la decisión aprobada por el Parlamento de Dinamarca que elevó la edad jubilatoria a 70 años para 2040. No obstante, este país ya tenía un sistema que escalaba la edad de retiro en función de la expectativa de vida. Así, la edad fue creciendo y hoy es de 67 años, pero crecerá a los 68 años en 2030 y a 69 en 2035. Hay informes del FMI aconsejando estas medidas y tiene una afirmación contundente: "Una persona de 70 años en 2022 tenía la misma capacidad cognitiva que una de 53 años en 2000", dice el reporte, elaborado a partir de estadísticas suministradas por 41 países.
Lógicamente, hay muchas quejas en las distintas poblaciones que sueñan con un retiro para poder disfrutar, pero, los países, aquejados por gruesos déficits, siguen aumentando las edades jubilatorias. Grecia fue el pionero, pero también Italia, España, Países Bajos, Alemania y Reino Unido, mientras que Francia aumentó de 62 a 64 años en medio fuertes protestas populares.
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El tema más complejo es el de la antigüedad requerida para obtener el beneficio. En el caso de Dinamarca ya existe la exigencia de 40 años de aportes y esto marca una diferencia muy importante. En Alemania, calculan que desde 2035 se jubilarán 1 millón de trabajadores anuales por lo que estiman necesario aumentar la edad a los 70 años.
El caso de Noruega
A partir del 1 de enero de 2011 se implementó una reforma integral que, además, incluyó normas que impactan en las reglas de las leyes laborales. La más importante es que se elimina la obligación de que las em presas hagan un aporte para el fondo jubilatorio. Los mentores de la reforma sostienen que el fondo jubilatorio debe ser solventado por quienes se van a jubilar y, por eso, aumentó el aporte personal del trabajador de 12% al 18,1%
Pero la reforma se basa en tres patas. 1) un sistema de reparto administrado por el Estado, que asegura una jubilación mínima. 2) Los planes de pensiones de las empresas y 3) Los planes de pensiones individuales de los trabajadores. En este caso, el sistema prevé el compromiso de las empresas y si bien le saca la obligatoriedad de los aportes, tiene programa se incentivos fiscales para que generen planes de pensión para sus empleados.
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Los empleados, a su vez, reciben instrucciones e incentivos para que hagan sus propios ahorros adicionales para aumentar sus fondos de pensión y tiene, también, beneficios impositivos. Pero hay un detalle. La edad de retiro normal es a los 67 años, pero pueden retirarse a partir de los 62 años, por cualquier causa, pero cobraría un beneficio proporcional a los aportes realizados. El sistema prevé estímulos para que los trabajadores que quieran puedan trabajar hasta los 75 años.
La situación en Argentina
La situación en nuestro país no dista de ser diferente de los casos europeos, aunque con el agravante de la gran cantidad de trabajadores en la informalidad. Esta situación se generó por la proliferación de impuestos al trabajo, pero, también, por la abundancia de planes sociales a partir de 2001 que fomentaron que las personas buscaran los planes y luego ofrecieran trabajar en negro para no perder el beneficio. Además, las leyes proyectivas dictadas durante el gobierno kirchnerista hizo que el negocio de los juicios laborales desalentara a los empleadores a aumentar sus dotaciones.
Por esta razón es que hoy se calcula que hay 7 millones de trabajadores informales que no aportan y eso se siente en la recaudación. Y esta falencia de recursos se siente en el presupuesto público y esa es la causa de las magras jubilaciones. Si bien hay fallos que establecen que la prestación sería equivalente al 60/65% del haber promedio, la realidad es muy lejana. Como dijimos, un 50% cobra la jubilación mínima
El gobierno de Javier Milei ha encargado a un grupo de profesionales una reforma integral del sistema jubilatorio que prevería un aumento de la edad jubilatoria en una escala por tramos para llegar a los 70 años. Si bien o hay datos, habría una exigencia de mayor cantidad de años de aporte, que podría llegar a los 40 años, equiparando las edades de retiro para hombres y mujeres.
De la misma manera se busca una forma de que aumenten los recursos, pero eso será imposible si la reforma no va de la mano de la reforma laboral y se eliminan, los impuestos al trabajo. La reforma contemplaría que hay personas que no han hecho aportes y se podría prever que estas personas se jubilen con 20 años de aporte y perciban una prestación proporcional, con un mínimo equivalente a la PUAN.
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Lo real es que la reforma debería ser realista, sin politizarla y tomar los elementos técnicos necesarios para para generar un sistema que tenga flexibilidad para adaptarse a los tiempos que vendrán. El problema es nadie sabe cómo terminará esto porque no se pueden estirar las edades de jubilación mucho más ni privar a las personas del derecho a descansar después de una vida de trabajo, sunque es probable que el sistema siga siendo deficitario. Por esa razón es que sería aconsejable abrir la puerta para que, el que lo decida, contrate un sistema privado que le asegure una renta jubilatoria adicional.