Mi ex y los motores del TN
El gran evento automovilísitco que moviliza a toda Mendoza y el país hacia San Martín.
El Turismo Nacional es la categoría de autos de calle, la más cercana a cualquier hijo o hija del vecino, y por eso, es el lugar sagrado donde el marido, amante, hermano argentino se transforma en el hincha más puro, el corredor frustrado y el comentarista más implacable. Cuando estuve casada, estuve con un marido así, loco por las carreras, junto a sus hermanos, padre, madre, tíos, primos, amigos e hijos de los amigos, cuando nunca en mi familia había sido ni siquiera la posibilidad de verlo en la casa por TV. Entonces me decía, qué poco que iba a durar este matrimonio, y así fue.
El se pegaba al televisor desde los entrenamientos, declarando el living zona de exclusión, pero la emoción que corría más que los mismos autos, era la sonrisa que después pisaba a fondo para terminar el domingo de un excelente humor, claro si ganaba Traverso o Di Palma. Otro tema era la ropa de dominguera que se reemplazaba por la camiseta del piloto preferido o el buzo con el que ganó cinco años atrás. Su herramienta principal de trabajo ese día: el control remoto. Lo importante era saber si venían los amigos a la casa y ahí sí se transformaba en un día glorioso, porque venían las esposas (las amigas) y podíamos hacer rancho aparte, mate aparte y no ser parte del rugido de motores, de las cátedras de automovilismo, tratando ellos, que nosotras entendiéramos, competir en TN era parte de una gran estrategia, como si fuera un partido de ajedrez pero a 200 km/h, una justificación emocional pura.
También había domingos donde los que se iban a la pista eran ellos, a San Juan, Córdoba, con comportamientos extraños de pasiones que se encontraban, entre el equipamiento sagrado, una especie de kit de supervivencia, incluyendo termo, mate, vinito y un asadito a medio cocinar y los walkie-talkies que no funcionaban o un auricular de radio para escuchar la transmisión oficial, aunque estuvieran a diez metros de los autos. Nosotras felices, pero no tanto, al fin y al cabo, los extrañábamos, y para que no sucediera eso, quedaba Juan que tenía 4 años más o menos y cada una hora había que ponerle las propagandas de Fiat y Peugeot una y otra vez, nada más para que nos dejara hablar. Ya estaba adiestrado el chiquitín.
Hoy, pasado unos cuántos años, después de toda la elegancia que vi en un par de videos que me facilitó el director de turismo de San Martín Jorge Corrales, pienso qué diferente hubiera sido todo tal vez. Hoy mujeres y hombres disfrutan por igual, me animo a decir, niños, niñas, van prendiendo los motores de las emociones que provoca el TN que vuelve después de mucho tiempo que no venía al este.
Los fanáticos maridos, son la columna vertebral de lo emocionante en las distintas categorías, los jóvenes ya no son espectadores y las mujeres mucho menos. En la actualidad es el abrazo perfecto entre la pasión histórica y la tecnología de punta. Es la única categoría que te permite ver el mismo auto que usás para ir al trabajo compitiendo con la precisión de un bisturí a máxima velocidad, pasamos todos de un fin de semana normal a una epopeya de ruidos, velocidad y empanaditas al horno y asaditos alrededor del autódromo.
El TN realmente es una fiesta popular y familiar. En fin, todo cambia.